Los rumores militares y sus or¨ªgenes
LOS SUCESOS del Consejo Supremo de Justicia Militar, donde consejeros togados han llegado casi a las manos con el presidente en funciones; las dudas y dificultades oficiales a la hora de confirmar o desmentir los intentos irregulares del teniente general Alvarez Rodr¨ªguez por reincorporarse a la presidencia de dicho Consejo, cosa que hizo finalmente ayer; las reuniones de destacados militares detectadas el mi¨¦rcoles y el jueves en un club privado de la calle de Villanueva; la atribuci¨®n de los recientes atentados sufridos por instalaciones del CESID a antiguos miembros del extinto Servicio Central de Documentaci¨®n (SECED) creado por el almirante Carrero Blanco bajo la dependencia del hoy condenado coronel Jos¨¦ Ignacio San Mart¨ªn, han disparado en los ¨²ltimos d¨ªas numerosos rumores en el ¨¢mbito militar.Las noticias sobre una creciente tensi¨®n en c¨ªrculos militares a ra¨ªz de la sentencia del juicio del 23-F se confunden ya con la especulaci¨®n en torno a la existencia de otros movimientos c¨ªvico-castrenses encaminados de nuevo a la creaci¨®n de un Gobierno de gesti¨®n que procurara hacer inviable, imposible e impensable -aun a costa de reformar la Constituci¨®n o la ley electoral- un triunfo socialista en los pr¨®ximos comicios legislativos. La utilizaci¨®n persistente de determinados canales de informaci¨®n para filtrar toda clase de rumores alarmantes sobre el estado de ¨¢nimo militar- hace suponer que la marea de intoxicaci¨®n informativa que se puso en marcha a partir del fracaso del golpe de Estado sigue actuando. La t¨¢ctica es sencilla: se filtran o facilitan noticias -mezcla de verdad y mentira- sobre el universo militar y se aprovecha despu¨¦s la reacci¨®n que su publicaci¨®n genera en los propios cuarteles. As¨ª se ha conseguido que una orden dirigida al universo militar por la Junta de Jefes de Estado Mayor, tendente a atajar los conatos de indisciplina generados por la consideraci¨®n de que la sentencia a treinta a?os contra el ex teniente general Milans era demasiado fuerte, se convirtiera para la opini¨®n p¨²blica en una supuesta admonici¨®n a la sociedad civil y al Gobierno.
La suposici¨®n de que un nuevo golpe blando, o presi¨®n militar puede estar en marcha no es, por lo dem¨¢s, gratuita. No son, sin embargo, con prioridad los c¨ªrculos castrenses o los pol¨ªticos los dedicados a difundirla, sino sectores enlazados con la oligarqu¨ªa financiera y el aparato de la derecha econ¨®mica. Cabe a?adir que esto es l¨®gico. Una intervenci¨®n militar pura y dura es casi impensable en este pa¨ªs, que tiene, no obstante, larga tradici¨®n de conspiraciones c¨ªvico-castrenses para el mantenimiento de un determinado sector o clase social en el poder. La debilidad del partido del Gobierno y la eventual victoria socialista en las elecciones est¨¢ generando en las ¨²ltimas semanas una crispaci¨®n notable en los c¨ªrculos de la derecha cl¨¢sica. Los intentos de instrumentaci¨®n del poder militar por esos c¨ªrculos reaccionarios se han visto ratificados por algunas reuniones entre militares y personalidades de lo que podr¨ªa denominarse el poder civil f¨¢ctico o extraparlamentario. Reuniones detectadas en Madrid y que dieron origen a su vez al rumor -publicado en algunos medios- de que dos generales y un comandante hab¨ªan sido interrogados respecto a dichas reuniones.
El hermetismo del Gobierno en estos asuntos contribuye a aumentar la fiabilidad de los rumores e intoxicaciones informativas. La actitud de silencio o de negativa que el poder pol¨ªtico mantuvo anteriormente en ocasiones similares -la m¨¢s reciente durante las reuniones que determinados pol¨ªticos de la derecha mantuvieron con militares de alta graduaci¨®n en los meses de octubre y noviembre de 1981 - ha restado adem¨¢s. credibilidad a los ment¨ªs oficiales a este respecto. Por otra parte, existe la impresi¨®n de que la informaci¨®n interna sobre la situaci¨®n en el universo militar sigue siendo deficiente para el Gobierno y que muchos de esos silencios y negativas son en ocasiones m¨¢s fruto del desconocimiento real de lo que est¨¢ pasando que de una actitud c¨ªnica o malevolente.
En esta situaci¨®n llama poderosamente la atenci¨®n el continuo deterioro que importantes sectores del partido en el poder est¨¢n provocando en el Gobierno y las instituciones democr¨¢ticas. La necesidad de que la oposici¨®n de izquierdas apoye leyes y medidas con las que est¨¢ casi radicalmente en desacuerdo a fin de permitir la estabilidad pol¨ªtica del ejecutivo, fortalecer las instituciones de la Monarqu¨ªa parlamentaria y prolongar al m¨¢ximo la legislatura, aporta algunas interesantes lecciones. La primera nos habla del sentido de la responsabilidad hist¨®rica que el partido socialista est¨¢ asumiendo, no sin deterioro ante su propio electorado y respecto al modelo social y pol¨ªtico que quiere defender. La segunda lecci¨®n, corolario de la primera, es que, de prolongarse la situaci¨®n, ese deterioro contribuir¨ªa tambi¨¦n a una falta de credibilidad del PSOE, ¨²nico partido de la etapa de la transici¨®n que guarda hoy por hoy ciertos visos de coherencia, unidad y fortaleza cara al cuerpo social de la naci¨®n. La tercera ense?anza es el serio peligro de que la instituci¨®n parlamentaria sea arrastrada al desprestigio por las maniobras, tal vez inevitables en la l¨®gica de la raz¨®n de Estado, pero incomprensibles para la mayor¨ªa de los ciudadanos, que realizan los diputados del Gobierno y de la oposici¨®n para impedir en el Congreso la derrota del poder ejecutivo en cuestiones -como la moci¨®n reprobatoria contra Robles Piquer o la convalidaci¨®n del decreto-ley sobre profesorado universitario- que pudieran precipitar la dimisi¨®n de Leopoldo Calvo Sotelo o la disoluci¨®n antes del verano de las Cortes Generales. La cuarta lecci¨®n es la necesidad de fortalecer y consolidar una derecha democr¨¢tica que dif¨ªcilmente puede llegar a afincarse -pese a los notables esfuerzos realizados para conseguirlo- entre las huestes de Alianza Popular y que ha tenido su expresi¨®n menos mala, hasta el momento, en la configuraci¨®n de UCD. El espect¨¢culo de desuni¨®n, ego¨ªsmo y oportunismo que muchos de lo s integrantes del partido del ejecutivo est¨¢n ofreciendo en las ¨²ltimas semanas es tanto m¨¢s penoso cuanto que pone de relieve las dificultades de la derecha gobernante para mantener solidarios con ella a los poderes sociales que la sujetan frente a una eventual derrota electoral. En este ambiente las conversaciones, a¨²n de sal¨®n, sobre intervenciones militares, los gui?os castrenses y la puesta en circulaci¨®n de rumores sobre Gobiernos de gesti¨®n suponen un punto a?adido de irresponsabilidad culpable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.