Moritz Schlick y el C¨ªrculo de Viena
El primer centenario del nacimiento del pensador alem¨¢n Moritz Schlick (1882-1916), celebrado ayer, es el motivo de este art¨ªculo donde se refleja la obra y la personalidad de Schlick, quien se interes¨® por el an¨¢lisis y filosof¨ªa de la ciencia. El fil¨®sofo alem¨¢n contribuy¨® a la formaci¨®n del C¨ªrculo de Viena, grupo de pensadores que aspiraron a constituir una filosof¨ªa cient¨ªfica, y es considerado como su fundador. En castellano se han publicado sus obras 'Espacio y tiempo en la f¨ªsica actual' (1931), 'El positivismo l¨®gico' (1978) y 'La concepci¨®n an¨¢litica de la filosof¨ªa' (1981).
El 14 de abril del presente a?o se conmemora el primer centenario del nacimiento en Berl¨ªn de Moritz Schlick, el hombre que pas¨® a la historia como quien logr¨® reunir en torno a s¨ª al grupo de Fil¨®sofos y cient¨ªficos conocido como el C¨ªrculo de Viena.Schlick inici¨® sus estudios en el campo de la f¨ªsica asistiendo a las universidades de Heidelberg, Lausana y Berl¨ªn, en donde se doctor¨®, en 1904, con una tesis sobre la f¨ªsica de la luz, bajo la direcci¨®n de Max Planck. Posteriormente fue profesor en la Universidad de Kiel y, desde 1922 hasta su muerte, en la de Viena, en donde ocup¨® la c¨¢tedra de filosof¨ªa de las Ciencias Inductivas, que en 1895 se creara para Ernst Mach. En ella se sucedieron Ludwig Boltzmann, Adolf St?hr y Moritz Schlick, todos ellos con una impronta com¨²n: el deseo de liberar a la ciencia emp¨ªrica de la influencia intoxicante de la metaf¨ªsica, junto con la consiguiente ilusi¨®n por el rigor y la claridad para la ciencia y para la filosof¨ªa. Schlick era fiel seguidor en este punto del aforismo de Wittgenstein, en su Tractatus, 4.116, seg¨²n el cual, "todo aquello que puede ser expresado, puede ser expresado claramente".
La actitud no s¨®lo de independencia de la metaf¨ªsica, sino de clara hostilidad frente a ella, que es considerada como una de las tesis centrales del C¨ªrculo de Viena, es, en el caso de Schlick, susceptible de alguna matizacion. En efecto, la suya era una personalidad compleja. Pose¨ªa un talento anal¨ªtico y una capacidad intuitiva para descubrir las falsedades metafisicas encerradas en determinados problemas de la filosof¨ªa fuera de lo com¨²n. Ello molde¨® su obra y produjo los frutos que podemos contemplar acerc¨¢ndonos a ella. Pero, a la vez, Schlick era lo que podr¨ªamos denominar un poeta, un ser abierto al coraz¨®n del universo, capaz de decir que escuchando un concierto o contemplando un paisaje parec¨ªa como si de pronto se le abrieran las puertas del infinito. En su Lebensweisheit (Sabidur¨ªa de la vida) confesaba que el rasgo fundamental de su vida ven¨ªa marcado por la m¨¢xima de san Agust¨ªn: "Ama y haz lo que quieras", concentrando aqu¨ª no s¨®lo el valor del amor como m¨®vil vital, sino el de la libertad derivada de ¨¦l y la actividad l¨²dica en que se convierte con ambos la existencia. Este es tambi¨¦n, quiz¨¢ sorprendentemente, el defensor y propulsor del positivismo l¨®gico, el que a veces se lamentaba de ser solamente un fil¨®sofo y que una vez dijera que en el fondo todos ¨¦ramos unos poetas frustrados.
Dos metaf¨ªsicas
Cohabitaban as¨ª en Schlick una cierta postura metaf¨ªsica ante la vida y una decidida actitud antimetaf¨ªsica en relaci¨®n con la filosof¨ªa y la ciencia. ?Se trata de una contradiccion, aunque sea de una contradiccion existencial? No. Se trata de dos metaf¨ªsicas. Alguna vez hablo de la distinci¨®n entre una genuina metaf¨ªsica y lo que denominaba "metaf¨ªsica period¨ªstica". Como era de esperar en ¨¦l, por los grandes sistemas metaf¨ªsicos construidos en el pasado y llegados hasta nosotros sent¨ªa ante todo un profundo respeto y les atribu¨ªa el valor que la cr¨ªtica de los mismos y del significado de sus t¨¦rminos permit¨ªa atribuirle. A los conjuntos de proposiciones metaf¨ªsicas que tratan de aparecer como si de una f¨ªsica se tratara o como un intento de descripci¨®n del mundo, pero sin poseer el conocimiento exacto de aquello que se est¨¢ describiendo, es a lo que llamaba metaf¨ªsica period¨ªstica. Su rechazo claro y neto se basaba en su firme convicci¨®n de que tales construcciones eran insostenibles desde un punto de vista l¨®gico y carentes de significado. Junto a esto, si damos en entender por la genuina metaf¨ªsica un sentido b¨¢sico y fundamental para la vida, una seria y profunda dedicaci¨®n a la b¨²squeda del significado de la existencia, entonces el propio Schlick reconocer¨ªa su propia disposici¨®n de ¨¢nimo metaf¨ªsica.
Si la f¨ªsica y la filosof¨ªa fueron sus principales ocupaciones, ciertamente no fueron las ¨²nicas. Sus escritos abarcan campos como la ¨¦tica, la est¨¦tica, la cr¨ªtica de arte, la matem¨¢tica, la l¨®gica y la epistemolog¨ªa. Entre sus amistades se pueden citar a Max Planck, David Hilbert y Albett Einstein. Precisamente fue Schlick de los primeros en realizar una valoraci¨®n filos¨®fica de la teor¨ªa de la relatividad, aplicando sus resultados al estudio del espacio y del tiempo.
Pero la labor principal que llev¨® a t¨¦rmino Schlick fue la de reunir en torno a s¨ª al C¨ªrculo de Viena. A partir de 1925 tuvieron lugar en> esta ciudad, los jueves por la tarde, unas reuniones de trabajo a las que, entre otros, asist¨ªan el matem¨¢tico Hans Hahn, el soci¨®logo Otto Neurath, el historiador V¨ªctor Kraft, el abogado F¨¦lix Kaufmann, el matem¨¢tico Kurt Reidemeister y el f¨ªsico Philipp Frank. Al grupo se fueron sumando hombres del prestigio de Kurt G?del, Carl Hempel, A. J. Ayer, Karl Popper, L. V. Bertalanffy, Rudolf Carnap, etc¨¦tera. El inter¨¦s del grupo se dirig¨ªa hacia el estudio de los fundamentos de las matem¨¢ticas y de la l¨®gica, de cuestiones de teor¨ªa del conocimiento, de la l¨®gica de las ciencias emp¨ªricas y de filosof¨ªa del lenguaje. Poco a poco se fueron fraguando las tesis de la postura, filos¨®fica com¨²n, el positivismo l¨®gico, algunas de las cuales ya hab¨ªan sido adelantadas por el propio Schlick.
Fil¨®sofos y cient¨ªficos
En un peque?o trabajo titulado El futuro de la filosof¨ªa, el que fuera el centro del C¨ªrculo vien¨¦s opinaba que "en la mayor¨ªa de los casos los fil¨®sofos, en el futuro, tendr¨¢n que ser cient¨ªficos, porque les ser¨¢ necesario tener un cierto campo donde trabajar". En su Allgemeine Erkenntnislehre (Teor¨ªa general del conocimiento) muestra un ejemplo de ello relacionado con la posibilidad de los juicios sint¨¦ticos a priori que Kant hab¨ªa negado en la metaf¨ªsica y admitido en las matem¨¢ticas. Para analizar este ¨²ltimo caso, lo que hace Schlick es justamente llevarlo al campo de las matem¨¢ticas, en donde, con el m¨¦todo axiom¨¢tico y algunos resultados de la matem¨¢tica moderna, llega a la conclusi¨®n de que no podemos, encontrar ninguno de tales juicios.
Evidentemente, esta concepci¨®n de la filosof¨ªa podr¨¢ ser discutida con mayor o menor fuerza argumenta , pero lo que parece oportuno aceptar hoy es que la filosof¨ªa tiene que echar sus ra¨ªces en el mundo y basarse en lo que la ciencia es capaz de aportar, cosa que a lo peor parece una perogrullada o incluso un atrevimiento, pero que resulta una necesidad, sobre todo cuan do se oye a m¨¢s (de un fil¨®sofo. Si la filosof¨ªa est¨¢ llamada a ser veh¨ªculo de an¨¢lisis, habr¨¢ de analizar el mundo y conocer de ¨¦l con rigor aquello que hubiere que analizar.
Moritz Schlick muri¨® el 22 de junio de 1936, a los 54 a?os de edad, abatido por el disparo de un antiguo disc¨ªpulo afectado de man¨ªa persecutoria, en las puertas de la Universidad de Viena, dejando gran cantidad de material inacabado. Dos a?os m¨¢s tarde, el C¨ªrculo se disolvi¨® por completo, aunque sus m¨²ltiples influencias perduran hasta nuestros d¨ªas.
es licenciado en Filosof¨ªa.
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