La lamentabe situaci¨®n de la Comunidad Economica Europea
Ante la crisis que padece la Comunidad Econ¨®mica Europea, y sobre todo ante su estancamiento en el proceso de unidad pol¨ªtica, el autor -que public¨® este mismo art¨ªculo en la revista Egmagazin- se?ala las reformas m¨¢s urgentes, institucionales y presupuestarias, as¨ª como la necesidad de un cambio de actitud entre todos los electores ante la pr¨®xima convocatoria para elegir el Parlamento Europeo.
La Comunidad Europea ofrece, veinticinco a?os despu¨¦s de su fundaci¨®n, una, imagen lamentable. Mientras la significaci¨®n de Europa en el rotundo ha aumentado y tambi¨¦n la exigencia de sus ciudadanos hacia una configuraci¨®n m¨¢s clara que represente conscientemente la identidad europea, aquella hunde en cotidianas discusiones sobre porcentajes y cuotas la dimensi¨®n hist¨®rica del proceso de unificaci¨®n. La reca¨ªda de una situaci¨®n de particularismos en que cada Estado ve¨ªa a su vecino como un opositor, no puede desgraciadamente excluirse.Los errores y omisiones en el desarrollo de la pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n se halla en la acentuada falta de medios y posibilidades en el terreno de la econom¨ªa y de la pol¨ªtica regional y social. Una potencia social y econ¨®mica como la nuestra, no ejerce una fuerte influencia sobre la econom¨ªa mundial en crisis.
No hay que sorprenderse, pues, de que los antiguos entusiasmos de la opini¨®n p¨²blica europea sobre los esfuerzos de unificaci¨®n hayan disminuido y en parte provocado cierto cansancio y aburrimiento. Las elecciones directas al Parlamento Europeo en 1979, en que nacieron esperanzas de un ulterior desarrollo democr¨¢tico de la Comunidad, pusieron ya de manifiesto la resistencia de los Gobiernos a cualquier extensi¨®n de los derechos comunitarios, actitud que, sin duda, vino a vigorizar la opini¨®n de aquellos que hablaban de una direcci¨®n equivocada de los electores europeos.
Los procesos de paralizaci¨®n de la Comunidad podr¨¢n ser superados cuando, en conexi¨®n con los letrados de Roma, se logre unir el fortalecimiento constitucional y su desarrollo con la superaci¨®n de la pobreza de contenido de la comisi¨®n pol¨ªtica europea. Es decir, ser¨¢ menos un problema de dinero que de voluntad pol¨ªtica lo que puede contener el proceso de destrucci¨®n de la Comunidad.
Y para mejorar la capacidad de decisi¨®n de las instituciones de las Comisiones Europeas y ampliar la legitimidad de las decisiones comunes, el Consejo de Ministros debe volver al principio del voto mayoritario como procedimiento normal. El ya socorrido llamamiento a los brutales intereses de un pa¨ªs para evitar la adopci¨®n de una decisi¨®n en com¨²n debe ser v¨¢lida solamente en casos excepcionales.
Limitar el poder del Consejo de Ministros
Por otra parte, contin¨²a la prepotencia del Consejo de Ministros, aunque no est¨¦ prevista en el Tratado. El camino, pues, debe ser limitar este poder y a la vez ampliar los derechos presupuestarios del Parlamento Europeo. En este aspecto, le corresponde tambi¨¦n un derecho de cooperaci¨®n en el establecimiento de las Comisiones Europeas y sus presidentes, as¨ª como de participaci¨®n en las decisiones que modifiquen el Tratado nuevos ingresos en la Comunidad acuerdos con terceros pa¨ªses, y regulaciones jur¨ªdicas internas.
El objetivo del perfeccionamiento institucional debe -contando tambi¨¦n con la inminente ampliaci¨®n de la Comunidad a Espa?a y Portugal- tener como base la retrasada reforma de la pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n y un cambio del presupuesto de las Comisiones Europeas para aligerar y favorece las otras pol¨ªticas comunitarias Esta pol¨ªtica debe, en particular, perseguir el desarrollo de una estrategia energ¨¦tica industrial, que tenga en cuenta los casi diez millones de parados y las necesidades de ocupaci¨®n, y que oriente la estructura pol¨ªtica regional para la creaci¨®n de un fondo social como un instrumento para luchar contra el paro y sobre todo para que pueda contribuir a ayudar a los j¨®venes mediante una fuerte remodelaci¨®n del medio ambiente, protecci¨®n de la salud de los consumidores a un nivel elevado y, m¨¢s all¨¢ de las estrictas leyes nacionales, un aumento de los medios con fines de desarrollo y cooperaci¨®n, as¨ª como fuertes medidas para combatir el hambre en el mundo.
Grav¨¢menes y ventajas de los presupuestos de las comisiones deben establecerse en una equilibrada proporci¨®n con las realizaciones y capacidades econ¨®micas de los Estados miembros y de sus ciudadanos. El ¨¦xito de los cambios en la reforma de la pol¨ªtica liberal y en la restructuraci¨®n del presupuesto de la Comunidad ser¨ªa un buen punto de partida para que ulteriores desarrollos lograsen la uni¨®n econ¨®mica monetaria y social.
De esto resultar¨ªa tambi¨¦n una base para iniciar pasos positivos de colaboraci¨®n en la pol¨ªtica exterior de los Estados de la Comunidad Europea y pueda llegarse a una uni¨®n pol¨ªtica europea.
Los partidos que profesan el credo europe¨ªsta, deben en el plazo de los dos a?os que quedan para las pr¨®ximas elecciones del Parlamento Europeo, defender p¨²blicamente los siguientes puntos: el afianzamiento de la paz, el bienestar material y la seguridad social de los ciudadanos europeos. Pero todo esto vale solamente para una Comunidad Europea que sea capaz de superar su lamentable situaci¨®n actual. "Un voto, contra Europa", como se desprender¨ªa de una participaci¨®n m¨ªnima en las elecciones europeas - de 1984, significar¨ªa contradecir los intereses econ¨®micos y la pol¨ªtica exterior de la Rep¨²blica Federal de Alemania.
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