Los pilotos, su ambici¨®n y su indefensi¨®n
La profesi¨®n de piloto de l¨ªneas a¨¦reas es una profesi¨®n joven, que, aunque naci¨® despu¨¦s de la primera guerra mundial, realmente se mantuvo a nivel de pionerismo hasta la posguerra de la segunda guerra mundial, evolucionando posteriormente al mismo ritmo vertiginoso de la t¨¦cnica moderna y aprovechando todos los adelantos t¨¦cnicos conseguidos a lo largo de las dos guerras mundiales y de la carrera espacial.Al no quedar reducida su misi¨®n a lo meramente t¨¦cnico, sino incluir tambi¨¦n otros aspectos, como son el empresarial, el jur¨ªdico y el de relaciones humanas, se ha visto arrastrada por el fuerte tir¨®n que en las ¨²ltimas d¨¦cadas han experimentado estas disciplinas.
Hemos pasado a lo largo de nuestra historia del vuelo visual al vuelo instrumental y, m¨¢s tarde, al vuelo informatizado, del avi¨®n monomotor al polimotor, del motor de ¨¦mbolo al moderno reactor, de un valor del avi¨®n relativamente reducido a los 6.000 millones de pesetas que cuesta en la actualidad un jumbo, de llevar cinco pasajeros a llevar quinientos. El valor de las decisiones que continuamente toma un piloto de l¨ªneas a¨¦reas afecta, en primer lugar, a las vidas humanas que transporta, incluida la suya propia, pero con independencia de este aspecto, econ¨®micamente, el valor de estas decisiones se mide en millones de pesetas.
En el momento actual, esta profesi¨®n no est¨¢ ordenada dentro del marco jur¨ªdico docente espa?ol.
Existen m¨²ltiples accesos de los cuales solamente unos pocos est¨¢n al alcance de cualquier espa?ol, con independencia de su situaci¨®n econ¨®mica o social, siendo los otros extremadamente costosos.
Los planes de estudio deben ser tambi¨¦n sometidos a una reordenaci¨®n, con objeto de dotar al futuro profesional del bagaje de conocimientos que le permitan hacer frente con ¨¦xito, no solamente a las demandas actuales, sino tambi¨¦n a todas las necesidades futuras que le plantee la l¨®gica evoluci¨®n de esta profesi¨®n.
Por otra parte, es necesario dotar a las j¨®venes generaciones de pilotos que proceden de la vida civil de una titulaci¨®n acorde con sus estudios y responsabilidades que les amparen (como al resto de los espa?oles) dentro de la empresa, de la Administraci¨®n y de la sociedad espa?ola.
Aspiraciones coherentes
Debido a esta falta de titulaci¨®n y de incardinaci¨®n dentro del marco jur¨ªdico docente espa?ol, se produce una situaci¨®n de indefensi¨®n para esta profesi¨®n que llega a casos realmente ¨²nicos en el mundo, tanto oriental como occidental, que exponemos a continuaci¨®n.
Los pilotos de l¨ªneas a¨¦reas no pueden ser profesores de su propia escuela (la Escuela Nacional de Aeron¨¢utica) por carecer de t¨ªtulo acad¨¦mico. S¨ª lo pueden ser los arquitectos, los ingenieros y los militares. Los pilotos de l¨ªneas a¨¦reas no pueden ser inspectores estatales de la operaci¨®n de vuelo de las l¨ªneas a¨¦reas, por carecer igualmente de t¨ªtulo. Esta inspecci¨®n, como es l¨®gico, requiere experiencia de vuelo en l¨ªneas a¨¦reas y en todos los pa¨ªses es desarrollada por pilotos de l¨ªneas a¨¦reas que han pasado a trabajar en la Administraci¨®n.
Podr¨ªamos continuar aportando ejemplos, pero creo que estos dos son tan claros que bastan. Si interesante y necesario es para nuestra profesi¨®n tener hombres en la Administraci¨®n, es igualmente necesario para ¨¦sta tener hombres con amplia experiencia operativa en las ¨¢reas internacionales, y la ausencia de estos profesionales en la Administraci¨®n est¨¢ contribuyendo, con otras causas, a la situaci¨®n actual de nuestra aviaci¨®n civil, que no dudo en calificar de tercermundista.
Ah¨ª, por ejemplo, la orientaci¨®n de las pistas en nuestros aeropuertos espa?oles, la ausencia en calidad o cantidad de ayudas a la navegaci¨®n (ILS, CAT II, ATIS, frecuencias de rodadura) y la ausencia de procedimientos operativos de uso com¨²n en todo el mundo, por citar solamente unos ejemplos.
Esta ausencia de ordenaci¨®n es tanto m¨¢s dolorosa para nosotros cuando el Estado la ha realizado ya en otras nuevas profesiones, como la de profesores de educaci¨®n f¨ªsica y, sobre todo, con la marina mercante, profesi¨®n que guarda tantas analog¨ªas con la nuestra.
Por otro lado, y para terminar esta ya larga exposici¨®n de razones, los pilotos de l¨ªneas a¨¦reas lo ¨²nico que solicitamos es metemos dentro de la ley general de Educaci¨®n, tanto de su letra, ya que establece que todas las ense?anzas del pa¨ªs las regular¨¢ el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia, salvo las militares y religiosas, como de su esp¨ªritu, ya que esta ley contempla la necesidad de responder al desaf¨ªo que impone el ordenar e integrar dentro de la sociedad espa?ola las nuevas profesiones que la din¨¢mica de la vida actual va creando en todos los campos, profesiones que en algunos casos pueden diferir de los esquemas cl¨¢sicos, pero no por ello en importancia t¨¦cnica, humana, social y de nivel de responsabilidades. Hacia la mitad de su art¨ªculo descubre el se?or S¨¢nchez Tarifa el resto de sus cartas y afirma que hay 1.800 titulados de ingenieros aeron¨¢ticos y 1.300 m¨¢s estudiando en la escuela, y que m¨¢s de la mitad de ¨¦stos no tienen puestos de trabajo en la sociedad espa?ola, pidiendo usted que se les haga pilotos en unos cursillos de verano y que pasen a desempe?ar luego esos cargos de pilotos licenciados que necesita la Administraci¨®n.
S¨ª, se?or Tarifa, al final ha reventado el problema y en esto coincidimos plenamente. Hay en la actualidad un exceso de ingenieros aeron¨¢uticos que no tienen puestos de trabajo en funciones aeron¨¢uticas, pero en lo que diferimos es en la soluci¨®n del problema.
Nosotros, los pilotos, deseamos de todo coraz¨®n que ustedes tengan puestos en la industria aeron¨¢utica y resuelvan su problema, pero, por supuesto, no estamos de acuerdo en que lo resuelvan invadiendo el campo de otras profesiones o que traten de cortar el paso a una joven profesi¨®n como la nuestra para conservar como coto privado la administraci¨®n de la aviaci¨®n civil espa?ola.
Creo de la misma manera que la soluci¨®n no est¨¢ en cerrarnos el paso a nosotros, ni invadir otras ¨¢reas en las compa?¨ªas a¨¦reas y en la industria espa?ola (tema que ser¨ªa objeto de un amplio art¨ªculo), sino en reestructurar ustedes mismos su profesi¨®n y dimensionaria de acuerdo con las necesidades reales de nuestra naci¨®n.
En fin, no tratamos de lograr nada m¨¢s que lo que ustedes mismos hicieron en su d¨ªa: integrar su carrera dentro de la sociedad espa?ola, y ustedes recordar¨¢n sus dificultades al absorber algunos cometidos, como la construcci¨®n de las pistas de aterrizaje, las terminales de pasajeros y la instalaci¨®n y mantenimiento de las ayudas radioel¨¦ctricas que podr¨ªan corresponder a los ingenieros de caminos, a los arquitectos y a los ingenieros de telecomunicaciones, aunque ¨¦ste no es nuestro caso, pues no deseamos entrar en el terreno de otras profesiones, sino de respetarlas ¨ªntegramente, incluida, por supuesto, la suya, profesi¨®n muy allegada a la nuestra y por la que siento un profundo cari?o y respeto. Y termino, se?or S¨¢nchez Tarifa, dici¨¦ndole que el desarrollo de la aviaci¨®n civil espa?ola no puede estar subordinado ni retrasado por un mal entendimiento de los aut¨¦nticos intereses de un determinado grupo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.