La peseta
Nos dicen hoy grandes ensayistas y solventes economistas que la estabilidad de la moneda es m¨¢s importante, decisiva y decisoria para un Gobierno -a efectos electorales, por ejemplo- que el pleno empleo o la seguridad ciudadana. ?Y la peseta? La peseta, hecha una braga.Peseta no es sino diminutivo de peso, y a una moneda que nace ya como diminutivo de otra no es f¨¢cil que se le arregle. Los chelis dicen "una pela larga" para aludir a un gran contingente de dinero, pero ya nunca dicen pela por peseta, como hace veinte a?os. Cuando Tejero o Fraga enumeran los males de la patria, poniendo la voz de don Lucas Mellada, que es una voz regeneracionista (el regeneracionismo fue la manera ilustrada e hipot¨¦tica de "meternos en cintura"), siempre se olvidan de la peseta, que es la que da peor imagen de la democracia, mayor inestabilidad psicol¨®gica, con su inestabilidad econ¨®mica. A, la gente, m¨¢s que el que las cosas est¨¦n caras, le asusta que las cosas suban. Por que en la carest¨ªa acabamos instal¨¢ndonos, como en una guerra (ver la reciente comedia de Fern¨¢n G¨®mez), pero en la mera desinstaIaci¨®n -movida constante de los precios- resulta imposible instalarse. Si el gent¨ªo no tiene una conciencia patri¨®tica firme de Gibraltar o de las Malvinas, es porque no puede partir de ninguna firmeza, ya que la moneda, mucho m¨¢s que la moneda, es la met¨¢fora del Gobierno, una met¨¢fora usadera y cotidiana que necesitar¨ªamos fija, y no s¨®lo por razones econ¨®micas. Yo estuve los quince o veinte a?os primeros de mi vida cogiendo una barca en el Pisuerga, a la Oliva (lo cuento en libro que alg¨²n d¨ªa har¨¦), a una peseta la hora, y en los veinte a?os no cambiaron la hora ni la peseta. No era m¨¦rito de la dictadura, claro, sino que el crash econ¨®mico mundial no se hab¨ªa producido a¨²n, o no hab¨ªa llegado a mi barca.
Los jud¨ªos son el pueblo agonista, como los griegos fueron el pueblo feliz. Ahora los jud¨ªos pierden el Sina¨ª. Pero yo dir¨ªa que no el Sina¨ª, sino el dinero, ha sido largamente la patria de los jud¨ªos, y no hay en esto nada peyorativo. No vamos a caer en el estampismo del prestamista hebreo. Sencillamente, un pueblo n¨®mada e inteligent¨ªsimo, que ni siquiera tiene como patria el idioma, pues que cuenta con varios, decide hacer su patria de la moneda. No por atesorar, sino por simbolizar. Don Leopoldo Calvo Sotelo, como celta que es, debe tener muy poco de jud¨ªo y ninguna idea simb¨®lica del dinero, con lo cual descuida mucho la marcha de la peseta/s¨ªmbolo. Ser¨¢ el hombre de los bancos, como dice la demagogia de izquierda/derecha, pero no se ha enterado de que la moneda, aparte una funci¨®n mercantil, tiene una funci¨®n simb¨®lica, mucho m¨¢s rentable. No se da idea de estabilidad pol¨ªtica poniendo sonrisa de cemento pretensado, sino dejando quieta la moneda, la peseta, la beata, la piastra, la pela. Da igual que las cosas valgan mucho o poco. Lo que importa, a efectos pol¨ªticos (y electorales, don Leopoldo), es que valgan siempre lo mismo. De sociolog¨ªa del dinero no sabe usted nada, jefe. Claro que se ha visto que la inflaci¨®n ya no sirve para estabilizar, siquiera sea falsamente, la moneda. Y eso no es culpa del jefe.
El otro d¨ªa, encontr¨¢ndome sin eso que los franceses llaman "moneda de bolsillo", en un estreno, para darle al acomodador, un querido rojo de la vieja guardia me prest¨® dos duros. Y qued¨¦ perplejo. Una retroizquierda que todav¨ªa cree que se le pueden dar dos duros a un acomodador, en un estreno de gala, es una retroizquierda que no se ha enterado de por d¨®nde vuela la peseta ni por d¨®nde vuelan los acomodadores.
En las torres de Jerez, en Col¨®n, hay cola para el oro y los diamantes a precios "oficiales". Aparte el cinismo de los compradores " arruinados-por-la-democracia", veo yo aqu¨ª el sentido innato de la estabilidad, que se ha trasladado de la peseta a los metales. Pare ya la peseta, jefe, que la peseta es usted.
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