No alineamiento y emancipaci¨®n econ¨®mica, grandes ejes de la pol¨ªtica de Argel
Si en el ¨¢mbito interior la Argelia de Chadli Benyedid difiere de -la de Huari Bumedian por la voluntad de restaurar los principios econ¨®micos elementales, descentralizar la empresa y favorecer la iniciativa privada' en pol¨ªtica exterior las grandes ambiciones mesi¨¢nicas del fallecido, abanderado de la revoluci¨®n permanente, han dejado paso a unas coordenadas que tienen en cuenta la realidad y el drama del Tercer Mundo.
La Argelia de Chadli Benyedid ha hecho del no alineamiento el centro de gravedad de su pol¨ªtica exterior, y si existe reactivaci¨®n de relaciones con Occidente hay que situarla en un contexto de independencia econ¨®mica.La Uni¨®n Sovi¨¦tica, que a trav¨¦s del Partido Comunista argelino, semiclandestino, hab¨ªa optado en enero de 1979 por el, coronel Salali Yahiaui como sucesor de Bumedian, descubri¨® con sorpresa, semanas m¨¢s tarde, que el Ej¨¦rcito argelino postulaba al coronel Chadli Benyedid, un desconocido en pol¨ªtica.
Los sovi¨¦ticos, a pesar de sus relaciones excelentes Con una parte de la oficialidad argelina formada en Leningrado, volv¨ªan a tropezar con el espectro del anticomunismo, vigente en Argelia como en el resto del mundo ¨¢rabe, con rar¨ªsimas excepciones.
La primera visita de Chadli Benyedid a Mosc¨², en junio de 1981, romp¨ªa el equ¨ªvoco de las relaciones especiales argelino-sovi¨¦ticas, en las que cre¨ªan muchos argelinos, durante el mandato de Huari Bumedian. Chadli Benyedid manten¨ªa sus reservas hacia la intervenci¨®n sovi¨¦tica en Afganist¨¢n, y, en contrapartida, los sovi¨¦ticos advert¨ªan a la delegaci¨®n argelina que, en caso de conflicto armado entre Argelia y Marruecos, Mosc¨² suspender¨ªa sus env¨ªos de piezas de repuesto al Ej¨¦rcito argelio para preservar la paz en la regi¨®n norteafricana.
El tema del Sahara occidental no suscitaba tampoco ninguna toma de posici¨®n concreta, en favor del Polisario, por parte de los sovi¨¦ticos.
Cooperaci¨® militar con la URSS
Pese, a ello, en el campo de la cooperaci¨®n militar, las relaciones entre Mosc¨² y Argel han venido increment¨¢ndose. Para Argel, una raz¨®n en favor de ello es tener el convencimiento de que, tras el acceso de Ronald Reagan a la presidencia de Estados Unidos, la pol¨ªtica de neutralidad que manten¨ªa Jimmy Carter en el Magreb se ha visto sustancialmente modificada. Las presiones econ¨®micas de Estados Unidos sobre Argelia (en concreto, el rechazo a suscribir los acuerdos sobre el gas natural) han contribuido a crear un nuevo vac¨ªo entre Argel y Washington.
No ha sido f¨¢cil para el presidente Chadli defender su concepci¨®n del no alineamiento en el interior de un movimiento dividido entre quienes desean hacer de ¨¦ste un aliado privilegiado de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, como Vietnam y Cuba, y quienes estiman que las alianzas coyunturales con Estados Unidos (caso del Egipto de Mubarak) no alteran la sustancia ni la doctrina de esa tercera fuerza.
En ese sentido, Argelia cuenta con el respaldo de India y Yugoslavia, dos pa¨ªses cofundadores del movimiento, y el apoyo pol¨ªtico de China, que no forma parte del mismo. El viaje de Chadli Benyedid a esos tres pa¨ªses, a finales de abril pasado, situaba las grandes l¨ªneas de la estrategia pol¨ªtica argelina.
A la divisi¨®n del mundo en bloques antagonistas y a las repercusiones de la crisis econ¨®mica mundial, los pa¨ªses del Tercer Mundo deben abordar su actual crisis de crecimiento y constituir una fuerza capaz de influir en la edificaci¨®n de un nuevo orden econ¨®mico internaci¨®nal.
Para impulsar esa pol¨ªtica, Chadli dispuso, en la figura del extinto ministro de Exteriores, Seddick Benyahia, de un hombre convencido de la necesidad de reactivar relaciones con Occidente y no comprometerse excesivamente con el bloque comunista.
Art¨ªf?ce de la liberaci¨®n de los 52 rehenes norteamericanos de Teher¨¢n, autor de una reconciliaci¨®n espectacular entre Argelia y el Reino Unido de la que poco se habla, partidario de no profundizar el c¨¢ncer del Sahara occidental y deseoso de mejorar las relaciones con todos los pa¨ªses del Mediterr¨¢neo, Benyahia muri¨® dram¨¢ticamente en mayo, cuando trataba de obtener un cese de las hostilidades entre Irak e Ir¨¢n.
Su sustituto, Ahmed Taleb Ibrahimi, tiene con el predecesor la voluntad com¨²n de hacer de la diplomacia argelina un instrumento al servicio del desarrollo. La credibilidad de Argelia ante el resto del Tercer Mundo est¨¢ supeditada a su propia aptitud de controlar su crecimiento econ¨®mico y preservar la paz en la regi¨®n magreb¨ª.
De ah¨ª que los dos grandes dilemas de hoy de la diplomacia de Argel sean poner fin al conflicto del Sahara, sin sacrificar de ninguna forma al Polisario, lo que significar¨ªa sacrificar los propios principios de la revoluci¨®n argelina, y asentar sus relaciones con el mundo capaz de ayudar financiera y tecnol¨®gicamente a los pa¨ªses pobres.
El vac¨ªo creado en las relaciones con Estados Unidos, con todo, menos profundo de lo que aparece p¨²blicamente, se ha visto compensado por el aumento de la cooperaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica con la Francia socialista de Fran?ois Mitterrand.
Washington y Par¨ªs
Cierto es que el presidente franc¨¦s no coincide con los argelinos en una serie de temas, entre los que hay que citar a Israel y el pueblo palestino, pero en lo. que se refiere a las relaciones bilaterales y a la liquidaci¨®n de los ¨²ltimos problemas de orden colonial en Africa, Par¨ªs y Argel han consolidado sus puntos de vista.
La voluntad pol¨ªtica a que hacen referencia Chadli y Mitterrand es presentada como un modelo de relaciones entre un pa¨ªs altamente industrializado de Occidente y una naci¨®n del Tercer Mundo en v¨ªas de desarrollo.
Argelia tiene necesidad de apoyos pol¨ªticos en Occidente para concluir el viejo fantasma de su comunismo virulento, y al "sino tiempo necesita la tecnolog¨ªa del campo occidental para no depender excesivamente de la URSS.
Todo parece indicar que Francia va a jugar a fondo la carta de Argelia en el mundo ¨¢rabe y el continente africano, a trav¨¦s de una coalici¨®n de intereses que difiere considerablemente de las f¨®rmulas empleadas por Washington con su aliado marroqu¨ª o Mosc¨² con su aliado sirio.
La ambici¨®n de llevar al terreno econ¨®mico la independencia pol¨ªtica alcanzada en 1962 es obsesiva. Chadli ha emplazado a sus interlocutores para que se cite un solo pa¨ªs del Tercer Mundo, con un sistema diferente al argelino, que haya conseguido un nivel de desarrollo econ¨®mico y social superior al de Argelia.
En cuanto al expansionismo ideol¨®gico de la ¨¦poca Bumedian, Argel considera hoy que ni las revoluciones ni los conceptos nacidos de las experiencias nacionales, pueden ser exportables.
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