Abu Iyad: "Los pa¨ªses ¨¢rabes no han sido capaces de adoptar siquiera una decisi¨®n simb¨®lica sobre el conflicto"
Cuando se le pregunta sobre las informaciones de Prensa que vaticinan una salida inminente de Beirut de los dirigentes y combatientes de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP), Abu Iyad, n¨²mero dos de Al Fatah, principal grupo integrante de la OLP, contesta que "al escucharlas tengo la impresi¨®n de no formar parte de la comisi¨®n negociadora por lo alejadas que est¨¢n de la realidad".
Abu Iyad, de 49 a?os de edad, encargado de cuestiones de seguridad en el seno de la direcci¨®n palestina, asegura, desde el bunker subterr¨¢neo situado en alg¨²n lugar de la periferia sur de Beirut, "que es todav¨ªa prematuro prever c¨®mo evolucionar¨¢ la OLP, pero que despu¨¦s de cada gran matanza del pueblo palestino, individuos aislados e incontrolables se vengan violentamente de los c¨®mplices de las guerras que nos han sido impuestas".Pregunta. ?En qu¨¦ fase se encuentra la negociaci¨®n palestino-libanesa-norteamericana para evitar la batalla de Beirut entre fedayin y fuerzas armadas israel¨ªes?
Respuesta. Nuestra postura preconiza una retirada del Ej¨¦rcito israel¨ª a ocho kil¨®metros de sus actuales posiciones en torno a la capital y un reagrupamiento de los milicianos palestinos en los campamentos de refugiados al sur de Beirut, que ser¨ªan protegidos por tropas internacionales bajo la autoridad de la ONU.
Esta fuerza se interpondr¨ªa entre nosotros y el Ej¨¦rcito israel¨ª. S¨®lo despu¨¦s empezar¨ªa una discusi¨®n en profundidad entre la OLP y el Gobierno liban¨¦s para redefinir nuestra presencia militar, pol¨ªtica, etc¨¦tera, en este pa¨ªs. En cuanto a saber si los 1.600 marines norteamericanos embarcados en los cinco nav¨ªos de guerra que navegan cerca de las costas libanesas formar¨¢n parte de la fuerza multinacional, eso depende del Consejo de Seguridad de la ONU.
P. ?Cu¨¢l es la postura de Estados Unidos e Israel?
R. Hace 48 horas (el mi¨¦rcoles por la noche), el primer ministro liban¨¦s, Chafic Wazzan, comunic¨® a Nabih Berri, dirigente del chiismo liban¨¦s, y a Walid Jumblatt, l¨ªder de la izquierda, que Estados Unidos propon¨ªa una evacuaci¨®n total de los combatientes y responsables palestinos por mar, a bordo de buques de la VI Flota norteamericana; o bien por tierra, hacia Siria, a trav¨¦s de la carretera Beirut-Damasco, parcialmente controlada por el Ej¨¦rcito israel¨ª.
Washington ped¨ªa tambi¨¦n que present¨¢semos un calendario detallado de la retirada de nuestros fedayin de la regi¨®n de Tr¨ªpoli y de la llanura de Bekaa. S¨®lo despu¨¦s de nuestra salida de Beirut, una fuerza multinacional, principalmente de EE UU, pero con algunos elementos franceses, se instalar¨ªa en la capital. El emisario norteamericano para Oriente Pr¨®ximo, Philip Habib, explica que la fuerza no puede llegar antes porque quedar¨ªa atrapada entre beligerantes y podr¨ªa tener bajas en sus filas. Todo esto es francamente rid¨ªculo. Antes de que rechaz¨¢semos nosotros este plan, Wazzan, Berri y Jumblatt se hab¨ªan encargado de hacerlo.
P. ?C¨®mo explica que la Prensa libanesa e internacional den a las negociaciones como mucho m¨¢s avanzadas de lo que, a juzgar por lo que dice, en realidad est¨¢n?
R. A veces, cuando lo leo, tengo la impresi¨®n de que no formo parte de la delegaci¨®n negociadora. Ocurre que se mal interpretan o se tuercen las declaraciones de los dirigentes, como la de Faruk Kaddumi, jefe del departamento pol¨ªtico de la OLP, en la que afirma que la cuesti¨®n est¨¢ resuelta en un 70%. Pero, como regla general, hay una campa?a de intoxicaci¨®n norteamericano-israel¨ª, alimentada con falsas revelaciones para distraer la atenci¨®n y desdramatizar la cuesti¨®n de Beirut, para conseguir probablemente una disminuci¨®n de la presi¨®n internacional.
P. ?No cree usted que la OLP se hab¨ªa colocado en una situaci¨®n militar insostenible, al organizar en el sur de L¨ªbano un miniej¨¦rcito de 15.000 hombres, que era mucho m¨¢s que una guerrilla?
R. Durante la guerra civil libanesa, los falangistas recibieron de Israel armas pesadas, que nosotros tuvimos tambi¨¦n que adquirir para poder hacerles frente. Despu¨¦s, las constantes incursiones de la aviaci¨®n israel¨ª nos obligaron a dotarnos de una defensa antia¨¦rea y de artiller¨ªa para poder replicar disparando sobre su territorio.
Visto retrospectivamente, he de reconocer que algunas de nuestras armas eran in¨²tiles, como, por ejemplo, el anticuado carro de combate sovi¨¦tico T-34. Nadie pensaba, sin embargo, que ¨ªbamos a poder vencer a la tremenda maquinaria b¨¦lica israel¨ª, pero muy pocos cre¨ªan que ¨ªbamos a aguantar 37 d¨ªas, como hemos resistido hasta ahora.
P. ?Qu¨¦ piensa usted de la actitud de los pa¨ªses ¨¢rabes ante el conflicto y, m¨¢s concretamente, de Siria y Arabia Saud¨ª?
R. En t¨¦rminos generales, no estoy satisfecho. Siria, desde luego, all¨ª donde ten¨ªa tropas en L¨ªbano les orden¨® que lucharan con firmeza, lo que hicieron y siguen haciendo. Los saud¨ªes, por su parte, pretenden haber hecho todo lo posible, pero creo que pod¨ªan haber presionado bastante m¨¢s.
El combatiente palestino en el frente piensa que lo m¨ªnimo que deber¨ªan hacer es imponer un embargo petrolero como el de 1973 y retirar sus fondos de las instituciones financieras norteamericanas. Los pa¨ªses ¨¢rabes no han sido, en realidad, capaces de adoptar siquiera una decisi¨®n simb¨®lica, como la retirada provisional de sus embajadores en Washington.
Estamos pagando las consecuencias de la continuaci¨®n del proceso de Camp David, de la contienda irano-iraqu¨ª, del apego al poder de los monarcas del golfo, que les impide tomar iniciativas. En resumen, de la divisi¨®n del mundo isl¨¢mico, que permite a Israel imponerse. Quiz¨¢ la OLP no haya estado nunca tan sola en el mundo ¨¢rabe -aunque los pueblos no nos abandonan-, pero esto tiene una contrapartida: nunca ha sido tan independiente corno en estos d¨ªas.
P. La guerra en L¨ªbano ha devuelto a Egipto, su enemigo jurado desde que firm¨® el tratado de paz de Camp David con Israel, un cierto protagonismo en el mundo ¨¢rabe, y hasta la OLP se ha visto obligada a reanudar los contactos con El Cairo.
R. No puedo impedir al presidente egipcio, Hosni Mubarak, enviar mensajes al norteamericano Ronald Reagan. Usted me dir¨¢ que las gestiones diplom¨¢ticas de Mubarak con Reagan, o en la ONU, nos pueden ser ben¨¦ficas, pero tambi¨¦n nos son ¨²tiles las del presidente franc¨¦s Fran?ois Mitterrand, que ten¨ªa, sin embargo, menos obligaciones que el jefe de Estado egipcio. Con esto quiero decir que Egipto no ha estado a la altura de su papel hist¨®rico en el mundo ¨¢rabe. No me extra?ar¨ªa, adem¨¢s, que Estados Unidos intente en la actual negociaci¨®n echarnos en brazos de Egipto para integrarnos en el proceso de Camp David. Pero le puedo asegurar que los que aqu¨ª combaten no se ir¨¢n a El Cairo.
P. ?Le ha desilusionado a la OLP la escasa solidaridad demostrada por la URSS?
R. Dijimos desde el primer d¨ªa del conflicto que esper¨¢bamos algo m¨¢s de la URSS que meras declaraciones verbales. Mosc¨² define en gran parte su postura en funci¨®n de la actitud ¨¢rabe, y si nuestros hermanos hubiesen reaccionado m¨¢s en¨¦rgicamente es probable que el Gobierno sovi¨¦tico hubiese actuado con m¨¢s firmeza. Aun as¨ª, la advertencia formulada el jueves a Reagan por el presidente sovi¨¦tico, Le¨®nidas Breznev, va m¨¢s all¨¢ de la postura ¨¢rabe, y nosotros se la agradecemos.
P. ?Cree que las manifestaciones de protesta en Israel contra la guerra son indicio de un cambio positivo en la sociedad israel¨ª?
R. Apreciamos las manifestaciones en Tel Aviv y la negativa de decenas de oficiales israel¨ªes a servir en el ej¨¦rcito de ocupaci¨®n en L¨ªbano. Pero quiero dejar muy claro, en contra de todos los prejuicios al respecto, que la sociedad israel¨ª es profundamente reaccionaria.
P. ?C¨®mo ser¨¢ el porvenir de la OLP tras esta crisis?
R. Es todav¨ªa prematuro prever la futura evoluci¨®n de la OLP. La guerra no ha terminado a¨²n. Lo que s¨ª s¨¦ es que, despu¨¦s de cada gran matanza del pueblo palestino, individuos aislados e incontrolables se vengan violentamente de los c¨®mplices de las guerras que nos han sido impuestas; y cuando hablo de c¨®mplices pienso, sobre todo, en algunos reg¨ªmenes ¨¢rabes.
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