Las elecciones en la Rep¨²blica Dominicana
EL PARTIDO Revolucionario Dominicano, que contin¨²a en el poder despu¨¦s de las elecciones del d¨ªa 16, no es, evidentemente, revolucionano: en nuestro tiempo, los apelativos se utilizan m¨¢s qu¨¦ para definirse, para disfrazarse. Ha conseguido, sin embargo, algunas conquistas importantes en el orden social y en la regulaci¨®n de una democracia tantas veces traicionada y violada. Uno de los hechos claves de la pol¨ªtica contempor¨¢nea sucedi¨® en Santo Domingo, entre 1963 y 1965: fue elegido presidente Juan Bosch, socialista, en las primeras elecciones libres que conoc¨ªa la Rep¨²blica Dominicana desde hac¨ªa 38 a?os; fue derrocado por los militares tres meses despu¨¦s y sustituido por una junta, que en 1965 fue despose¨ªda por un movimiento popular dirigido por el coronel Caama?o que pretend¨ªa el regreso de Bosch, y se produjo una resistencia militar que se convirti¨®. en una breve guerra civil; hubieran ganado los constitucionalistas de Caama?o y Bosch de no haberse producido, el 28 de abril, un desembarco de marines con el objetivo declarado de proteger la Embajada de Estados Unidos; fue seguido por m¨¢s desembarcos y por el descenso de paracaidistas, que en una semana formaban ya un ej¨¦rcito de 14.000 soldados, que hab¨ªan cambiado de objetivo: ya se trataba de "impedir la emergencia de otro Estado comunista en el hemisferio".Los incidentes prosiguieron: Estados Unidos legaliz¨® su cuerpo expedicionario con la participaci¨®n de destacamentos enviados por dictaduras latinoamericanas, y en estas circunstancias se celebraron unas elecciones presidenciales que dieron el triunfo a Balaguer, antiguo colaborador y hombre de acci¨®n del tirano Trujillo. Tras de lo cual, el cuerpo expedicionario pudo retirarse. Hab¨ªa habido 3.000 muertos en la Rep¨²blica Dominicana y un elevado n¨²mero de exilios: el orden, pues, estaba garantizado. Para que la posibilidad de cambiar la tiran¨ªa por una democracia, y el regreso de la democracia a la tiran¨ªa, pudieran suceder, hab¨ªan ocurrido situaciones espectaculares en Estados Unidos: fue asesinado Kennedy y hab¨ªa sido sustituido por Johnson. M¨¢s adelante lleg¨® Carter y su suave y titubeante intento de kennedismo: fue suficiente para el, renacimiento de una democracia controlada en la Rep¨²blica Dominicana en el nombre de Antonio Guzm¨¢n y su partido revolucionario. Guzm¨¢n, que se hab¨ªa retirado ante, las presiones militares en las elecciones de 1974, persever¨® en las de 1978 y las gan¨®, dando lugar a una serie de incidentes tragic¨®micos en los que el Ej¨¦rcito secuestr¨® las urnas, tratando de hacer sus propios recuentos, y no ces¨® de amenazar con un golpe; ya Carter lo impidi¨® y Guzm¨¢n se instal¨® en la presidencia que ahora abandona para pas¨¢rsela a su correligionario y designado Salvador Jorge. Blanco.
Como dos sombras, los protagonistas de la tragedia de 1965, el agredido y derrocado Juan Bosch y el continuador de Trujillo, Joaqu¨ªn Balaguer, han comparecido ante los electores: dos ancianos con m¨¢s tenacidad que br¨ªo. Balaguer a¨²n contaba con la ayuda de los militares y su creaci¨®n de climas y amenazas. Pero los militares ya no son los de entonces. En sus cuatro a?os de Gobierno, y con la ayuda de Estados Unidos, Guzm¨¢n ha ido profesionalizando el Ej¨¦rcito, alejando del mando a los m¨¢s duros (a lo que ha contribuido tambi¨¦n la edad, el paso del tiempo) y reorganizando las fuerzas de polic¨ªa. No puede decirse que las reformas sociales hayan sido demasiado profundas, pero un contexto dram¨¢tico y de situaciones de riquezas y miserias enfrentadas, sus planes de reforma agraria y la revaluaci¨®n del trabajo, sus intentos de seguridad social y de mejoras escolares, y de una mejor permeabilizaci¨®n de las clases sociales, son relativa mente importantes. No hay que olvidar que hace un pu?ado de a?os todav¨ªa se arrojaban los opositores a los tiburones o a los cocodrilos: destino probable del exiliado espa?ol Gal¨ªndez, que escribi¨® el libro La era de Trujillo y fue secuestrado en Nueva York y llevado a Santo Domingo, donde fue asesinado.
El PRD tiene que pagar estas posibilidades de una socialdemocracia limitada, de unas modificaciones modestas, con una alineaci¨®n constante con Estados Unidos en la OEA, con la permanente ruptura de relaciones con Cuba y con algunas otras formas de aceptaci¨®n de una hegemon¨ªa de Estados Unidos. La vocaci¨®n del PRD es la de convertirse en su pa¨ªs en algo parecido. a lo que representa el PRI en M¨¦xico, maquinaria perfecta que se genera a s¨ª misma y se sucede a s¨ª misma. Un ejemplo que admiran no s¨®lo los pa¨ªses americanos, sino muchos.. europeos.
Dentro del contexto dram¨¢tico de la pol¨ªtica latinoamericana, la elecci¨®n de Salvador Jorge Blanco es un hecho moderada y relativamente positivo, pero positivo al fin. Si los residuos militaristas no lo invalidan con una acci¨®n insensata.
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