El regreso del 'Concierto l¨ªrico'
Dos puntos de inter¨¦s ofrec¨ªa el Primer Concierto Popular de M¨²sica Espa?ola, programado por la Orquesta Nacional: una nueva audici¨®n del Concierto l¨ªrico, de Julio G¨®mez, perdido en la lejan¨ªa, y la direcci¨®n del valenciano Jos¨¦ Mar¨ªa Cervera.Data el Concierto l¨ªrico para piano y orquesta de 1942, y fue estrenado por la ONE, con Cubiles al plano, bajo la direcci¨®n del compositor, tres a?os despu¨¦s. Fue para Julio G¨®mez bastante fecunda la d¨¦cada de los 40. Podemos recordar junto al l¨ªrico, el Cuarteto plateresco, un cuartetino sobre tema monta?¨¦s, las canciones sobre Juana de Ibaurbourou, el poema sinf¨®nico Maese P¨¦rez el organista, sobre B¨¦cquer, piezas corales y plan¨ªsticas y una Romanza para trompa , orquesta, melod¨ªas sobre Manuel Machado y Sonata, para viol¨ªn y piano.
Obras de Falla, Turina, Arriaga y Julio G¨®mez
Orquesta Nacional. Solista: Joaqu¨ªn Parra. Director: Jos¨¦ Mar¨ªa Cervera. Teatro Real. 14 de mayo.
Julio G¨®mez, uno de los maestros de la, generaci¨®n del cincuenta, hizo posible por aquellos a?os lo que Sope?a denomin¨® "escuela de Madrid", a la vista de un grupo de disc¨ªpulos, hoy bien conocidos y que, gracias a la amplitud de criterio del catedr¨¢tico, desarrollan sus carreras por diversos cauces est¨¦ticos. Pensemos en Garc¨ªa Abril, Carmelo Bernaola o Gonz¨¢lez Acilu.
Confiesa Julio G¨®mez el af¨¢n primordial que le anima: la justificaci¨®n del adjetivo l¨ªrico, que, en verdad, se torna valor sustantivo. Sucede que se trata de tres ensayos, donde lo l¨ªrico corresponde a cada uno de los movimientos: acad¨¦mico espa?olista, el primero; casi impresionista, aun cuando no siga la tendencia francesa, el segundo, y populatista y realista, el tercero. El piano se imposta en una orquesta que manda tanto o m¨¢s que el solista y la unidad general de la amplia partitura se basa en valores contrarios: los de la variedad. M¨²sica de signo afectivo, ¨ªntima a ratos, elocuente en ocasiones, el Concierto l¨ªrico encontr¨® en el pianista Joaqu¨ªn Parra un muy atinado int¨¦rprete.
Hizo Cervera una estupenda versi¨®n de Los esclavos felices, de Arriaga; otra, po¨¦tica y ligera de La oraci¨®n del torero y una brillant¨ªsima traducci¨®n de las dos suites de El sombrero de tres picos, cuyo concepto me pareci¨® m¨¢s cercano a Zuloaga que a los decorados que creara Picasso para el estreno del ballet por Diaghilev en 1919. Deber¨ªa estilizar su concepto sobre Falla, pues el compositor gaditano huy¨® sistem¨¢ticamente de cuanto pudiera acercarse a un espa?olismo de: exportaci¨®n.
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