Las cuevas prehist¨®ricas de Tito Bustillo se abren en medio del temor por su progresivo deterioro
Es uno de los yacimientos m¨¢s importantes de Europa
El pasado primero de abril qued¨® abierta al p¨²blico durante un per¨ªodo de seis meses, como ocurre desde su descubrimiento, en 1968, la cueva de Tito Bustillo, uno de los yacimientos prehist¨®ricos m¨¢s importantes del continente europeo, situado en el macizo de Ardines, del concejo de Ribadesella, en la zona oriental de Asturias. En v¨ªsperas de esta reapertura han surgido algunas cr¨ªticas veladas a las entradas artificiales realizadas y a la autorizaci¨®n de las visitas antes de haber estudiado minuciosamente las constantes del interior para aplicar las medidas capaces de garantizar su conservaci¨®n.
R. de Balb¨ªn y J.A. Moure Romanillo, catedr¨¢ticos de Prehistoria de las universidades de Santander y Valladolid, respectivamente, que han realizado excavaciones arqueol¨®gicas en la cueva de Tito Bustillo, expresaron su preocupaci¨®n en la Revista de Arqueolog¨ªa sobre la conservaci¨®n de las pinturas y grabados desde el paleol¨ªtico superior. Dicha conservaci¨®n s¨®lo se da en sectores privilegiados de algunas cuevas, gracias a unas condiciones favorables y constantes.
Desapariciones
Los profesores Balb¨ªn y Mour¨¦, que han dado a conocer en la citada revista los resultados de sus investigaciones en Tito Bustillo, consideran preciso garantizar la continuidad de las condiciones que permitieron la conservaci¨®n excepcional de sus pinturas y grabados hasta nuestros d¨ªas.Ambos est¨¢n convencidos de que en todas las cuevas decoradas hab¨ªa muchas m¨¢s pinturas y grabados, y que hab¨ªa tambi¨¦n muchas m¨¢s cuevas con arte rupestre, cuyas manifestaciones han desaparecido. Es cierto que la estructura y las grandes dimensiones de Tito Bustillo contribuyen a que su microclima se vea menos alterado que en cuevas peque?as, como la de Altamira, por un n¨²mero discreto de visitantes.
Pinturas rupestres
Las medidas adoptadas por la comisi¨®n competente del Ministerio de Cultura y por la fundaci¨®n p¨²blica que administra la cueva en cuanto a la reciente limitaci¨®n del n¨²mero de visitantes, con un cupo m¨¢ximo diario, y la desviaci¨®n de parte de las visitas hacia la Cuevona son elogiadas por Balb¨ªn y Mour¨¦, quienes, sin embargo, afirman que para conservar las constantes del interior existentes en el momento del descubrimiento debieron haber sido conocidas, mediante un seguimiento continuado y sistem¨¢tico, antes de proceder a la perforaci¨®n de entradas artificiales, la instalaci¨®n de la luz el¨¦ctrica convencional y su apertura al turismo.El 12 de abril de 1968, un grupo de j¨®venes espele¨®logos del grupo Torreblanca descendieron por una chimenea de unos 120 metros de longitud y llegaron a las galer¨ªas de la cueva. En el descenso encontraron restos de pinturas.
Nueve d¨ªas despu¨¦s, Mag¨ªn Berenguer, miembro del Patronato de Cuevas Prehist¨®ricas de Asturias, efectu¨® el primer reconocimiento oficial de la cueva, en la que descubri¨® la existencia de pinturas rupestres de inter¨¦s e importancia semejantes a las de Altamira v Lascaux.
El Patronato de Cuevas Prehist¨®ricas de Asturias rehabilit¨® en 1969 la entrada, primitiva, que hab¨ªa quedado obstruida por un derrumbamiento posterior al per¨ªodo magdaleniense, y un a?o despu¨¦s abri¨® otra entrada, despu¨¦s de perforar en roca viva un t¨²nel de 165 metros de longitud que evita tres kil¨®metros de recorrido y que ha hecho m¨¢s accesible este tesoro prehist¨®rico, con consecuencias a veces no deseadas.
Al comparar, Altamira con Tito Bustillo, cueva que recibe el nombre de uno de los j¨®venes del grupo Torreblanca que la descubrieron, muerto d¨ªas despu¨¦s en un accidente deportivo, Mag¨ªn Berenguer afirma que la pintura animal¨ªstica m¨¢s caracter¨ªstica de la primera "induce a una contemplaci¨®n conducida por los caminos sugerentes de una muy evidente estilizaci¨®n en tintas planas y, tensas, modelando subjetivamente una anatom¨ªa tambi¨¦n tensa por el esfuerzo del cuerpo en una actitud de movimiento, que acusa as¨ª su expresionismo, no exento de fantas¨ªa". Por el contrario, las pinturas de la cueva de Ribadesella son de una gran fidelidad decorativa, reflejo de la capacidad de aquellos habitantes.
El artista reflej¨® los caracteres, las actitudes, las reacciones, el gesto de sus modelos, y recogi¨® adem¨¢s, tambi¨¦n fielmente, el retrato de las distintas razas de Equido que se quieren representar en el panel principal de la cueva recientemente reabierta.
Los profesores Balb¨ªn y Mour¨¦ han estudiado once conjuntos art¨ªsticos de la cueva de Tito Bustillo, de entre los que destacan el n¨²mero diez, en cuya parte central, la m¨¢s homog¨¦nea, hay paneles con presencia de una serie de cabezas grabadas de cierva, e incluso alguna repasada con pintura negra; todas ellas se sobreponen a la mancha roja que existe en el fondo. En uno de los paneles aparecen figuras b¨ªcromas de gran tama?o, sobre todo caballos y renos, con abundantes grabados mezclados, de tipo geom¨¦trico.
El yacimiento pudo ser habilitado por unas treinta personas, unidas por v¨ªnculos familiares, que ten¨ªan una econom¨ªa de base depredadora.
A la vista del instrumental ¨®seo, las pinturas han sido situadas en los comienzos del magdaleniense superior. Los hombres practicaban el nomadismo, dato que hace suponer que sus asentamientos eran estacionales.
En el caso de Tito Bustillo, seg¨²n Balb¨ªn y Mour¨¦, parece que los mam¨ªferos y moluscos marinos fueron capturados en verano, lo que hace suponer que debieron existir otros asentamientos durante el resto del a?o.
Babelia
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