Se estrena 'La leyenda del Llanero Solitario', una superproducci¨®n para un h¨¦roe legendario
El 15 de abril de 1980 comenzaba en Arizona (Estados Unidos) el rodaje de una superproducci¨®n cinematogr¨¢fica La leyenda del Llanero Solitario, realizada por William Fraker, y cuyo estreno en Espa?a se acaba de producir. Veinte millones de d¨®lares (2.000 millones de pesetas) al servicio de una idea: adaptar al cine las aventuras de uno de los personajes m¨ªticos del comic y de los seriales radiof¨®nicos.
Hay que pensar que el coste de esta pel¨ªcula equivale a la mitad del presupuesto anual que se dedica en nuestro pa¨ªs a la cinematograf¨ªa. Dicho con otras palabras: con lo que cost¨® La leyenda del Llanero Solitario se pueden rodar en Espa?a cincuenta largometrajes de estimable dignidad presupuestaria. Es la potencia y la pujanza del cine de los Estados Unidos, pero es tambi¨¦n una forma distinta de concebir la industria cinematogr¨¢fica.Uno de los apartados m¨¢s abultados de la citada superproducci¨®n corresponde al de publicidad y relaciones p¨²blicas, algo que est¨¢ indisolublemente unido al lanzamiento de un filme. Cuando las huestes de William Fraker hab¨ªan acabado el rodaje en el desierto de Arizona, en los mismos parajes en los que rod¨® John Ford su famos¨ªsima La diligencia, se trasladaron a Nuevo M¨¦xico y m¨¢s concretamente a las inmediaciones de Santa Fe. Los expertos en publicidad comenzaron su trabajo. M¨¢s de veinte periodistas de todo el mundo fueron invitados a pasar tres dias con el equipo, un equipo repleto de nombres importantes en el mundo cinematogr¨¢fico: desde el director de fotograf¨ªa Laszlo Kovacks, que fotografi¨® entre otras Easy rider y Cinco piezas f¨¢ciles, al productor Walter Coblenz que produjo, entre otras, Todos los hombres del Presidente, sin olvidarse de Jason Robards al que los cin¨¦filos del mundo relacionan con Lauren Bacall e incluso identifican con el hombre que sustituy¨® a Bogart en el coraz¨®n de su compa?era.
La imagen de un productor
El productor real de La leyenda del Llanero Solitario, Jack Wrather parec¨ªa sacado de cualquier p¨¢gina de Scott Fitzgerald. Hombre afable, limpio, con un enorme veguero en su mano y con esa sensaci¨®n de dominio que s¨®lo confiere la posesi¨®n de una gran fortuna Wrather posee pozos de petr¨®leo y una cadena de hoteles pero sus grandes golpes de fortuna los dio precisamente con el cine: productor de la serie de televisi¨®n de Lassie, un perro con dividendos.Su mujer, Bonita Granville, fue actriz en su juventud y no se resiste a marginarse definitivamente del cine. En esta superproducci¨®n desempe?a un peque?o papel. Menuda de cuerpo, bronceada la piel en las piscinas de Beverly Hills, sus manos se le quedaban peque?as para sostener tantos anillos.
Las cenas y almuerzos con el equipo se suced¨ªan sin descanso Ello permit¨ªa un acercamiento entre el staff de la pel¨ªcula y la selecci¨®n de prensa internacional, uno por cada pais, incluyendo Australia y Nueva Zelanda-lo que en definitiva era rentabilizar la generosa invitaci¨®n. Uno de los almuerzos transcurri¨® en un motel de las afueras. Las paredes de su sal¨®n principal estaban llenas de fotograf¨ªas de visitantes ilustres y en un lugar muy destacado figuraba una que llevaba un subt¨ªtulo atractivo: The Royal Family. Atraido por el mismo el visitante que se acercara pod¨ªa ver a Grace Kelly y sus hijos posando ante la fachada del motel. La Reina Isabel de Inglaterra quedar¨ªa para otra ocasi¨®n. Y entre los calores de la can¨ªcula de Nuevo M¨¦xico, las copiosas cenas y la contemplaci¨®n de los anillos de Bonita transcurrieron aquellos tres dias.
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