Los socialistas y el INI / 1
Quisiera aprovechar este art¨ªculo para esbozar la opini¨®n de un socialista frente al problema del INI y de la empresa p¨²blica en la econom¨ªa espa?ola. Empezar¨¦ por un juicio acerca de su pasado, para terminar ma?ana exponiendo c¨®mo quisi¨¦ramos enfrentarnos con su futuro.El INI fue establecido por el r¨¦gimen franquista bajo el impulso de tres factores fundamentales, siguiendo el ejemplo de la Italia mussoliniana: pretensi¨®n nacionalista de industrializar el pa¨ªs, con graves carencias de iniciativa privada; necesidad de ir recogiendo cad¨¢veres econ¨®micos que el sector privado quer¨ªa abandonar y de suministrar bienes b¨¢sicos para su desarrollo; utilidad de la empresa p¨²blica como brazo econ¨®mico de una pol¨ªtica autoritaria y distribuidora de privilegios y prebendas.
Bajo esta triple presi¨®n fue creciendo el Instituto con muy poca coherencia en sus intervenciones. Los vicios propios del sistema dictatorial marcaron la actuaci¨®n de las empresas p¨²blicas espa?olas; su desarrollo se produjo a saltos,, con falta de eficacia y en funci¨®n de los intereses dominantes y coyunturalmente afectados.
Las circunstancias pol¨ªticas de este desarrollo, unidas a los problemas de un crecimiento econ¨®mico tard¨ªo, como ha sido el espa?ol, condicionaron la problem¨¢tica del INI, cuya viabilidad econ¨®mica fue cada vez m¨¢s dif¨ªcil. La larga crisis, que dura desde 1974, ha llevado a su grupo de empresas a una situaci¨®n que ser¨ªa de bancarrota si no estuviera detr¨¢s el propio Estado espa?ol.
Antes de esta crisis, sin embargo, se llev¨® a cabo una reestructuraci¨®n financiera, bajo la presidencia de Claudio Boada, que intentaba sanear las p¨¦rdidas acumuladas por los muchos "muertos" que le hab¨ªan colgado al Instituto los sucesivos Gobiernos de la dictadura. En 1981 se le han vuelto a inyectar al INI recursos financieros en cantidad considerable, para paliar en alg¨²n grado los desastres producidos por la crisis actual y por los nuevos "muertos" de la democracia centrista.
Mejora de la gesti¨®n
Creo que en los ¨²ltimos a?os han- mejorado las t¨¦cnicas de gesti¨®n del Instituto y de sus empresas. Hay que destacar, en efecto, que el personal t¨¦cnico del INI se ha renovado en gran manera con la llegada de numerosos ingenieros y licenciados j¨®venes que no vivieron las oscuras etapas de la autarqu¨ªa suancista. Varios de los presidentes que han pasado fugazmente por la casa (siete en ocho a?os; s¨®lo Boada y De la Rica han durado m¨¢s de dos a?os en el puesto), han ido introduciendo sistemas de gesti¨®n m¨¢s modernos en el holding estatal. La ¨²ltima reforma organizativa en la c¨²spide del Instituto, realizada en 1980, ha quedado, sin embargo, a mitad de camino. Como consecuencia de ella, el presidente del INI, en quien radican todos los poderes ¨²ltimos de acci¨®n, tiene que despachar directamente con ocho directivos y adjuntos funcionales y catorce jefes de las divisiones en que est¨¢n agrupadas las empresas del grupo (excluida ya la de petr¨®leo que ha pasado al INH).
Tambi¨¦n se ha producido una conveniente renovaci¨®n en la mayor parte del centenar de presidentes de las empresas del INI, aunque a¨²n queden algunos ejemplos de las pr¨¢cticas del pasado. No cabe duda, sin embargo, que la falta de una pol¨ªtica continuada, el deterioro de los resultados y la ausencia de una organizaci¨®n del holding, que satisfaga las apetencias de eficacia y estabilidad de los mejores, no favorece el clima psicol¨®gico en que trabajan los t¨¦cnicos y directivos del Instituto y sus empresas. En estas condiciones, es poco probable que el mejor de los equipos directivos imaginable pueda llevar adelante su gesti¨®n con eficacia suficiente, si no consigue inyectar entre los distintos responsables un m¨ªnimo de ilusi¨®n en su tarea diaria, junto a la convicci¨®n de que el barco es conducido a alguna parte.
Ha ocurrido lo que era coherente con la lenta disoluci¨®n de la dictadura y con la carencia de una pol¨ªtica econ¨®mica firme de los sucesivos Gobiernos de la transici¨®n. Como en otras ¨¢reas de la vida espa?ola, nos encontramos aqu¨ª con un problema grave por resolver y que, en este caso, exige que tomemos conciencia de la poco clara problem¨¢tica que plantea la existencia de la empresa p¨²blica en econom¨ªas mixtas que se pretenden competitivas.
El papel de la empresa p¨²blica
Es frecuente, en efecto, la repetici¨®n de letan¨ªas que enumeran las funciones deseables de estas empresas. Desde el ministro de Industria y el presidente del INI hasta la mayor¨ªa de los economistas de los partidos de izquierda, todos repiten que la empresa p¨²blica tiene que desempe?ar un papel primordial en el desarrollo de sectores de tecnolog¨ªa avanzada, inform¨¢tica, electr¨®nica, biogen¨¦tica, industria alimentaria, ahorro de energ¨ªa, etc¨¦tera.
En la pr¨¢ctica, sin embargo, apenas se dan los pasos precisos para que este papel pueda llevarse a cabo. Los esfuerzos principales se siguen haciendo en la puesta de parches a diestra y siniestra para evitar que se venga abajo todo el tinglado.
Frente a esta situaci¨®n, habr¨ªa que conseguir programar la utilizaci¨®n de la empresa p¨²blica como remedio de las muchas carencias que ofrece el panorama empresarial de nuestro pa¨ªs, al margen de cualquier consideraci¨®n m¨¢s o menos filos¨®fica sobre el tema. En esta perspectiva, me parece que una pol¨ªtica en relaci¨®n con el INI tiene que deslindar dos clases de actividad bien distintas: el saneamiento y mantenimiento de lo que haya que mantener, por un lado, y el lanzamiento, de un modo que sea significativo, de actividades punteras que el pa¨ªs necesita que alguien ponga en marcha, con prudencia pero con fuerza suficiente.
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