Wojtyla, Jagger, mundiales
El subconsciento colectivo / nacional de Jung ha tenido que somatizar en estrechos meses tre presiones at¨ªpicas de fuerte descarga: la presi¨®n arcaica (Wojtlyla, al caer); la presi¨®n l¨²dica (Mick Jagger) y la presi¨®n ¨¦tnica (los mundiales). Comencemos a la viceversa. Los mundiales. El f¨²tbol es una coartada deportiva (lo viene siendo desde Grecia: no hay campeones negros en aquellas olimpladas) para la exaltaci¨®n ¨¦tnica o racial. El poeta Eladio Caba?ero cuenta que cuando el Tomelloso F. C. iba a jugar contra el pueblo de al lado, sol¨ªa volver con rehenes. La hueste esbelta y violenta de los ultraj¨®venes ha agredido a unos aficionados ingleses aqu¨ª en Madrid, y estaba yo cenando en una casa bien cuando lleg¨® el hijo diciendo que hab¨ªa rechazado la invitaci¨®n de unos amigos para, en lugar de ver el f¨²tbol mantear brit¨¢nicos. Frente a la exaltaci¨®n ¨¦tnica (racial, racista) que esconde y provoca siempre el f¨²tbol como competici¨®n, un rojo me dice:-Por lo menos, esto ha servido para que les quitemos la bandera a los ultras.
Efectivamente, Madrid llameaba de banderas en el sol nacional de los cuarenta grados a la sombra. Y Mick Jagger, sobrevolando nuestras reyertas aldeanas en torno a la bandera, sale en su n¨²mero final del Vicente Calder¨®n con capa / Superm¨¢n de la bandera espa?ola. En la gran movida de los Rolling, los caballos de uced¨¦ proteg¨ªan lo mismo a Susanita Recortable que a Mick Jagger, aunque por razones opuestas, y las polic¨ªas Nacional y Municipal miraban, entre la iron¨ªa y el desconcierto, los miles y miles de candelas de chisquero bic que temblaban en la noche, como almitas del Purgatorio de la m¨²sica. Dijeron Marx / Ortega que la Historia siempre se repite: la segunda vez como farsa. Y Mick no ha debido volver -aunque nos hizo muy felices cuando la NASA le pone la este reofon¨ªa y el protocolo le obliga a calzarse bandera nacional en cada pa¨ªs. Me lo dec¨ªa un tronco a la salida, entre caballos, maderos, sirenas y Satisfaction:
-A ver qu¨¦ pones ma?ana de estos cabrones.
Todav¨ªa no s¨¦ si se refer¨ªa a los Rolling, a los ministros, a los caballos o a los fans. Mientras un municipal deshac¨ªa los canutos a la tercera generaci¨®n / Rolling (uno es de la primera), yo beb¨ªa agua en bota, fresca y fina, como cuando ¨ªbamos de excursi¨®n. La presidencia oficial de la movida y el cabo de guardia deben somatizar la realidad de que las cien mil llamitas de bic, candelillas de libertad y acracia en la noche, suponen un refer¨¦ndum al que uno se suma cantando bajo la lluvia y con faringitis. Los pol¨ªticos no tienen programa, pero los Rolling tienen una m¨²sica y una nostalgia, nos hacen animales hist¨®ricos, frente al animal simb¨®lico y ecuestre que vigila las puertas. Estas ¨²ltimas generaciones espa?olas no van a ser reconducidas a ostraspedr¨ªn. La presi¨®n arcaica venidera (Papa Wojtyla) puede mover otras multitudes y otras candelas, ratificando y bautizando en el Jord¨¢n apestoso del Manzanares ese popularcatolicismo reci¨¦n inaugurado por Landelino Lavilla, y que parece el pri mo de pueblo del nacionalcatolicismo del cardenal Segura. Wojtyla somatiza una Espa?a arcaica, hecha de creencias m¨¢s que de ideas -"en la creencia se est¨¢' (Ortega)-; los mundiales somatizan una Espa?a etnicista, racista, que quiere ser muy espa?ola y que, abatidas sus gr¨ªmpolas por el f¨²tbol cient¨ªfico de Alemania, traslada el tortazo, significativamente, a Inglaterra: una Espa?a siempre m¨¢s german¨®fila que angl¨®fila. Rolling / Jagger, con veinte a?os de historia, somatizan tres generaciones de descontentos que queremos cambiar el mundo y renovar las palabras de la tribu antes de que Mick, carroza como yo, le cante la ¨²ltima canci¨®n a Blanca.
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