Cuando el portugu¨¦s penetra en Espa?a
En el camino recorrido para hacer realidad lo que la Constituci¨®n califica como Estado de las autonom¨ªas, la lengua propia, de cada nacionalidad y/o regi¨®n ha sido -y contin¨²a siendo- una de las principales batallas por la recuperaci¨®n o revitalizaci¨®n de la propia identidad. Una lengua propia no es condici¨®n necesaria ni suficiente para el nacimiento o pervivencia de una naci¨®n. Pero existe un aspecto en el que la lengua propia s¨ª sirve como hecho diferencial, y es cuando se erige -por derecho propio y tradicional- como veh¨ªculo de una cultura plenamente aut¨®ctona y distinta. Si se dijera que s¨®lo un 20% -o acaso menos- de todos los ciudadanos espa?oles habla y escribe correctamente el castellano -idioma oficial y com¨²n a todos ellos-, muchos lo dudar¨ªan en un primer momento.Pero vayan echando ustedes cuenta y dando un repaso a la geograria ib¨¦rica y ver¨¢n que de los 37 millones de espa?oles que ¨¦ramos en 1981, tres millones tienen como lengua materna el galilego; que el catal¨¢n, entre Catalu?a, Baleares y el Pa¨ªs Valenciano, ronda los seis millones y pico de catalanohablantes. Que Euskadi cuenta con unos 600.000 euskaldunes. Que por Asturias el bable da lugar a formas dialectales que llegan hasta Santander capital. Que el bable leon¨¦s penetra hasta C¨¢ceres. Que la fabla aragonesa hace lo propio por sus zonas pirenaicas. Y a¨²n nos queda hablar del panecho murciano, del maragato y el sanabr¨¦s de las tierras zamoranas, del cheso, del ansotano, del aran¨¦s, etc¨¦tera. Y luego, los dialectos andaluces, sin echar en olvido el cal¨® gitano y, ?por qu¨¦ no?, esa forma de comunicarse mediante silbidos que a¨²n se emplea en la isla canaria de Gomera. Y hay m¨¢s.
No; no somos distintos de otros pueblos de este a?oso solar europeo, cuya principal riqueza estriba acaso en el respeto a las minor¨ªas, a lo plural como s¨ªmbolo m¨¢ximo de la democracia. Nada nuevo bajo el sol: por ejemplo, ahora que aqu¨ª tanto se habla de la unificaci¨®n de los ocho dialectos Vascos, basta recordar que en Noruega, hace ya veintitantos a?os, se encontraron con igual problema y refundieron los distintos dialectos en una lengua denominada ny-Nosk (nuevo noruego), al igual que aqu¨ª se ha hecho con el euskarabatua (vasco unificado).
Panorama ib¨¦rico
Ci?¨¦ndonos al panorama ib¨¦rico, nos encontramos ante un hecho: y es el de los difusos l¨ªmites o fronteras ling¨¹¨ªsticas o idiom¨¢ticas. De tal forma que el portugu¨¦s se filtra, a trav¨¦s de la frontera de 1.231 kil¨®metros que tenemos con Portugal, por muy diversos y lejanos puntos: desde donde el r¨ªo Mi?o es frontera, hasta la Olivenza pacense; que la raya del eusquera -que ha venido retrocediendo y concentr¨¢ndose a?o tras a?o desde hace siglos- est¨¢ reconquistando ya terrenos por la llanada alavesa y de Pamplona hacia la Ribera. El panorama se nos presenta, si cabe, m¨¢s problem¨¢tico en todo lo que es la divisoria entre Catalu?a y Arag¨®n y -sobre todo- alcanza la mayor complejidad en tierras valencianas, donde dentro de sus propias tierras hay catalanohablantes, castellanohablantes y aquellos que hablan panoco (el idioma de la huerta murciana, que penetra hasta Orihuela); Catalu?a y Arag¨®n se disputan -ling¨¹¨ªsticamente- tres zonas muy significadas: la Litera o Llitera, el bajo Ebro por la zona de Mequinenza, etc¨¦tera, y, m¨¢s al sur -Ya en tierras turolenses-, la comarca que habla el chapurreau, forma dialectal catalana, con elementos churros aragoneses. M¨¢s se complica la cuesti¨®n al tener presente que el catal¨¢n se habla en una amplia extensi¨®n de Francia, y el eusquera, en los tres peque?os departamentos vasco-franceses de Laburdi, baja Navarra y Zuberoa.Nos perder¨ªamos en este cap¨ªtulo de presentaci¨®n si entrar¨¢mos ya a detallar 1as islas" ling¨¹¨ªsticas habladas por peque?as comunidades, como las de los distintos valles aragoneses y catalanes, o lo que resta de los bables astur y leon¨¦s, de sus diferencias y subdialectos de los mismos, como el habla de los vaqueiros de alzada asturleoneses, de los maragatos zamoranos, de los tambi¨¦n zamoranos sanabreses. Y as¨ª, un largo rosario.
La Lusitania interior
Quien haya recorrido la raya de Portugal a lo largo de los 1.231 kil¨®metros de frontera com¨²n con Espa?a ha podido constatar que el portugu¨¦s penetra por muy distintos puntos en peque?os pueblos y perdidas aldeas de toda nuestra frontera del corcho, desde el Mi?o, r¨ªo que bautiza a los ribere?os de uno y otro lado con el nombre de mi?otos, hasta las propias tierras de Badajoz, por la comarca de Olivenza. S¨®lo Huelva se "salva" de la penetraci¨®n lusitana. Se habla portugu¨¦s en buena parte de los pueblos lim¨ªtrofes de Orense y Zamora con Portugal. En Orense es c¨¦lebre el caso de os nenos da Cela, los ni?os de la comarca de Padrenda, que toda su vida (hasta el pasado curso escolar) han estudiado en la escola p¨²blica portuguesa del vecino pueblo lusitano de Adadela. Y a¨²n es posible que hoy alg¨²n ni?o de las aldeas de La Pela y Azoreira (que carecen de carretera) sigan yendo a estudiar a Adadela. Toda esta perdida comarca ha hablado de siempre portugu¨¦s y no gallego. Lo curioso del caso es que, claro es, los ni?os que estudiaban en Adadela lo hac¨ªan en libros portugueses, que les ense?aban la geograf¨ªa, la historia, la literatura, etc¨¦tera, del pa¨ªs vecino y nada de lo que pasaba en Galicia o en Espa?a. Es m¨¢s: a¨²n hoy, en el centro escolar creado en Espa?a, los ni?os son ense?ados en castellano -ni tan siquiera en gallego-, con lo que se producen m¨¢s que graves deficiencias y retrasos.Son igualmente notorios los casos de los pueblos zamoranos (*) de Hermisende y La Tejera, as¨ª como en gran parte de los peque?os n¨²cleos fronterizos de la provincia de Salamanca y aun de C¨¢ceres. Sobre todo, por la parte de La Fregeneda, que en su d¨ªa fue puerto donde se iniciaba la navegabilidad del Duero (cuesti¨®n que ahora mismo est¨¢ en litigio, ya que el Duero ser¨¢, navegable en Portugal dentro de dos a?os, mientras Espa?a no tiene inter¨¦s en el tema).
Las muchachas de Olivenza
El caso de Olivenza poco o nada tiene que ver con los anteriores. Olivenza est¨¢ situada al sur de Badajoz capital, y el municipio comprende varios pueblos -am¨¦n de Olivenza-, con una extensi¨®n de unos ochocientos kil¨®metros cuadrados y una poblaci¨®n, pese a la fuerte emigraci¨®n, cercana en nuestros d¨ªas a los 10.000 habitantes. Olivenza es tan s¨®lo espa?ola desde que la conquistara Godoy, en 1801, en la denominada guerra de las naranjas. Todos sus monumentos art¨ªsticos (puertas de entrada a la ciudad otrora amurallada, iglesias, edificios oficiales, etc¨¦tera) son de arte manuelino. Un estilo arquitect¨®nico aut¨®ctono de Portugal y que s¨®lo en tierras portuguesas se desarroll¨® (como el plateresco es s¨®lo espa?ol y no cre¨® escuela en otros pa¨ªses). La azulejer¨ªa t¨ªpica lusitana -firmada por artistas portugueses- adorna iglesias y capillas y hasta su folklore popular -el corridi?o, al que se ha castellanizado al cambiar la nh portuguesa por la e?e- es id¨¦ntico a la m¨²sica portuguesa de El Algarve y en nada se asemeja a la m¨²sica extreme?a. Uno de sus m¨¢s afamados corridi?os dice as¨ª: "Las muchachas de Olivenza / no son como las dem¨¢s. / ?Por qu¨¦?/ Porque son hijas de Espa?a/ y nietas de Portugal".Pese a la represi¨®n cultural llev¨¢da a cabo por el anterior r¨¦gimen, a¨²n hoy d¨ªa todas las personas mayores de 40 o 45 a?os siguen hablando portugu¨¦s como idioma materno, aunque muchos se retraen de expresarse en portugu¨¦s en p¨²blico o ante forasteros, pues les queda el miedo en el cuerpo de ¨¦pocas anteriores, donde era obligado "hablar en cristiano".
En realidad, lo que sucede con la pervivencia del portugu¨¦s en las tierras citadas es que las tierras que domin¨® en la antig¨¹edad la Lusitania fueron m¨¢s extensas de lo que hoy es Portugal. Sus fronteras fueron retrocediendo ante el empuje, primero, leon¨¦s, y luego, castellano-leon¨¦s. Un peque?o ejemplo nos lo demostrar¨¢: junto a B¨¦jar (Salamanca) se encuentra el precioso pueblo de Candelario, la antigua Lusonia, patria chica y "cuartel general" de Viriato, aquel legendario pastor-guerrillero lusitano que tantas derrotas infligi¨® a los romanos.
Hay un ¨²nico caso en todo Portugal en que se habla un dialecto distinto del portugu¨¦s, y es en la comarca de Miranda do Douro (frente a Torregamones, Zamora). El mirand¨¦s, al parecer, puede haber sido muy influido por el bable leon¨¦s.
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