?Popper, liberal?
El profesor Pedro Schwartz asegura que una de las razones que explicar¨ªan el "creciente inter¨¦s que los espa?oles est¨¢n prestando al liberalismo" es "la renovaci¨®n del ideario liberal", "la importante fuerza de las ideas liberales". Y es principalmente al ideario pol¨ªtico de Karl Popper al que Schwartz apela presentando sus obras La miseria del historicismo y La sociedad abierta y sus enemigos como pilares del liberalismo del siglo XX".No hay inconveniente en considerar a Popper liberal si por liberalismo entendemos algo tan vago como la pr¨¢ctica del libre examen y una actitud abierta y tolerante. El problema empieza cuando tratamos de entender el t¨¦rmino en un sentido m¨¢s fuerte. El propio Schwartz nos da una pista cuando se refiere a sus correligionarios como "un grupo en el que la libertad de mercado desempe?a un papel tan destacado". Pero ahora la dificultad estriba en que el ideario de Popper dif¨ªcilmente se deja afiliar a un grupo tal. Hemos de convenir con Schwartz en que las ideas son poderosas: por lo menos el poder de las ideas alcanza a resistirse a servir a las ideas del poder, aunque sean las de personas de tanta calidad como las que propician la operaci¨®n liberal.
En efecto, si por liberalismo hemos de entender la doctrina que propugna la libertad de mercado y la no intervenci¨®n del Estado en la esfera econ¨®mica y en otras esferas de la vida social, cualquier lector de Popper sabr¨¢ que el fil¨®sofo vien¨¦s se alinea aqu¨ª con Marx en su oposici¨®n a un sistema social que no duda en calificar de injusto e inhumano. Popper se?ala que el capitalismo sin restricciones conduce a la paradoja de la libertad: "Una libertad ilimitada lleva a su opuesto, puesto que sin su protecci¨®n y restricci¨®n por la ley, la libertad debe llevar a una tiran¨ªa de los fuertes sobre los d¨¦biles". La paradoja de la libertad se reproduce en econom¨ªa: en un sistema con libertad econ¨®mica ilimitada, "una minor¨ªa que es econ¨®micamente fuerte puede (...) explotar a la mayor¨ªa de los que son econ¨®micamente d¨¦biles".
Remedio pol¨ªtico
No basta, por tanto, con que el Estado se limite a suprimir la violencia y a proteger la propiedad, como postula la pura doctrina liberal. El remedio que Popper receta para salir de esta injusta situaci¨®n es un remedio pol¨ªtico: "Debemos construir instituciones sociales, reforzadas por el poder del Estado, para proteger a los econ¨®micamente d¨¦biles de los econ¨®micamente fuertes". Pero esta receta es diametralmente opuesta a la doctrina liberal de la no intervenci¨®n del Estado. Popper es expl¨ªcito al respecto: "Debemos demandar que la pol¨ªtica de libertad econ¨®mica ilimitada sea reemplazada por la intervenci¨®n planifica da del Estado. Debemos demandar que el capitalismo sin restricciones deje paso a un intervencionismo econ¨®mico".
Impotencia
Frente a la tesis marxiana de la impotencia de toda pol¨ªtica, la posici¨®n popperiana es que resulta de vital importancia alcanzar el poder pol¨ªtico para controlar el poder econ¨®mico impidiendo la explotaci¨®n de los trabajadores. Frente a la teor¨ªa liberal, supone que no basta con la igualdad de oportunidades. Y todo ello significa que lo que los marxistas han venido llamando despectivamente "mera libertad formal" -esto es, la democracia- es la base de todo. Democracia que no se reduce, seg¨²n la ideolog¨ªa de Karl Popper, a la elecci¨®n del Gobierno por la mayor¨ªa, sino que consiste, esencialmente, en un conjunto de instituciones que permita el control p¨²blico de los gobernantes por los gobernados y su sustituci¨®n sin el empleo de la violencia.
La obra pol¨ªtica de Popper es coherente con su teor¨ªa de la ciencia. As¨ª como el desarrollo del conocimiento cient¨ªfico supone el sometimiento cr¨ªtico de las conjeturas a la prueba refutatoria de la experiencia en un marco no autoritario, en pol¨ªtica, la democracia nos ofrece el ¨²nico sistema en el que las directrices del Gobierno pueden ser revisadas a la luz de la cr¨ªtica. Y, lo que es m¨¢s la obra de Popper pone los fundamentos te¨®ricos de la moderna socialdemocracia. Cuando hablo de socialdemocracia no me estoy refiriendo al t¨ªmido reformismo, que as¨ª se ha autotitulado en la transici¨®n -a un grupo o partido bisagra entre el centro-derecha y la izquierda-, sino a lo que en la Europa Central, de donde Popper procede, se conoce con ese nombre, esto es, a lo que en Espa?a llamamos socialismo. La idea del socialismo como profundizaci¨®n de la democracia encontrar¨ªa sus bases doctrinales en el pensamiento de Popper.
La disponibilidad de las ideas de Popper para la socialdemocracia ha sido se?alada por un estudioso de su obra como Brian Magee, quien afirma: "Soy socialdem¨®crata, y creo que el joven Popper desarroll¨® como nadie hab¨ªa hecho hasta entonces lo que deber¨ªan ser los fundamentos de la socialdemocracia. Como ¨¦l, quisiera que estas ideas reemplazaran la confusa mezcla de marxismo y oportunismo liberal que pasa por ser la teor¨ªa pol¨ªtica de la izquierda democr¨¢tica". Ciertamente, Popper no se describir¨ªa a s¨ª mismo como socialdem¨®crata. Tras haber sido miembro del Partido Socialdem¨®crata Austriaco, sufri¨® la decepci¨®n de ver la actitud quietista y derrotista que ¨¦ste adopt¨® ante la violenta irrupci¨®n del nazismo. Pero, como se?ala Magee, no es este un escollo insalvable: tampoco el viejo Carlos Marx se defin¨ªa a s¨ª mismo como fil¨®sofo marxista.
El pensamiento pol¨ªtico de Popper representa, sin duda, el m¨¢s formidable ataque contempor¨¢neo a los totalitarismos, tanto marxistas como fascistas, y una de las defensas m¨¢s l¨²cidas y coherentes del sistema democr¨¢tico. El mejor homenaje que podemos rendir a Popper es leerlo y fijar argumentativamente nuestra propia posici¨®n ante sus tesis, no afiliarlo alegremente a un proyecto liberal de v¨ªa estrecha ni despacharlo con suficiencia como reaccionario. Y esta necesidad de leer a Popper es especialmente acuciante para los te¨®ricos marxistas. No se puede ser hoy marxista con honestidad intelectual si no se ha tratado de responder racionalmente a lo que constituye la m¨¢s elaborada cr¨ªtica al marxismo por parte de un pensador racionalista -una cr¨ªtica, dicho sea de paso, muy anterior y muy superior a las delicuescentes excogitaciones de los llamados nuevos fil¨®sofos.
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