?Que hacemos ahora por las tardes?
Plaza de Las Ventas. 6 de junio. 25? corrida de la Feria de San Isidro.Cinco toros de Luis Albarr¨¢n, bien presentados, mansos y flojos; tercero, devuelto y sustitu¨ªdo por el sobrero, de El Torre¨®n, bien presentado, manso; sexto, de la misma ganader¨ªa, impresionante cornal¨®n astifino, flojo y noble.
Gregorio T¨¦bar. Pinchazo y bajonazo descarado (algunas protestas). Estocada baja que asoma, descabello /aviso/ y dos descabellos m¨¢s (silencio).
D¨¢maso Gonz¨¢lez: Pinchazo y estocada corta (silencio). Dos pinchazos y estocada (silencio).
Tom¨¢s Campuzano: Pinchazo, media baja y dos descabellos (silencio). Media atravesada y bajisima (ovaci¨®n).
Parec¨ªa que el final no iba a llegar nunca, pero ya est¨¢ aqu¨ª. Ahora el problema es organizarse -?qu¨¦ vamos a hacer por las tardes?- pues ya nos hab¨ªamos acostumbrado a ir a Las Ventas, casi un mes all¨ª a las 7 en punto, reclu¨ªdos como en la oficina.
Pero, es curioso, siempre con ilusi¨®n, con esperanzas de que ¨ªbamos a ver algo. Y nada. Pasaban los d¨ªas, uno tras otro, sin que apenas se produjeran acontecimientos dignos de menci¨®n, salvo las excepciones conocidas.
Para terminar y para no variar, ayer, lo mismo, o peor, con una corrida sin casta que hubo de torearse en chiqueros porque los animales s¨®lo se encontraban a gusto en su querencia. Por a?adidura, padec¨ªan anemia. Todos ca¨ªan deslomados. Excepto el cuarto, que era una mole de seiscientos kilos, el cual derrib¨® dos veces. Pero ese fue el m¨¢s manso de la corrida; arremet¨ªa con su corpach¨®n, tiraba al caballo y escapaba a refugiarse junto al toril.
En tan perfumado entorno le lleg¨® la muerte a ese toro abus¨®n-bravuc¨®n-bocazas. Y tuvo mala muerte, que se la di¨® Gregorio T¨¦bar, un diestro con veteran¨ªa y arte, en tarde negada, sin inspiraci¨®n y menos ¨¢nimos para superar las condiciones adversas de sus enemigos. Intent¨® ligar la suerte natural con la cambiada, que es recurso de toreo cl¨¢sico, d¨¢ndole tablas al manso, pero no le sal¨ªa; se puso pesad¨ªsimo. El primero, derrengado de atr¨¢s, aunque enterizo y violento por delante, planteaba una papeleta peligrosa, pues no ten¨ªa recorrido, pero se defend¨ªa pujante y bronco. Gregorio no se atrevi¨® a someterlo y le anduvo por la cara, con disimulo. El buen estilista alicantino debe recuperar la ilusi¨®n, quiz¨¢ tambi¨¦n la afici¨®n, o no tendr¨¢ sitio en este oficio. Claro que dir¨¢: "?Y c¨®mo, si apenas me contratan?".
Una oportunidad perdida, pero no s¨®lo para este torero. Tom¨¢s Campuzano tambi¨¦n perdi¨® ayer unos cr¨¦ditos que se le han ido escapando a lo largo de sus actuaciones en la Feria. Es un diestro con limitaciones art¨ªsticas, que compensa con pundonor y t¨¦cnica aceptable. Los taurinos suelen decir de este tipo de toreros que "les pueden" a los toros. Campuzano les pod¨ªa ayer. Oblig¨® a embestir al reserv¨®n sobrero, y si no templ¨® los pases con la izquierda fue porque la res punteaba y un pit¨®n destrozado le prend¨ªa la muleta. Con la derecha, en cambio, instrument¨® buenos pases. Sin embargo la faena fue reiterativa e interminable, y acab¨® por aburrir. El sexto era noble y nuevamente abus¨® de los derechazos, esta vez ahogando las embestidas y utilizando el pico. Con la izquierda no se acopl¨®. Y adem¨¢s mat¨® de un bajonazo horroroso. De manera que se va de trago isidril con menos cotizaci¨®n de la que tra¨ªa.
Hay que resaltar, no obstante la impecable colocaci¨®n que tuvo Campuzano en la lidia. Cuando los picadores ca¨ªan al descubierto acud¨ªa inmediatamente junto a ellos para protegerles y su capote estaba siempre presente en las salidas de los pares de banderillas Tambi¨¦n intervino en quites por ver¨®nicas y en el sexto realiz¨® uno muy suave, juntas las zapatillas Gregorio T¨¦bar se lo quiso enmendar con otro echando adelante e percal. Fueron dos tenues pinceladas de arte, que apenas pudieron traspasar las brumas de sopor que hund¨ªa la tarde.
Le correspondieron a D¨¢maso Gonz¨¢lez un inv¨¢lido y un ejemplar de gran trap¨ªo absolutamente descastado. En el inv¨¢lido, que fue protestado con aut¨¦ntica indignaci¨®n, se puso a pegar derechazos, y le dio lo mismo, pues la gente no se los ten¨ªa en cuenta. En el descastado tambi¨¦n, pero mediada la faena el animal, que le llevaba la cuenta de los derechazos, dijo: "...38, 39 y cuarenta, ?bingo!" y sali¨® corriendo para chiqueros. En efecto, en chiqueros estaba la lidia. Ya los han cerrado, hasta la pr¨®xima, que no es hoy. Veremos c¨®mo salimos de este paro taurino, de este s¨ªndrome de fin de feria, que ha sido fatigante y des¨¦rtica. Pero, ?qu¨¦ quieres?, la vamos a echar en falta.
Babelia
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