La OLP rechaza deponer las armas y abandonar Beirut
La tenue esperanza de que la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) aceptara, aunque s¨®lo fuera parcialmente, la exigencia israel¨ª de entregar las armas termin¨® de disiparse ayer. La exigencia israel¨ª fue tajantamente rechazada por el segundo jefe de la OLP, Salah Jalef, m¨¢s conocido por su nombre de guerra, Abu Iyad.
"Ante el arrogante enemigo que tenemos frente a nosotros, no nos queda otra alternativa que la lucha armada", se?al¨®. El lugarteniente de Yasir Arafat agreg¨® que no habr¨¢ rendici¨®n palestina y que, si es preciso, luchar¨¢n, "aunque sea s¨®lo desde los campamentos de refugiados, para que el mundo vea que nada puede desarmar a esta revoluci¨®n".La declaraci¨®n de Abu Iyad, realizada a una emisora de radio, significa el rechazo de la propuesta del enviado norteamericano, Philip Habib, de que los combatientes palestinos depongan sus armas y abandonen bajo escolta Beirut. "Los palestinos", dijo Abu Iyad, "no tenemos m¨¢s elecci¨®n que resistir hasta el ¨²ltimo aliento".
Las palabras del dirigente palestino abren un futuro incierto para la ciudad, sitiada por el Ej¨¦rcito israel¨ª, que acept¨®, para facilitar las negociaciones del enviado norteamericano, un alto el fuego de 48 horas, que concluye a las dos de la tarde de hoy, hora de Madrid.
El alto el fuego no ha sido, sin embargo, m¨¢s que parcialmente respetado. La artiller¨ªa y las ca?oneras israel¨ªes abrieron fuego ayer contra los campamentos palestinos del sur de Beirut, y la resistencia palestina respondi¨® al fuego. La reanudaci¨®n de las hostilidades fue confirmada por el mando israel¨ª, aunque este atribuy¨® la iniciativa a los palestinos.
Un futuro incierto
La incertidumbre que reina sobre el futuro de la ciudad ha provocado un aumento del ¨¦xodo de la poblaci¨®n de Beirut Oeste, basti¨®n de la guerrilla palestina. Seg¨²n la Prensa de Beirut, cada d¨ªa es "el d¨ªa decisivo", y los t¨ªtulos de los peri¨®dicos ponen, alternativamente, el acento sobre la esperanza de que se alcance una soluci¨®n negociada o sobre el fracaso definitivo, que desembocar¨ªa en una guerra sin cuartel.
La presencia de las tropas israel¨ªes a las puertas de la ciudad e recordada constantemente por los medios de comunicaci¨®n, que informan puntualmente de las adhesiones y rechazos que genera el comit¨¦ de salvaci¨®n nacional pro puesto por el presidente El¨ªas Sarkis como un supergobierno de unidad nacional que proceda a la reconstrucci¨®n del pa¨ªs tras la retirada de todas las fuerzas extranjeras.
La tensa calma que reina desde el viernes, despu¨¦s de semanas de bombardeos y combates, ha devuelto una cierta vida ala ciudad. Los ni?os han reaparecido en las calles, y los gritos de los vendedores ambulantes han sustituido al crepitar de las armas de todos los calibres. Muchos ciudadanos han abandonado sus refugios para contemplar la destrucci¨®n causada por los bombardeos israel¨ªes.
La tregua ha permitido tambi¨¦n que Beirut pueda enterrar a sus muertos. El hedor de los cad¨¢veres sepultados bajo los cascotes de los edificios derrumbados por los bombardeos se va reduciendo. Equipos de la Cruz Roja y de las milicias palestinas trabajan para evacuar a las v¨ªctimas hacia los hospitales y hacia los cementerios, donde se abren cada d¨ªa grandes fosas comunes. En Beirut Oeste, cada d¨ªa queda menos gente, y los que permanecen no son necesariamente los m¨¢s valientes, sino aquellos que no tienen donde ir.
Mezcla explosiva
El futuro de este barrio de la capital libanesa puede marcar el futuro de un pa¨ªs de 3.300.000 habitantes que es una mezcla explosiva de razas, religiones y partidos pol¨ªticos, a los que se han sumado en los ¨²ltimos a?os entre 300.000 y 400.000 refugiados palestinos, de los que unos 15.000 est¨¢n encuadrados en las milicias armadas.
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