El irresistible poder de las versiones de Temirkanov y la Sinf¨®nica de Londres
Volvi¨®, entre clamores, la Sinf¨®nica londinense, orquesta primer¨ªsima y muy querida por nuestro p¨²blico. Razones de enfermedad impidieron, en cambio, la presencia de Claudio Abbado, una de las pocas batutas europeas de su generaci¨®n (naci¨® en Mil¨¢n, 1933) situada ya entre la realidad y el mito.Dif¨ªcil es la sustituci¨®n de un maestro semejante, y hubo suerte al contar con la buena disposici¨®n de Yuri Temirkanov, primer¨ªsimo director sovi¨¦tico, con gran proyecci¨®n fuera de su pa¨ªs hasta el punto de figurar como principal director invitado de la Real Filarm¨®nica de Londres.
Orquesta y director consiguieron un triunfo absolutamente fuera de serie a trav¨¦s de versiones dotadas de un poder irresistible, tanto si se est¨¢ de acuerdo con ellas, como si no se est¨¢. Un instrumento sinf¨®nico como la orquesta londinense, m¨¢s que perfecto, verdaderamente virtuosista, fue explotado en todas sus posibilidades por Temirkanov; temperamento fogoso, vitalidad fascinante y esp¨ªritu tan fuertemente racial que la misma Segunda sinfon¨ªa, de Brahms, qued¨® impregnada del caracter¨ªstico pathos eslavo.
Orquesta Sinf¨®nica de Londres
Director: Yuri Temirkanov. Segunda sinfon¨ªa, de Brahms, y Petrouchka, de Stravinski. Teatro Real. 21 de mayo.
Sentimiento rom¨¢ntico y nacionalista
Resultaba interesante pensar c¨®mo las interpretaciones de Abbado habr¨ªan sido de muy distinto signo, pues el milan¨¦s parte de una actitud cl¨¢sica para llegar a una expresividad cuya fuerza reside en la moderaci¨®n, mientras Temirkanov, por naturaleza siente la m¨²sica en rom¨¢ntico y nacionalista con especial atenci¨®n en el color. A ¨¦l se somete no s¨®lo el juego de los timbres, sino la misma vivacidad de los tiempos. Como contraste, el lirismo largo, l¨¢nguido y desolado que hizo de la sinfon¨ªa en re mayor de Brahms, m¨¢s que una casi pastor al, una semipat¨¦tica.
Ante Petrouchka, Temirkanov se produjo con criterio inhabitual en los directores no sivi¨¦ticos: el que evidencia al m¨¢ximo toda la carga popular de un ballet mucho m¨¢s poblado de citas folkl¨®ricas (y aun callejeras, francesas o vienesas) que cualquier obra de Falla, a pesar de lo dicho por Stravinski sobre el exceso popularista del compositor espa?ol, que, a su juicio, remit¨ªa en el Retablo de maese Pedro y el Concierto.
Pero en arte importa m¨¢s el c¨®mo y, en segundo lugar, el qu¨¦.De modo que resulta bastante in¨²til la persecuci¨®n de motivos procedentes de colecciones folkl¨®ricas (Balakirev, Rimski, Tschikovski), cuando, a partir de no importa qu¨¦ elementos, se alcanza una partitura para la que no sirve la adjetivaci¨®n de perfecta, sino la de genial en toda la extensi¨®n y exigencia del concepto.
Imaginativa gestualidad de las ideas
La Petrouchka escuchada a la Sinf¨®nica de Londres y a Temirkanov carecen de filosof¨ªa y de drama, s¨®lo apuntados en la muerte y espectral resurrecci¨®n del mu?eco, suprimida en la versi¨®n de concierto interpretada ahora. El soplo popular estaba en la alegr¨ªa de los tempi, en la nerviosa vivacidad de los ritmos, en el constante claroscuro de los timbres, en la imaginativa gestualidad de las ideas, en la desnuda po¨¦tica de los cuadros en casa de Petrouchka" y "Petrouchka" y el moro, en el ¨ªmpetu avasallador de la Danza rusa, de las nodrizas o de los cocheros, en todo cuanto hizo de la aparici¨®n de Petrouchka en su momento (191 l), un hecho aut¨¦nticamente revolucionario, tan sorpresivo en su grado de violencia como en su dosis de refinamiento.
Valores bien evidenciados por Temirkanov y los sinf¨®nicos londinenses, en un tono tan natural como buenos d¨ªas. Varios encores (Brahms, Prokofiev), muy solicitados por la entusiasta audiencia, dieron fin al concierto.
La Orquesta Sinf¨®nica de Londres, con el director Yuri Temirkanov, ofrecer¨¢ hoy su ¨²ltimo concierto en el Teatro Real, que al mismo tiempo clausura el II Festival de Primavera, organizado por Iberm¨²sica, y cierra su breve gira por Espa?a, que ha incluido Barcelona, durante los d¨ªas 17 al 19, con el mismo programa del Real.
La Sinf¨®nica de Londres se fund¨® en 1904.
Babelia
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