Los partidos comunistas buscan una nueva unidad de acci¨®n en el centenario de Dimitrov
La b¨²squeda de una nueva unidad de acci¨®n de los partidos comunistas del mundo ante el peligro de guerra es una de las ideas b¨¢sicas inspiradoras de la celebraci¨®n del centenario del dirigente comunista Dimitrov en Bulgaria.Este l¨ªder de la Internacional Comunista y primer jefe de gobierno de la Rep¨²blica Popular B¨²lgara era hijo de un sombrerero y de una campesina de Macedonia, que le dio a luz en un campo de ma¨ªz el 18 de junio de 1882.
Dimitrov se hizo famoso en todo el mundo en el juicio de Leipzig, en 1933, que le implic¨® en el incendio del Reichstag en Berl¨ªn. Por medio de este proceso-farsa, el r¨¦gimen nazi, reci¨¦n llegado al poder, pretend¨ªa librarse de sus enemigos pol¨ªticos y demostrar que los incendiarios hab¨ªan sido los comunistas. Dimitrov transform¨® el papel de acusado en el de acusador con una brillante autodefensa y se convirti¨® en un s¨ªmbolo vivo -sali¨® absueltodel antifascismo triunfante.
El centenario de Dimitrov es el acontecimiento pol¨ªtico m¨¢s importante del a?o en Bulgaria y uno de sus puntos culminantes ha sido una conferencia internacional celebrada estos d¨ªas en Sof¨ªa con participaci¨®n de 14.0 delegaciones de partidos comunistas y organizaciones distintas. Entre los asistentes se han contado el secretario general del Partido Comunista portugu¨¦s, Alvaro Cunhal; y representantes de los partidos comunistas de Francia e Italia, URSS, del Tercer Mundo, el Pacto de Varsovia y Yugoslavia, entre otros.
El "internacionalismo proletario" y la "lealtad" a la URSS son los dos rasgos de Dimitrov que subrayan especialmente las valoraciones actuales del personaje realizadas por los pol¨ªticos de su pa¨ªs y de los pa¨ªses aliados.
Los discursos y despachos de Prensa oficiales dedicados a Dimitrov trazan paralelismos entre los a?os que precedieron a la segunda guerra mundial y la actualidad y atacan de paso a EE UU y a la OTAN.
El secretario del Comit¨¦ Central del Partido Comunista sovi¨¦tico, Boris Ponomariov, jefe de la delegaci¨®n sovi¨¦tica en la conferencia de Sof¨ªa, ha defendido en este foro la cooperaci¨®n de los comunistas con otras fuerzas recordando el papel de Dimitrov en la creaci¨®n del "frente popular", y ha criticado a los partidos eurocomunistas.
Mientras los dirigentes b¨²lgaros han abogado porla b¨²squeda de nuevas formas de organizaci¨®n entre los partidos comunistas, el ide¨®logo checoslovaco Vasil Bilak ha pedido en Sof¨ªa una conferencia mundial de partidos comunistas. Todo ello a la sombra de Dimitrov.
Dimitrov, que desde muy joven particip¨® en el movimiento obrero de su pa¨ªs, tuvo que abandonar la escuela a los doce a?os debido a la pobreza de su familia. Aprendi¨® la profesi¨®n de impresor, fue cofundador de la Federaci¨®n de Sindicatos B¨²lgaros y miembro del Partido Socialdem¨®crata de Bulgaria, a cuyo Comit¨¦ Central perteneci¨® desde 1909.
En 1923, Dimitrov, que hab¨ªa sido condenado a muerte tras el fracaso de un levantamiento contra el r¨¦gimen dictatorial b¨²lgaro, tuvo que exiliarse. Como responsable de cuestiones balc¨¢nicas de la Internacional Comunista, Dimitrov vivi¨® en primer lugar en Viena, donde, seg¨²n los recuerdos de los que le conocieron entonces, se cambiaba constantemente de .nombre y casa.
En 1929, Dimitrov estaba ya en Berl¨ªn dirigiendo la oficina de la Internacional Comunista para Europa occidental. En Alemania tuvo lugar el momento estelar de Dimitrov, su participaci¨®n en el proceso de Lcipzig y, dentro de ¨¦l, su legendario duelo dial¨¦ctico con el jefe del Gobierno Goering, a quien hubo que parar para que no llegara a las manos.
La campa?a internacional a favor de Dimitrov fue gigantesca y, una vez puesto en libertad, Dimitrov emigr¨® a la URSS, donde fue nombrado secretario general de la Internacional Comunista. Ante el s¨¦ptimo congreso mundial del Komitern, en 1935, Dimitrov rompe con la pol¨ªtica de los partidos comunistas de principios de los a?os treinta con la idea del Frente Popular.
Sin embargo, el pacto germano-sovi¨¦tico entre Hitler y Stalin supuso en 1939 un golpe mortal para el Frente Popular. Los a?os m¨¢s brillantes de Dimitrov hab¨ªan pasado.
Al margen de las purgas
Parad¨®jicamente, Dimitrov era secretario general del Kominterri durante la ola de purgas estalinistas de los a?os treinta, que afect¨® sobre todo, a los exiliados comunistas sin protecci¨®n en la URSS y a los defensores del internacionalismo comunista.En opini¨®n de diversos testigos, Dimitrov permaneci¨® al margen de las purgas. Muchos de sus amig¨®s desaparecieron o murieron en aquel entonces y Dimitrov salv¨® a otros del peligro, entre ellos a su mismo cu?ado.
En marzo de 1945, Dimitrov regres¨¦ a Bulgaria, donde el partido comunista, eje de la resistencia contra el r¨¦gimen del rey Boris, aliado del nazismo, gozaba de popularidad. En 1946, se convirti¨® en jefe de Gobierno b¨²lgaro tras haber renunciado a su ciudadan¨ªa sovi¨¦tica.
La Federaci¨®n Balc¨¢nica, un proyecto defendido por Tito y Dimitrov, que parec¨ªa contar, en un principio, con el visto bueno de Mosc¨², ocasion¨® un grave enfrentamiento entre Stalin y Dimitrov, poco antes de que este muriera.
El proyecto cuestionaba, por una parte, la influencia sovi¨¦tica en los Balcanes y, por otra, inclu¨ªa a Grecia, precisamente cuando Stalin suspend¨ªa su apoyo a los partisanos griegos. Stalin se alarm¨® y convoc¨® a Mosc¨² a sendas delegaciones de Bulgaria y Yugoslavia.
El proyecto de federaci¨®n fracas¨® y las relaciones entre la URSS y Yugoslavia se envenenaron. Dimitrov permaneci¨® fiel a la URSS y atac¨® p¨²blicamente a Tito; sin embargo, fuentes yugoslavas afirman que secretamente habr¨ªa alentado a los dirigentes yugoslavos a proseguir en su l¨ªnea independiente de Mosc¨² y a no ceder, un camino que no se atrevi¨® a emprender ¨¦l mismo. Enfermo de diabetes, Dimitrov acudi¨® en 1948 a la URSS para someterse a tratamiento y muri¨® en el sanatorio de Borovicha, en las cercan¨ªas de la capital sovi¨¦tica el d¨ªa 2 de julio de 194.9. Su cad¨¢ver, embalsamado ya, regres¨® a Bulgaria en un tren funerariamente engalanado.
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