Los 'cuarentones' se hacen con la mafia
Democristianos, comunistas, sacerdotes, comerciantes, todos est¨¢n al alcance de la nueva Mafia, que ha multiplicado su actividad en progresi¨®n geom¨¦trica en los dos ¨²ltimos a?os
Caen bajo el plomo de la Mafia pol¨ªticos de gran altura, como Piersanti Mettarella, presidente de la regi¨®n siciliana, democristiano de gran integridad, que estaba buscando una colaboraci¨®n con el partido comunista, o como P¨ªo la Torre, dirigente comunista, m¨ªembro dela direcci¨®n del partido, que hab¨ªa declarado en Sicilia la guerra a los mafiosos; carabinero y magistrados de prestigio, o m¨¦dicos que no se prestan al juego, como en los d¨ªas pasados le ha sucedido a Paolo Giaccone, que fue acribillado ante la consternaci¨®n de toda Palermo.Para combatir esta plaga de la mafia, que en los ¨²ltimos tiempos se ha convertido en fen¨®meno nacional, despu¨¦s de haber dado el salto al mercado de la droga, de los secuestros y de las armas, fue -enviado hace unos meses a Palermo, como gobernador civil, un militar de primera plana, ya conocid¨ªsimo en la lucha contra el terrorismo de la extrema izquierda-. el general de carabineros Carlo Alberto Dalla Chiesa, que era actualmente vicecomandante de todo el arma de Carabineros, con 80.000 hombres bajo su mando.
Se trata de un militar que ya hace veinte a?os estuvo en Palermo y conoce muy bien el complejo mundo mafioso siciliano. En un principio se le garantizaron plenos poderes para su guerra, pero el general Dalla Chiesa acaba de hacer unas declaraciones explosivas que han sido interpretadas como un mensaje enviado al Gobierno de Roma. Se siente solo y abandonado. Ha quedado, arrinconado el proyecto de ampliar sus Poderes, y del Ministerio del Interior se le ha hecho saber que para combatir la Mafia no son necesarias medidas extraordinarias ni poderes a nivel nacional ya que esto pertenece al ministerio.
Hay quien piensa que ha sido entregado a la Mafia para sacrificarlo porque sabe demasiado sobre el terrorismo. En Palermo se asegura incluso que Dalla Chiesa ha amenazado ya con dimitir si sus protestas no son escuchadas en Roma.
La iglesia y los cr¨ªmenes
La Iglesia, abandonando su tradicional mutismo, ha lanzado lo que la Prensa califica como '"la condena m¨¢s dura de la Mafia y de sus connivencias pol¨ªticas".
La protesta de la Iglesia ha sido una operaci¨®n conjunta entre el vicario general de Palermo, Michele Stabile, brazo derecho del cardenal Salvatore Pappalardo, y todos los p¨¢rrocos del tri¨¢ngulo de la muerte de Palermo, quienes el domingo pasado leyeron en todas las misas una dura homil¨ªa: "No podemos asistir como cristianos a esta matanza, no podemos seguir acostumbr¨¢ndonos a esta l¨®gica de muerte". Y no basta, dicen los sacerdotes sicilianos, afirmar, "como para consolarnos", que los mafiosos se matan entre ellos porque "la derrota de la conciencia y de la ley no es s¨®lo nuestra derrota, sino tambi¨¦n la de toda la sociedad italiana.
Pero esta vez la Iglesia no se ha limitado a una condena te¨®rica. Por primera vez han increpado a los pol¨ªticos y autoridades que van a los funerales de los mafiosos, y han acusado de connivencia al poder central, apoyando al general Dalla Chiesa. "Queremos", dice el documento le¨ªdo en las iglesias, "m¨¢s seguridad para los ciudadanos; no se les puede seguir dejando inermes ante la arrogancia y el desaf¨ªo del poder mafioso. Queremos que partidos, Gobierno y Parlamento se decidan a finalmente de su inercia".
El vicario-general, Michele Stabile, no ha dudado en conceder una entrevista al diario comunista L'Ora, de Palermo, en la que afirma que una parte de la Democra cia Cristiana, que en Sicilia es mayoritaria, "traiciona, su ra¨ªz cristiana y no tiene el arrojo de aislar a los que est¨¢n comprometidos con la Mafia".
Bajo las balas de los rivales mafiosos ha ca¨ªdo tambi¨¦n un sacerdote acusado de estar comprometido en el juego, el religioso Giacinto Lentini, y otro religioso, Agostino Coppola, ha sido protagonista de una encuesta judicial, acusado de haber participado en el secuestro de una persona y de pertenecer a un clan mafioso.
Como afirma un observador siciliano: "Aqu¨ª todos tienen miedo". Se vive bajo el terror, y si uno entra en el juego, ya no sale. Lo dice claramente el vicario general de Palermo al responder a una pregunta muy expl¨ªcita "?No tiene usted miedo despu¨¦s de estas declaraciones? "Si, ciertamente; vivir en contacto con un ambiente mafioso y combatirlo es siempre peligroso. Yo no creo en los h¨¦roes, pero ha llegado ya el momento de exponerse en primera persona".
Seg¨²n el general Carlo Alberto Dalla Chiesa, el fen¨®meno Mafia hay que combatirlo no tanto con leyes especiales, sino con toda una serie de decisiones del Gobierno que no acaban nunca de llegar. Lo han pedido los mismos obispos: abolici¨®n del secreto bancario, eliminaci¨®n del destierro forzado, que sirve s¨®lo para que la Mafia se extienda; cortar el cord¨®n umbilical entre Mafia y pol¨ªtico, sobre todo con la Democracia Cristiana; coraje en los jueces para procesar a los jefes mafiosos, y grandes reformas sociales.
Apenas llegado a Palermo, lo primero que hizo el general Carlo Alberto Dalla Chiesa, a quien los socialistas han ofrecido entrar en el Senado, fue escribir para la Magistratura una lista de 162 presuntos mafiosos para que se investigara sobre ellos a fondo y se les pudiera procesar. De ellos, 72 pertenec¨ªan al nuevo grupo mafioso de los llamados vencedores, y quince, a la vieja guardia derrotada.
Una palabra innombrable
La fiscal¨ªa de Palermo ha eliminado de esa lista nada menos que a 75, alegando que sobre ellos "no existen indicios claros". Hoy existen claramente diversas actitudes de las autoridades frente a la Mafia. Algunos, muy pocos, dispuestos a abordar el problema a fondo. Los m¨¢s expuestos acaban bajo el plomo de las metralletas. Otros fingen combatirla, pero conociendo muy bien el c¨®digo mafioso. Otros intentan minimizar el fen¨®meno: "Es una cosa siciliana m¨¢s reducida de lo que parece", acaba de declarar el alcalde democristiano de Palermo, Nello Martellucci, contradiciendo al general Dalla Chiesa, que ha denunciado la expansi¨®n de la Mafia como fen¨®meno nacional e internacional.
Cuando en Palermo la Mafia asesin¨® al dirigente comunista P¨ªo la Torre, el alcalde Mertellucci llen¨® las paredes de la ciudad con manifiestos que condenaban el fen¨®meno de delincuencia", y en vano los comunistas lucharon para que en las pancartas apareciera la palabra Mafia.
El fen¨®meno mafioso, que durante tanto tiempo estuvo bien delimitado en la parte este de Palermo, hoy tiene ramificaciones muy serias en otras provincias sicilianas, como Catania, que se disputa con Palermo uno de los tr¨¢ficos de droga m¨¢s importantes del pa¨ªs.
Y la Mafia, que naci¨® como una autodefensa contra el Estado, que se olvidaba de los problemas y de las llagas de los hombres del Sur, hoy es una m¨¢quina imponente de tr¨¢fico de dinero y de poder infiltrado en todas las instituciones del Estado. Basta pensar que cuando fue secuestrado Aldo Moro fueron convocados secretamente al Ministerio del Interior algunos altos jefes mafiosos sicilianos '"para saber noticias".
Pero, l¨®gicamente, los mafiosos no abrieron boca, como es su lema. Y por eso es dif¨ªcil saber hasta qu¨¦ punto existen contactos reales entre la Mafia y el terrorismo. Seguramente existen, pero no son de tipo ideol¨®gico. La Mafia siciliana se va diferenciando cada vez menos de la Mafia calabresa (drangheta) y de la napolitana (camorra), ya que las tres hoy tienden a sustituir el poder constituido y democr¨¢tico por m¨¦todos mafiosos, adue?¨¢ndose del monopolio de la violencia, de la justicia, de la distribuci¨®n de los puestos de trabajo, del funcionamiento de las empresas, que no consiguen trabajar sin su apoyo y hasta de los bancos. Sobre todo ahora que la Mafia, gracias al tr¨¢fico de droga, y de armas, y de los secuestros de personas, est¨¢ cargada de dinero.
Hoy por hoy, aseguran los observadores, es casi imposible a un pol¨ªtico, sobre todo en el Sur, para poder actuar en libertad, escapar a las leyes de la Mafia. Oponerse es como un suicidio. Y es que los grupos mafiosos controlan todo y est¨¢n introducidos hasta en los ganglios m¨¢s secretos y m¨¢s altos del poder. Y act¨²an sin contemplaciones.
Fascistas y terroristas
Muchos piensan que la plaga de la Mafia s¨®lo se eliminar¨¢ con una renovaci¨®n profunda de los m¨¦todos pol¨ªticos y una acci¨®n m¨¢s rigurosa en materia social.
Los m¨¦todos de la Mafia son antidemocr¨¢ticos, fascistas y terroristas, y constituyen uno de los impedimentos m¨¢s serios para consolidar cualquier tipo de democracia o para abrir espacios nuevos a una posible alternancia democr¨¢tica en este pa¨ªs, en el que, desde hace cuarenta a?os sigue imperturbable en el poder el mismo partido: la Democracia Cristiana.
Ha provocado p¨¢nico la reunificaci¨®n de las mafias siciliana, calabresa y napolitana. Desde enero hasta hoy, en el tri¨¢ngulo de la muerte de Palermo (Bahgeria, Casteldaccia y Altavilla Milicia) los muertos por la Mafia son 95. En los ¨²ltimos quince meses, desde febrero de 1981, fecha en la que los mafiosos cuarentones se apoderaron del viejo poder, el n¨²mero de muertos se elev¨® a doscientos. En las ¨²ltima semana se han registrado tres asesinatos al d¨ªa.
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