Las bajas argentinas

Nunca se sabr¨¢ cu¨¢ntos argentinos cayeron en las Malvinas. Rumores los hay de todas clases. Desmond King, el propietario del hotel Upland Goose Stanley, habl¨® de 2.000. Dos d¨ªas antes de que lleg¨¢ramos a las Malvinas, nueve cad¨¢veres argentinos fueron bajados del monte Longdon a Stanley, para ser enterrados. Las nieves han cubierto el paisaje y las trincheras, donde a¨²n se encuentran cad¨¢veres de argentinos que perdieron su vida en las ¨²ltimas batallas en los montes y colinas que rodean a la capital del archipi¨¦lago.Algunos fueron sepultados en sus propias trincheras por los brit¨¢nicos, identific¨¢ndolos cuando era posible y comunicando esta informaci¨®n a la Cruz Roja Internacional. La ¨²nica cifra oficial de muertos argentinos obra en manos de esta organizaci¨®n en Ginebra.
En el cementerio de Port Stanley hay una treintena de sencillas cruces de madera con los nombres de ca¨ªdos argentinos. El bombardeo brit¨¢nico que precedi¨® a la ofensiva final fue intenso y continuo y debi¨® causar bajas. ?En qu¨¦ n¨²mero? Imposible de decir. Seg¨²n John Smith, de Stanley, los argentinos mantuvieron a sus muertos fuera de la vista de los civiles.
Hay un hangar, al oeste de Stanley, pintado con una protectora cruz roja. Ilegalmente, pues seg¨²n diversos testimonios, los argentinos lo utilizaban para guardar helic¨®pteros y municiones. All¨ª, seg¨²n un intenso rumor que no ha podido ser confirmado, almacenaron los argentinos los cad¨¢veres, antes de arrojarlos, con un barco, al mar. Desmond King se ha comprometido a comprobar la veracidad de este rumor cuando llegue el verano a las Malvinas y pueda salir al mar.
El entierro de los nueve soldados tra¨ªdos de monte Longdon fue oficiado, conjuntamente, por el sacerdote cat¨®lico de Stanley, monse?or Spraggon, y por un sacerdote castrense argentino, autorizado a bajar para esta ocasi¨®n del barco St. Edmund, donde estaban los ¨²ltimos prisioneros de guerra. La guardia galesa toc¨® una marcha f¨²nebre.
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