Mono sapiens
Franklin J. Schaffner se hizo famoso en Estados Unidos por ser el encargado de la puesta en escena de los discursos y apariciones televisivas del presidente John Kennedy. Con formaci¨®n intelectual, muy culto e inclinado hacia lo solemne, este director, que hizo su aprendizaje en medios televisivos y con algunos escarceos no muy afortunados en los escenarios teatrales de Broadway, parece ser que realiz¨® muy convincentemente esta tarea de creador de imagen, e hizo con ella su agosto, ya que su ingreso en las n¨®minas de Hollywood, como director de calidad, se produjo despu¨¦s del asesinato de Kennedy y, en parte, como consecuencia del prestigio que alcanz¨® en el equipo pol¨ªtico kennedista.Sin embargo, este exquisito de las relaciones p¨²blicas, aun siendo un artesano s¨®lido, no despunt¨® tanta calidad como se presum¨ªa en ¨¦l. Su m¨¢s celebrada pel¨ªcula es El se?or de la guerra, donde Charlton Heston hizo un buen trabajo interpretativo, y Schaffner un filme m¨¢s pretencioso que logrado. No obstante, la factura de la pel¨ªcula es excelente y de ella se desprend¨ªa que, con un buen gui¨®n, este superficial director pod¨ªa hacer cosas estimables. Su mayor baza de prestigio se la jug¨® en Patton, rodada en Espa?a, fue un fracaso, del que Schaffner no logr¨® reponerse.
Uno de sus proyectos menores, que luego result¨® ser su filme de mayor audiencia, es un asunto de ficci¨®n cient¨ªfica ideado por el novelista Pierre Boulle -autor de El puente sobre el r¨ªo Kway, otro gran taquillaje- y escrito para el cine por dos excelentes guionistas, Michael Wilson -uno de los escritores m¨¢s perseguidos por el cazador de rojos Joseph McCarthy y autor brillant¨ªsimo de los guiones de El puente sobre el r¨ªo Kway, Lawrence de Arabia y Qu¨¦ bello es vivir- y Rod Serling.
Una idea brillante y un gui¨®n perfecto, permitieron al engolado Schaffner bajar los humos y traducir a actos e im¨¢genes, con sencillez y humildad, el relato, en el que se mezclan, en h¨¢biles dosis, enigma, terror y humor. El resultado es una divertida pel¨ªcula, en algunos momentos, casi emocionante.
El clima desolado del inicio de la aventura es un buen ejemplo de ciencia ficci¨®n cl¨¢sica. Luego, las variantes originales, llevan este tono inicial por otros derroteros, un tanto inesperados, de ap¨®logo moral, no demasiado subrayado ni sermoneador, por lo que se digiere bien, sobre todo si se tiene en cuenta que hay dos circunstancias que ayudan mucho a ello: los magn¨ªficos int¨¦rpretes, sobre todo James Whitmore, Roddy McDowall y Kim Hunter, casi irreconocibles detr¨¢s de sus prodigiosas caracterizaciones de simios, dise?adas y realizadas por uno de los mejores especialistas en maquillaje y caracterizaci¨®n de Hollywood, John Chambers, que gan¨® un oscar por este trabajo.
El planeta de los simios se emite hoy a las 19.30 por la Segunda Cadena.
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