La OTAN debe recuperar su credibilidad ante la URSS
La ¨²ltima iniciativa sovi¨¦tica en relaci¨®n con las fuerzas nucleares en Europa parece indicar que los sovi¨¦tcos no est¨¢n realmente convencidos de que los 572 misiles Pershing 2 y Cruis, que ser¨ªan la contrapartida de la Organizaci¨®n del Atl¨¢ntico Norte a sus SS-20, vayan a ser instalados. Esa es la ¨²nica conclusi¨®n razonable que se puede extraer de su sugerencia, en las conversaciones de Ginebra, de que ambas partes deben aspirar para 1990 a una nueva paridad de 300 misiles cada una y de la llamada moratoria de Le¨®nidas Breznev para la "regi¨®n europea" de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.Una moratoria que dejar¨ªa en su sitio los trescientos SS-20 ya instalados y que permitir¨ªa incrementar su n¨²mero m¨¢s all¨¢ de los Urales (desde donde todav¨ªa podr¨ªan alcanzar amplias zonas de la Europa occidental; adem¨¢s, se trata de armas m¨®viles) no es una propuesta seria de limitaci¨®n de armamento, sino un nuevo paso de la "guerra psicol¨®gica" de Mosc¨² contra los planes de la Organizaci¨®n del Atl¨¢ntico Norte (OTAN).
Es evidente que Breznev considera que la opini¨®n p¨²blica occidental es muy ingenua, y a juzgar por la opini¨®n positiva de algunos socialdem¨®cratas alemanes, tiene raz¨®n. La moratoria de Le¨®nidas Breznev est¨¢ en consonancia con la propuesta sovi¨¦tica de desarme a largo plazo, que permitir¨ªa a los sovi¨¦ticos mantener, en 1990, sus 300 invulnerables y extremadamente precisos SS-20: se trata de armas disuasorias, ideales para un formidable "golpe de mano" contra los centros estrat¨¦gicos de la Alianza Atl¨¢ntica.
Por parte occidental, habr¨ªa los 150 misiles con base marina del Reino Unido y Francia (solamente v¨¢lidos como disuasorios a escala nacional) y lo que quedara de la actual fuerza nuclear t¨¢ctica de la OTAN: probablemente los 108 misiles Pershing 1 y unos cincuenta aviones. La superioridad at¨®mica sovi¨¦tica quedar¨ªa confirmada y las democracias europeas estar¨ªan m¨¢s que nunca bajo la amenaza nuclear.
Mosc¨² no cree que se instalen los misiles
?Creen realmente los sovi¨¦ticos que sus propuestas ser¨¢n tomadas en serio? No es probable. La interpretaci¨®n m¨¢s segura es que los di rigentes sovi¨¦ticos no creen que los euromisiles planeados por la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte tengan ninguna posibilidad real de ser instalados; su iniciativa. A fortalecer los movimientos antinucleares europeos, buscan el que la presencia de los misiles Pershing 2 y Cruise de la Alianza Atl¨¢ntica tenga todav¨ªa menos probabilidades. Mientras tanto, ?por qu¨¦ iban a cambiar los sovi¨¦ticos unos misiles ya existentes por unos misiles de papel?
Si esta interpretaci¨®n del comportamiento sovi¨¦tico es correcta, ?qu¨¦ puede hacer Occidente para convencer a los dirigentes del Kremlin de que les interesa negociar en serio? Tienen que ser convencidos -nada menos- para que acepten una "reducci¨®n real" de su potencial nuclear actual en Europa, abandonando la superioridad conseguida con tantos sacrificios.
?Aceptar¨¢n un error los sovi¨¦ticos?
No va a resultar sencillo forzar a los dirigentes sovi¨¦ticos a admitir que sus ¨ªmprobos esfuerzos fueron in¨²tiles y fueron fruto, por tanto, de una pol¨ªtica equivocada. Nunca dar¨¢n tal paso, a menos que Occidente les d¨¦ pruebas concretas de que est¨¢ preparado para aceptar el reto y para afrontar, llegado el caso, una nueva carrera de armamentos, pues resultar¨ªa relativamente sencillo para los dirigentes de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, incluso si los planes occidentales actuales siguen adelante, incrementar todav¨ªa m¨¢s, en un principio, su actual superioridad y con un coste limitado, que es en lo que se basa la abierta amenaza de Le¨®nidas Breznev.
Sin embargo, si se llegara a iniciar una nueva carrera de armamentos, a la larga podr¨ªa resultar insoportable para la econom¨ªa sovi¨¦tica, especialmente si se produce una reducci¨®n simult¨¢nea de los cr¨¦ditos y exportaciones tecnol¨®gicas occidentales al bloque sovi¨¦tico.
As¨ª pues, Occidente debe convencer a los dirigentes sovi¨¦ticos de que tienen que tomar en serio las intenciones occidentales de rearme.
Pero solamente los hechos inducir¨¢n a Le¨®nidas Breznev a abandonar su incredulidad actual en relaci¨®n con los planes de la Alianza Atl¨¢ntica: despu¨¦s de todo, muchos observadores occidentales capacitados est¨¢n tambi¨¦n convencidos de que es de todo punto cierto que la decisi¨®n tomada en diciembre de 1979 ser¨¢ puesta en marcha.
Hay que. dejar bien claro, y lo antes posible, que la gran alianza occidental no se encuentra en tan mala forma como mantienen la Prensa y los pol¨ªticos occidentales.
La Alianza ha de recuperar su credibilidad
La Alianza Atl¨¢ntica ha de recuperar la credibilidad si queremos que los rusos empiecen a pensar que quiz¨¢ no sean capaces, despu¨¦s de todo, de mantener la superioridad militar alcanzada en los ¨²ltimos a?os gracias a lo que el presidente franc¨¦s, FranQois Mitterrand, llama su surarmement.
Pero, a fin de recobrar la credibilidad, habr¨¢ que tomar algunas decisiones militares, que sean al mismo tiempo pol¨ªtica y econ¨®micamente rigurosas. La cohesi¨®n pol¨ªtica de la Organizaci¨®n Atl¨¢ntica tambi¨¦n tendr¨¢ que ser notablemente mejorada en un futuro pr¨®ximo.
?Quiere Occidente forzar a los rusos a negociar seriamente la limitaci¨®n de armas nucleares y convencionales? En caso afirmativo, tendr¨¢ que convencer a Breznev de que las potencias occidentales no son "tigres de papel", como parece creer en la actualidad.
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