Wojtya es caro
Los Mundiales nos han salido caros, el 23-F nos sali¨® caro, las elecciones son caras, la NATO es cara. Y luego dicen que Wojtyla es caro.Los Mundiales iban a ser una loter¨ªa donde, aparte tocamos a todos una especie de d¨¦cimo en petr¨®leo de Kuwait, la furia espa?ola iba a quedar ondeando en el mundo como en los mejores tiempos de la autarqu¨ªa madridista. Un editorial de este rotativo matutino ha explicado de manera transparente que los Mundiales nos han costado un ojo de la cara y la yema del otro. Salvo que nuestras santas esposas han ca¨ªdo, de pronto, en que los futbolistas est¨¢n muy buenos y que el m¨²sculo no duerme ni la ambici¨®n descansa. La moda er¨®tica del intelectual ast¨¦nico y carrocilla, que trabajosamente nos trajeron Bob Dylan, Joan Manuel Serrat y Woody Allen (y a la que tantos amores diurnos y nocturnos le debemos), parece que se ha extinguido con los Mundiales, para siempre. Las santas esposas, tan cantadas por Fraga en sus programas de Gobierno, han vuelto al futbolista y el ¨¦quite, modelos er¨®ticos femeninos abolidos en los 40-50. Claro que si he dejado de llevarme hasta yo, como hombre, pensemos en ese cent¨¢urico ser llamado Porta / Saporta. La NATO tambi¨¦n era una cosa gratis, una especie de catequesis antimoscovita que dej¨® redactada en castellano el catal¨¢n don Luis de Galinsoga, cuando era centinela de Occidente. En la NATO iban a regalar fusiles como en la catequesis regalan camisetas. Ahora que hemos entrado, se nos dice la cruenta verdad: la NATO es cara como un Club de Golf, y adem¨¢s est¨¢ uno expuesto siempre al pelotazo.
Las cuentas del 23-F se las dejo a Mart¨ªn Prieto, que siempre fue primero de la clase cuando ambos curs¨¢bamos vagos periodismos en la facultad del viento, lo cual que a ¨¦l le aprovech¨® hasta llevarle a la iron¨ªa controlada, mientras que uno sigue con la poes¨ªa descontrolada, en mitad de la rue. Pero el Gobierno, que nos trata como ni?os o como enfermos de colza (viene a ser lo mismo), grad¨²a sus verdades y ahora dice la ¨²ltima y m¨¢s desesperanzadora: Wojtyla es caro. Traer al papa Wojtyla a Espa?a (salvando todas las diferencias teol¨®gicas de Hans K¨¹ng y Jim¨¦nez Lozano, y todos los respetos) es mucho m¨¢s caro que traer a los Rolling; se necesitan m¨¢s estadios de f¨²tbol, y algunos aeropuertos para que los bese. Cierta arist¨®crata de Vallecas, vieja amiga que prefiere el elegante anonimato, me sugiere algunas sensatas soluciones para sufragar la venida del Papa: exhibir a Wojtyla en el estadio del Manzanares, en partido amistoso con Polonia. Vuelta al ruedo de las Ventas, en silla gestatoria, cortando oreja a algunos rojillos de CC OO. Exhibici¨®n musical (en el Conde Duque, por ejemplo) del sombrero mexicano, la sombrilla filipina y la botella de cocacola con que Leguineche pill¨® al Papa cuando estaba malo. (Lo otro son recuerdos de sus viajes). S¨®lo la Coca-Cola, a modo de publicidad, puede financiamos la venida del Papa y, de paso, resolver las cuentas del Vaticano, que no est¨¢n claras y hasta hay contables y ambrosianos que se suicidan. Mi amiga tiene gracia, pero me parece irreverente. Me hace asimismo otras siniestras sugestiones sobre el se?or Calvi y los botes de agua bendita de la Virgen de Chestakova.
Tiene uno escrito que el espa?ol lo espera todo del milagro, siempre: los salvaespa?as, del milagro / Tejero. La hinchada, del milagro / furia de Espa?a. Los proamericanos, del milagro NATO / Reagan. Y quienes verdaderamente tienen derecho a esperar un milagro, o sea, los cat¨®licos, los creyentes, se enteran hoy de que el milagro es con taquilla. Claro que el Papa, cuando menos, no deja estela nuclear. Y luego dicen que Wojtyla es caro.
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