La 'cumbre' sobre presupuestos, clave para la unidad comunitaria
Los nueve disponen de cinco d¨ªas escasos para quitar la espoleta a la bomba brit¨¢nica en la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE). El pr¨®ximo lunes 24, los ministros de Asuntos Exteriores estudiar¨¢n nuevamente el problema de la contribuci¨®n del Reino Unido al presupuesto de la CEE, pero la situaci¨®n ya no ser¨¢ la misma: Londres ha perdido la baza del bloqueo de los precios agr¨ªcolas, aprobados el pasado martes pese a su veto, y ha visto desaparecer el apoyo un¨¢nime de sus amigos europeos en lo concerniente al conflicto de las Malvinas.Si fracasan tambi¨¦n las aspiraciones brit¨¢nicas el problema clave, cu¨¢nto dinero le tienen que devolver los nueve y durante cu¨¢ntos a?os, la Comunidad se puede convertir en un caos. En Bruselas nadie ha bajado la guardia: la relativa moderaci¨®n del Gobierno de Margaret Thatcher frente a la bofetada del martes es aparente. La partida m¨¢s importante se desarrolla en otro tapete y todav¨ªa queda una mano por jugar.
En cualquier caso, los nueve, en su af¨¢n por "dar la lecci¨®n a Londres", han destapado la caja de Pandora, por mucho que la Comisi¨®n Europea -¨®rgano ejecutivo de la CEE- y los Gobiernos franc¨¦s e italiano intenten suavizar lo ocurrido. El pasado martes, los ministros de Agricultura dieron un paso hist¨®rico y violaron el compromiso de Luxemburgo: la regla de la unanimidad ya no existe y la construcci¨®n de Europa es tambi¨¦n, en ¨²ltima instancia, cuesti¨®n de votos. Roma y Par¨ªs aseguran que el compromiso se mantiene intacto, puesto que el incremento de los precios agr¨ªcolas no afectaba los intereses vitales del Reino Unido. El ministro brit¨¢nico respondi¨® que era una interpretaci¨®n "c¨ªnica, est¨²pida, insolente y rid¨ªcula", y, furia brit¨¢nica aparte, tiene raz¨®n. Los intereses vitales de un pa¨ªs los tiene que decidir, l¨®gicamente, el pa¨ªs interesado y nadie m¨¢s.
La esperanza alemana
En el fondo, los m¨¢s contentos son los alemanes y la Comisi¨®n Europea. La Rep¨²blica Federal de Alemania espera que de esta crisis salga la luz. El ministro de Asuntos Exteriores, Hans Dietrich Genscher, hab¨ªa defendido ya en la CEE la conveniencia de rehacer el compromiso de Luxemburgo, convencido como est¨¢ de la fuerza de su pa¨ªs, que no en balde es quien m¨¢s paga, al margen de vetos. La Comisi¨®n, por su parte, recuperar¨¢, te¨®ricamente, una parte de su capacidad de iniciativa. La Comisi¨®n, que no su presidente, el luxemburgu¨¦s Gaston Thorn, a quien los brit¨¢nicos han jurado un odio africano. Thorn y el vicepresidente de la Comisi¨®n, el vizconde belga Etienne Davigrion, tienen poco futuro personal en la CEE, dicen los brit¨¢nicos. Cuando expire su mandato y haya que renovarlo, seg¨²n la tradici¨®n, tropezar¨¢n con un veto rotundo de Londres, que les acusa de haber jugado contra los intereses brit¨¢nicos y tomado parte sobrepasando las competencias que le atribuye el Tratado, de Roma.
La crisis podr¨ªa encontrar un moment¨¢neo respiro si los diez se ponen de acuerdo sobre el importe exacto y la duraci¨®n de la restituci¨®n financiera al Reino Unido. Londres aporta el 22% del presupuesto de la CEE y recupera, te¨®ricamente, una ¨ªnfima parte. La ¨²ltima propuesta del ministro brit¨¢nico de Asuntos Exteriores, Francis Pyrn, era de 1.135 millones de ECU (unidades de cuenta europeas) a pagar por los nueve en 1982 y el compromiso de seguir discutiendo para encontrar una soluci¨®n de largo alcance. Sus socios le proponen ochocientos, millones de ECU. Probablemente la posici¨®n brit¨¢nica habr¨¢ cambiando y exija una soluci¨®n a largo plazo, puesto que su arma favorita, el bloqueo de los precios agr¨ªcolas, ha desaparecido para siempre.
Las alternativas al acuerdo son negras. El Reino Unido no puede retirarse de la CEE porque supondr¨ªa que la se?ora Thatcher da la raz¨®n a sus oponentes pol¨ªticos, los laboristas, y admite que el Reino Unido est¨¢ mejor fuera que dentro del Mercado Com¨²n. Pero s¨ª puede practicar la pol¨ªtica de la silla vac¨ªa, inventada por el general De Gaulle en 1965, precisamente para forzar el compromiso de Luxemburgo, y bloquear todas las actividades de la CEE.
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