El ingreso de Espa?a en la OTAN
( ... ) Espa?a ya forma parte de la Organizaci¨®n del Atl¨¢ntico Norte (OTAN), y el acto de integraci¨®n no deber¨ªa de haberse hecho de la manera repentina y algo as¨ª como vergonzante en que el Gobierno espa?ol lo ha hecho.No s¨®lo el Gobierno y, con ¨¦l, el partido gubernamental no fueron capaces de explicar al pueblo espa?ol el sentido y las razones de nuestra integraci¨®n en la OTAN, sino que dieron entonces la sensaci¨®n de que el sentir del pueblo espa?ol les importaba muy poco y que tomaban aquella decisi¨®n porque pod¨ªan hacerlo, y ¨¦sta es la misma sensaci¨®n que ahora vuelve a ofrecerse y de peor manera, si cabe: como un juego de hechos consumados. Y lo menos que puede decirse, a este prop¨®sito, es que no es la forma m¨¢s gloriosa para un Gobierno de llamar as¨ª ante una instancia internacional para integrarse en ella, y que, desde luego, es la peor manera de todas las posibles de actuar por parte de un Gobierno y de un partido que vienen sufriendo varias derrotas electorales seguidas -y entre ellas, la andaluza, recientemente, muy dura- y que parece que quieren seguir haciendo al electorado una oferta pol¨ªtica. No se entiende nada.
No se entiende nada, efectivamente. Esta absurda manera de decidir nuestra entrada en la OTAN, que, pese a la oposici¨®n de izquierda, pod¨ªa haberse hecho con todas las luces encendidas y por la puerta grande, que es como decir con la anuencia moral del pueblo espa?ol, suficientemente ilustrado sobre el asunto -y mucho mejor si lo hubiera decidido ¨¦l mismo-, no parece sino que est¨¢ buscada como un paso m¨¢s de distanciamiento de ese Gobierno y su partido del sentido popular al que de nuevo dan la sensaci¨®n de despreciar. Incluso el representante del Gobierno en los organismos internacionales, se?or Rup¨¦rez, precisa quiz¨¢ alg¨²n curso intensivo de Derecho Constitucional y, desde luego, alg¨²n tipo de entrenamiento democr¨¢tico para que no muestre un tan abierto desconocimiento de las capacidades de un parlamento para examinar una y otra vez un mismo asunto y votarlo una y otra vez.( ... )
As¨ª las cosas, s¨®lo nos queda por hacer una contestaci¨®n amarga: por muchos esfuerzos que pongamos junto a la mejor voluntad del mundo por comprender y entender, no s¨®lo no alcanzamos a ver medianamente claro en las eventuales razones de ese proceder del Gobierno y del partido gubernamental, en su altaner¨ªa y en su despego o indiferencia por el m¨¢s elemental realismo, sino que, como la mayor¨ªa. de los ciudadanos, incluidos los simpatizantes e incluso votantes de UCD, s¨®lo sentimos estupefacci¨®n.
2 de junio
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