Una misi¨®n secreta para el Pent¨¢gono, que prepara la 'guerra del espacio'
Columb¨ªa, la original nave espacial norteamericana capaz de entrar en ¨®rbita terrestre, regresar a la Tierra por sus propios medios y poder ser reutilizada, iniciar¨¢ hoy su cuarta y ¨²ltima misi¨®n experimental, con un programa secreto para el Pent¨¢gono, cara a la posible futura guerra del espacio entre sovi¨¦ticos y norteamericanos.
Todo est¨¢ listo hoy en el centro espacial Kennedy, en cabo Ca?averal (Florida), para el despegue de la Columbia a las once de la ma?ana (cinco de la tarde, hora de Madrid), con un programa de vuelo (le siete d¨ªas antes de aterrizar en la base miliar de Edwards (California) el pr¨®ximo d¨ªa 4 de julio. Los capitanes Thomas Mattingly, veterano en una misi¨®n lunar del Apolo 16, en 1972, y Henry Hartsfield, que realiza su primer vuelo espacial, son los dos tripulantes de la actual misi¨®n de la nave espacial Culumbia.
La cuarta misi¨®n de la Columbia cerrar¨¢ el ciclo de vuelos experimentales, iniciado con el primer vuelo triunfal en abril de 1981. A partir de noviembre pr¨®ximo, la Administraci¨®n Nacional para la Aeron¨¢utica y el Espacio (NASA) comenzar¨¢ su programa de salidas regulares, cuyas perspecitivas abren nuevas fronteras para el desarrollo pac¨ªfico, y tambi¨¦n b¨¦lico, del espacio.
Uno de los principales objetivos de la misi¨®n actual de la Columbia tiene fines militares. Un riguroso secreto envuelve el contenido exacto de los experimentos militares que el Pent¨¢gono ha encargado a los tripulantes del transbordador espacial Columbia.
La Administraci¨®n norteamericana, en previsi¨®n de un conflicto entre las dos superpotencias que implique el control del espacio, decidi¨® crear la semana pasada un "alto mando militar para el espacio", con sede en Colorado Springs (Colorado). Lew Allen, jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito del Aire estadounidense, no ocult¨® el alto inter¨¦s estrat¨¦gico de la nueva generaci¨®n de naves espaciales Columbia.
Columbia, para los expertos, abre posibilidades inimaginables en la instalaci¨®n, reparaci¨®n, retirada o destrucci¨®n de sat¨¦lites espaciales. Considerados como b¨¢sicos para las telecomunicaciones modernas, con fines pac¨ªficos o militares, los sat¨¦lites artificiales pueden convertirse en un futuro pr¨®ximo en portadores de bombas at¨®micas o rayos l¨¢ser, capaces de enviar sus mort¨ªferas cargas desde el espacio o neutralizar sat¨¦lites enemigos.
Seg¨²n fuentes norteamericanas, los sovi¨¦ticos han experimentado varios sistemas de armas antisat¨¦lites, mientras Estados Unidos trabaja tambi¨¦n en una bomba antisat¨¦lite.
La era de las Columbia abre igualmente nuevos horizontes para la investigaci¨®n humana con fines pac¨ªficos.
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