La Iglesia polaca y los militares temen que ocurra algo 'irreparable' en el aniversario de los acuerdos de Gdansk
El discurso pronunciado el jueves por el primado de Polonia, arzobispo Jozef Glemp, en el santuario de Jasza Gera, constituye una base de entendimiento social que puede quedar perturbado por las m¨²ltiples manifestaciones previstas para el pr¨®ximo 31 de agosto, segundo aniversario de la firma de los acuerdos Gdansk, que dieron lugar al nacimiento del sindicato independiente Solidaridad. Las autoridades militares insisten en que los "extremistas" sindicales preparan una insurrecci¨®n armada para derrocar al poder establecido
Los aplausos y una forma de exposici¨®n confusa ahogaron en parte las palabras del primado, el jueves, en Jasna Gora. Un examen del serm¨®n de Glemp deja claro que las propuestas de la Iglesia son realizables.El primado matiz¨® mucho sus palabras y no habl¨® de condiciones, sino de "crear las condiciones para ¨¦l di¨¢logo, y aqu¨ª est¨¢n nuestras propuestas". Glemp, empez¨® a enumerar y dijo: "Primero, liberar a Lech Walesa", momento en que una prolongada ovaci¨®n interrumpi¨® sus palabras. La frase siguiente, casi perdida entre los aplausosi dej¨®-entrever un margen de negociaci¨®n en la Iglesia: "Liberar a Lech Walesa o, por lo menos, darle todas las condiciones para que pueda expresarse como un hombre libre".
La sejunda propuesta de Glemp fue "reiniciar el trabajo sindical, por lo menos, por etapas". Luego vinieron "la liberaci¨®n de los restantes internados e iniciar los trabajos de preparaci¨®n de la amnist¨ªa". Finalmente, una quinta propuesta: "Fijar la fecha de llegada del Santo Padre a Polonia".
Las propuestas de Glemp no se oponen radicalmente a los planes de los actuales dirigentes polacos de soltar, poco a poco, la mano y buscar una forma de entendimiento nacional que jaque al pa¨ªs del callej¨®n sin salida. Todas estas construcciones e intentos de di¨¢logo entre,las fuerzas sociales presentes, realmente, en Polonia pueden quedar barridos por los acontecimientos si se flegase a un enfrentamiento violento el pr¨®ximo d¨ªa 31 de agosto. La reacci¨®n del Estado ha sido categ¨®rica con las palabras de advertencia del ministro del Interior, general Czaslaw Kiszczak, de que no est¨¢n dispuestos a consentir el desorden en las calles y dar el espect¨¢culo para las televisiones extranjeras, como ocurri¨® durante los sucesos del pasado mes de mayo.
Curiosamente, el primado, en su serm¨®n, vino a coincidir con la postura del Gobierno, cuando dijo que ?la calle no es lugar para. el di¨¢logo". "Ya se derram¨® demasiada sangre en nuestras calles. El lugar adecuado para el di¨¢logo es la mesa", record¨® Glemp.
Los intereses de la jerarqu¨ªa cat¨®lica polaca y del Gobierno coinciden en estos momentos, ante el temor de que puedan producirse "acontecimientos dif¨ªcilmente reparables". El Gobierno reacciona con la amenaza de represi¨®n por boca del ministro del Interior y la Iglesia con el llamamiento a un comportamiento razonable del primado.
Glemp insisti¨® en que "las rebeliones perdidas supusieron una marcha atr¨¢s para el pa¨ªs", apel¨® para "recordar con tranquilidad nuestra historia, que es maestra de la vida. Aprendamos de una vez algo de la historia", y concluy¨® que "la ira es mala consejera".
Fue en estos momentos de su discurso cuando el primado recurri¨® a la met¨¢fora taurina "el animal que sale a la arena espa?ola es fuerte, airado y, adem¨¢s, se le excita m¨¢s su ira. Ante ¨¦l est¨¢ un matador, que no est¨¢ airado, piensa y tiene una superioridad inconmensurable ante el enemigo cegado por la ira".
La postura de Glemp se inscribe dentro de la l¨ªnea de prudencia seguida por la jerarqu¨ªa cat¨®lica en Polonia desde el inicio de la crisis hace dos a?os. El serm¨®n del primado en Jasna Gora tuvo lugar el mismo d¨ªa en que se cumpl¨ªan dos a?os de las palabras del difunto cardenal Wyszynski, cuando, en plena huelga del B¨¢ltico, recomend¨® volver al trabajo y rebajar las reivindicaciones, que s¨®lo cinco d¨ªas m¨¢s tarde fueron aceptadas casi plenamente por las autoridades al firmar los acuerdos de Gdansk.
Hace unos d¨ªas, el viceprimer ministro, Mieczyslaw Rakowski, recordaba en una entrevista con el diario Zycie Warszawy (Vida de Varsovia) que algunos sacerdotes utilizan los p¨²lpitos para agitar contra las autoridadel y el Estado. Rakowski se lamentaba de que "en un pa¨ªs en el que en este momento se construyen m¨¢s de cien iglesias, se acusa a las autoridades, de ate¨ªsmo y de dificultar a los creyentes el ejercicio del culto".
El Estado tiene inter¨¦s en ganarse a la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica para la normalizaci¨®n de Polonia y trata de conseguir con su apoyor una especie de entendimiento.
La Iglesia no ha salido perjudicada materialmente del estado de guerra, ha ganado en condiciones materiales y en poder al recuperar el monopolio de la oposici¨®n, que hab¨ªa empezado a tener que compartir con el sindicato independiente Solidaridad. El serm¨®n de Glemp en Jasna Gora tuvo el m¨¦rito de fijar de forma clara las propuestas o condiciones de la Iglesia para el di¨¢logo. No parecen insalvables, incluso pueden coincidir con el calendario fijado por el jefe del Consejo Militar de Salvaci¨®n Nacional (WRON), general Wojciech Jaruzelski, cuando en su discurso del pasado d¨ªa 21 de julio fij¨® hasta finales de a?o como fecha previsible para poner fin al estado de guerra.
Ira popular
Todos estos c¨¢lculos est¨¢n hechos sin contar con las dimensiones de la ira popular, que tantas preocupaciones despierta en el primado y en el Gobierno. La plaza de la Victoria, de Varjovia, donde durante meses se reun¨ªan los fieles cat¨®licos en tomo a una cruz de flores para expresar sus oraciones y protestas, ha quedado cerrada.
Las autoridades decidieron renovar el pavimento, cercaron completamente el centro y la cruz desapareci¨®. La respuesta popular fue inmediata. Ahora han surgido dos cruces en vez de una en dos iglesias cercanas.
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