El misterio de las inversiones en defensa
El proyecto de ley sobre "dotaci¨®n presupuestaria para inversiones y sostenimiento de las Fuerzas Armadas" deber¨ªa originar -en opini¨®n del autor- un debate a nivel nacional importante y definitorio. Importante en cuanto a la trascendencia de lo que se va a decidir y definitorio en el sentido de que deber¨ªan obtenerse respuestas totales sobre las cuestiones de defensa.
El t¨ªtulo del proyecto de ley sobre "dotaci¨®n presupuestaria para inversiones y sostenimiento de las Fuerzas Armadas" es malo, pero h¨¢bil. Es un t¨ªtulo descriptivo y detallista, puntilloso y ret¨®rico, pero que me temo es una cortina de humo para no poner encima de la mesa de Espa?a la idea necesaria y urgente de la planificaci¨®n de las inversiones de defensa. Es un t¨ªtulo que camufla con acierto la cuesti¨®n b¨¢sica. Es un t¨ªtulo t¨ªpico de una era que no logramos que termine donde se tocan, pero no se cogen, las cosas de la defensa y donde se esconde esta actitud con largas frases capaces de distraer al espectador. Subrayemos, pues, una primera idea: el t¨ªtulo deber¨ªa de ser la aut¨¦ntica definici¨®n de la ley que ahora voy a comentar: Ley de Planificaci¨®n de las Inversiones para la Defensa Nacional. Y entonces vienen enlazadas una serie de cuestiones que la ley es incapaz de responder. Vamos a repasarlas.El Gobierno dice en una ley -la de dotaci¨®n para las FAS- que tiene que aprobarse una serie de millones anuales para modernizar las Fuerzas Armadas. Pero no se da cuenta que las preguntas pue den sucederse una tras otra. ?Dinero? Pues puede ser; pero primero tendr¨¢ alguien que decirme ?qu¨¦ defensa? Porque resulta que nadie todav¨ªa ha dicho en Espa?a para qu¨¦ la defensa. No sorprenderse. Son a?os y a?os de secreto m¨¢s o menos trucado, y los gastos de defensa son -como todos los gastos del Estado- pesetas que hay que explicar para qu¨¦ sirven. Pero no para cu¨¢nto sirven (que viene luego), sino para qu¨¦. No ha dicho nadie todav¨ªa de qui¨¦n nos defendemos y ya estamos pidiendo millones. ?Es para unas FAS ca paces de estar en primera l¨ªnea en el Este? ?Es para asegurar Ceuta y Melilla? ?Queremos ocupar Gi braltar? ?Somos el almac¨¦n log¨ªs tico de una alianza? ?Se plantea un poder aut¨®nomo en nuestra zona geoestrat¨¦gica? No lo s¨¦ (no lo sabe, aparentemente, nadie). Pero aceptemos que, por fin, alguien responde esas preguntas y muchas m¨¢s que los espa?oles tienen derecho a hacer. Supongamos que logramos que alguien las conteste. Pues ahora vendr¨¢ el inquirir cu¨¢les son las armas necesarias y la organizaci¨®n precisa para cumplir la defensa que se ha definido antes. ?Por qu¨¦ un avi¨®n u otro? ?Por qu¨¦ aviones y no barcos? ?Por qu¨¦ seis cuerpos de ej¨¦rcito y no tres o diez? Secreto, se puede decir, es secreto. Pero, caramba, ?si el Military Balance, del Instituto Estrat¨¦gico de Londres, lo publica todo eso de todos los pa¨ªses todos los a?os! (Una versi¨®n en espa?ol la reproduce el Estado Mayor del Ej¨¦rcito en una revista al alcance de todos los lectores espa?oles.) M¨¢s a¨²n: uno de los medios de defensa m¨¢s claros hoy d¨ªa es la disuasi¨®n. Y para disuadir hay que dar publicidad a la fuerza. Justo lo contrario de lo que el Gobierno pretende hacer antes, durante y despu¨¦s de esta important¨ªsima ley org¨¢nica.
Interrogantes
Por ¨²ltimo, supongamos que todos quedamos convencidos de que hacen falta nuevos medios b¨¦licos. ?Qui¨¦n va a fabricar las armas? ?Las industrias espa?olas o las extranjeras? ?Vamos a hacerlo aqu¨ª o vamos a importarlas? "Haremos aqu¨ª lo m¨¢s que podamos", dice el Gobierno. No vale. De buenas intenciones est¨¢ empedrado el infierno, dice el refr¨¢n. ?Se ha fijado una cifra exacta de contrapartidas (ciento por ciento deber¨ªa ser m¨ªnimo)? ?Se aclara pol¨ªticamente si es mejor la opci¨®n europea o la americana? ?Se decide investigar a caballo de los gastos defensivo Silencios, silencios, silencios. Conste que la idea de esta ley me parece positiva. Los gastos de los instrumentos de la guerra tienen que ser planificados en plazos largos, ya que su construcci¨®n requiere tiempos largos. Lo mismo que me gustar¨ªa que se planificase otra serie de temas de medio plazo, como las telecomunicaciones, o la producci¨®n energ¨¦tica, o tantas otras cosas cuyos equipos requieren de dos a cinco a?os para ser construidos. M¨¢s a¨²n, el Gobierno ha colocado con este debate presupuestario una idea que me atrae: el concepto de planificaci¨®n. Ya nos veremos las caras parlamentarias ante otros debates y otros temas a ver qu¨¦ cara ponen los conservadores cuando simplemente los socialistas digamos que lo mismo que se hace con la defensa se debe hacer con otras y otras cosas.
Ya nos tem¨ªamos, cuando se debati¨® la "Ley org¨¢nica por la que se regulan los criterios b¨¢sicos de la defensa nacional y la organizaci¨®n militar" (otro t¨ªtulo fum¨ªgeno), que algo de esto pod¨ªa ocurrir, y repasar los Diario de Sesiones de aquel debate no vendr¨ªa mal. Pero aun as¨ª, y entre cortinas de humo, se pudo legislar que las Cortes debatir¨ªan las l¨ªneas generales de la pol¨ªtica de defensa y de los programas de armamento. Las Cortes no han debatido nada. Se determinaba que la Junta de Defensa Nacional deber¨ªa proponer al Gobierno las l¨ªneas generales concernientes a la defensa nacional y formular la pol¨ªtica militar. La Junta de Defensa Nacional no se ha reunido nunca. Se dec¨ªa que el Gobierno aprobar¨ªa el Plan Estrat¨¦gico Conjunto para que la JUJEM fijase dentro de ¨¦l el Objetivo de Fuerza Conjunto. Nunca -hasta ahora- el Gobiemo ha aprobado nada de esto, lo que hace suponer que la JUJEM tampoco ha podido hacer su papel.
?D¨®nde est¨¢ el libro blanco?
Se puede decir que mientras no se sepa cu¨¢nto dinero hay disponible no se puede saber cu¨¢ntas armas se pueden comprar. Pues mal sistema. Primero, el modelo de defensa y sus costes; segundo, evaluaci¨®n de los recursos nacionales disponibles; tercero, s¨ªstema resultante de adecuar el modelo y los recursos. No pongamos unas pesetas y luego preguntemos qu¨¦ se compra con ellas. As¨ª no hay una defensa nacional seria, porque puede haber momentos en que haga falta reclamar un esfuerzo nacional y otros en los que se pueda bajar la guardia.
Pero nunca hay una defeinsa como resultado ¨²nicamente de las pesetas. Es una variable fundamental, pero no la definitiva. Con lo que el Gobierno nos pide, ?tiene Espa?a una defensa suficiente o no? No se puede saber, dado el modelo de discusi¨®n que se est¨¢ utilizando. ?D¨®nde est¨¢ ese libro blanco de la defensa tan imprescindible a estas alturas? ?Para cu¨¢ndo el debate sobre la defensa?
Que luego no se quejen algunos del distanciamiento entre el pueblo y las Fuerzas Armadas cuando los que pueden explicar el qu¨¦, el para qu¨¦ y el con qu¨¦ de la defensa no lo hacen. Un pueblo que no puede conocer los temas b¨¢sicos de su defensa empieza a estar psicol¨®gicamente indefenso. Menos frases ret¨®ricas y m¨¢s realidades. Ni el pueblo ni las FAS se merecen este trato misterioso cuando lo que est¨¢ en juego es la defensa eficaz de Espa?a.
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