El peor fue el que no hizo huelga, el colegiado
El partido era un trabalenguas; el Castilla jugaba en Castalia contra un Castell¨®n. El Castilla, con el nombre del Real Madrid, se anot¨® dos puntos que a¨²n pueden dar alguna emoci¨®n a la Liga. El Castell¨®n de las categor¨ªas inferiores reforzado con Racic, Planelles y Conde mereci¨® el empate. El partido, que era una pura verbena, le cost¨® al Castell¨®n una docena de millones de pesetas. Y un disgusto m¨¢s a los espectadores, porque el se?or And¨²jar Oliver se puso en plan rid¨ªculo. Pero no le debi¨® importar demasiado, porque es de los que cuenta con el favor de Jos¨¦ Plaza.El Madrid sac¨® al equipo titular del Castilla a excepci¨®n hecha de los mayores de 23 a?os. S¨®lo le faltaron Miguel, Paco y Hoyos. En el Castell¨®n ¨²nicamente hicieron acto de presencia tres titulares, los ¨²nicos que por diversas razones no quisieron sumarse a la huelga. El partido devaluado sirvi¨® para que los locales hicieran debutar en Primera Divisi¨®n a algunos de los jugadores que el pr¨®ximo a?o actuar¨¢n en Segunda.
El partido fue una pura an¨¦cdota. Por ejemplo a. falta de los m¨²ltiples Garc¨ªa del Madrid en el Castell¨®n entraron en la alineaci¨®n Alberto y Carlos Ram¨ªrez -hijos del ex guardameta castellonense y del Valencia- y su primo hermano Tico Ram¨ªrez. El Castell¨®n, pues, fue un equipo familiar. Un conjunto con jugadores deseosos de agradar y que, pese a militar en categor¨ªas inferiores, no desentonaron. Cometieron los l¨®gicos errores de quienes carecen de gran experiencia, pero pusieron tal empe?o en la contienda que no merecieron la derrota.
El Castilla tuvo tres ocasiones claras de gol, incluido el penalti, y aprovech¨® dos. La primera de la tarde la estropeo Racic con una estirada que propici¨® un c¨®rner con rebote en un poste. El Catell¨®n marc¨® un solo tanto, pero hizo pasar serios apuros a Ochotorena. En el segundo tiempo, las ocasiones creadas por los castellonenses fueron numerosas, en pleno dominio local un contraataque del Castilla se convirti¨® en el gol del triunfo.
La defensa castellonense se mantuvo firme, a pesar de que And¨²jar Oliver trat¨® de amedrentarla con una tarjeta a Javi en la primera jugada fuerte, pero no violenta. El Castell¨®n dej¨® el mando en el centro a Planelles que puso tres balones de oro a sus compa?eros de delante, y en la avanzadilla quien mand¨® fue su paisano Conde. El Castell¨®n, que debi¨® vestir de franjirrojo para ser lo que fue en realidad el Atl¨¦tico de Castell¨®n, apunt¨® buenas cosas para el futuro. Con la mayor¨ªa de los hombres del domingo puede apa?ar en la pr¨®xima campa?a un conjunto econ¨®mico, pero discreto.
El Castilla comenz¨® con aires de superioridad, pero poco a poco se vio frenado. Juli¨¢ se encontr¨® con Alfredo en plan perseguidor implacable y no pudo moverse con soltura. Michel no le gan¨® la baza a su par, Alberto Ram¨ªrez, pero movi¨® el bal¨®n con su habitual sobriedad. L¨®pez Mir¨® fue el delantero m¨¢s bullidor; Francis marc¨® bastante bien a Planelles, y tanto Salguero como Casimiro resolvieron, aunque a veces con apuros, las incursiones castellonenses.
El partido fue entretenido y a ratos emocionante. Los chavales no desmerecieron. El domingo se encontraron en Castalia en una te¨®rica Primera Divisi¨®n varios de los juveniles madridistas y castellonenses que la pasada temporada jugaron la semifinal de la Copa del Rey.
El domingo m¨¢s creciditos estuvieron de mejor ver. Para el Castell¨®n, fue una experiencia provechosa, futbol¨ªsticamente hablando, a pesar de que econ¨®micamente saliera muy perjudicado.
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