La oposici¨®n norteamericana al gasoducto siberiano abre otra brecha en la alianza occidental

La decisi¨®n norteamericana de reforzar sus sanciones contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica y de prohibir el empleo de licencias estadounidenses en la fabricaci¨®n del gasoducto siberiano, que debe proporcionar gas natural a varios pa¨ªses europeos a partir de 1984, amenaza con abrir una nueva e importante crisis en el seno de la Alianza Atl¨¢ntica. Los aliados europeos, y muy especialmente la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), estiman que la decisi¨®n del presidente Reagan echa por tierra todos los esfuerzos realizados en la supercumbre de Bonn para restablecer un clima de confianza transatl¨¢ntica y amenaza directamente los intereses econ¨®micos de varias empresas occidentales.El contrato del siglo entre la Uni¨®n Sovi¨¦tica y cuatro pa¨ªses europeos supone la participaci¨®n de cuatro importantes firmas en la construcci¨®n del gasoducto: AEG-Telefunken, de la RFA; John Brown and Co., del Reino Unido; Nuovo Pignone, de Italia, y Alsthom-Atlantique, de Francia. Las empresas m¨¢s afectadas por la prohibici¨®n de emplear patentes norteamericanas son AEG y Alsthom-Atlantique.

La primera tiene un contrato con la Uni¨®n Sovi¨¦tica por valor de 650 millones de marcos para la construcci¨®n de los motores de las,47 turbinas que necesita el gasoducto, y la segunda, otro contrato de cantidad algo inferior para fabricar otros elementos esenciales de las mismas turbinas. Ambas empresas trabajan con licencia de la General Electric, compa?¨ªa norteamericana.

Seg¨²n medios europeos, la negativa del presidente Reagan a autorizar la utilizaci¨®n de estas licencias no impedir¨¢ la construcci¨®n del gasoducto, pero lo retrasar¨¢ al menos dos a?os, provocando da?os y p¨¦rdidas financieras importantes.

La ofensiva norteamericana contra la participaci¨®n europea en el gasoducto sovi¨¦tico se inici¨® antes de la declaraci¨®n del estado de guerra en Polonia. Washington comunic¨® a sus aliados de la OTAN que tem¨ªa una excesiva dependencia de Francia y de la RFA de una fuente energ¨¦tica proveniente de un enemigo potencial. Los aliados respondieron con una serie de estad¨ªsticas demostrando que el porcentaje del gas sovi¨¦tico en el consumo total de energ¨ªa de los pa¨ªses interesados carec¨ªa de valor decisivo.

Misi¨®n especial

Pese a todo, y fundamentalmente a ra¨ªz de los acontecimientos de Polonia, Estados Unidos presion¨® fuertemente en el seno de la OTAN para lograr la ruptura del acuerdo con la URS S, enviando incluso una misi¨®n especial, presidida por James Burckeley, que recorri¨® varias capitales europeas. Burckeley regres¨¦ a Washington profundamente decepcionado" por la fr¨ªa acogida que recibi¨®, y en medios aliados se consider¨® que Washington hab¨ªa desistido de imponer unilateralmente un embargo de licencias.Seg¨²n expertos aliados, la Uni¨®n Sovi¨¦tica necesita vender su gas natural a Europa occidental para suplir las ventas de petr¨®leo, energ¨ªa que necesita para su propio desarrollo y para el de los otros miembros del Pacto de Varsovia. La ruptura del contrato del siglo ser¨ªa interpretado por Mosc¨². como una "declaraci¨®n de guerra comercial", lo que aumentar¨ªa la tensi¨®n y perjudicar¨ªa los intereses europeos.