Quinientos millones de goles
EL ACUERDO firmado entre Televisi¨®n Espa?ola y la Comisi¨®n de Clubes de F¨²tbol para la retransmisi¨®n de dieciocho partidos de Liga de Primera Divisi¨®n y el programa dominical Deportivo va a costar al erario p¨²blico la friolera de 541 millones de pesetas. A nadie puede enga?ar, por lo dem¨¢s, que Televisi¨®n utilice el pudoroso eufemismo de subvenci¨®n para justificar una parte de ese leonino contrato. El reparto del bot¨ªn se realizar¨¢ seg¨²n rigurosos criterios de desigualdad, ya que las directivas de los dieciocho equipos de Primera Divisi¨®n se repartir¨¢n casi la tercera parte de tan suculenta suma, mientras que los 260 clubes de Tercera Divisi¨®n cobrar¨¢n la pedrea, unas 200.000 pesetas por barba. El refr¨¢n de quien parte y bien reparte siempre se lleva la mejor parte queda. una vez m¨¢s confirmado, ya que la negociaci¨®n con Eugenio Nasarre la llev¨®, precisamente, un selecto grupito de presidentes de clubes.Tras el estrepitoso fracaso del f¨²tbol profesional espa?ol en el Campeonato Mundial de 1982, se abri¨® la esperanza de que la humillaci¨®n deportiva colectiva servir¨ªa, al menos, para que las autoridades espa?olas tomasen medidas para sanear y racionalizar una actividad que, como espect¨¢culo, mueve una cifra de negocios cercana a los 15.000 millones de pesetas y que se encuentra en una situaci¨®n econ¨®mica pr¨®xima a la bancarrota. Los presupuestos de los clubes grandes y medianos alcanzan cifras millonarias, pero los encargados de administrarlas brillan, en ocasiones, por su irresponsabilidad, frivolidad y capricho.
Se calcula que la deuda conjunta de los clubes espa?oles ronda los 10.000 millones de pesetas, sin que existan los medios de control que se aplican en la empresa privada o en los entes p¨²blicos para luchar contra el despilfarro y la insensatez. Un presidente puede endeudar a su equipo -como sucedi¨® al Atl¨¦tico de Madrid durante la ¨¦poca del mandato del doctor Cabeza, convertido en showman gracias a su divertida manera de derrochar los dineros del club- sin tener luego que responder con su patrimonio. El recuerdo de que el doctor Cabeza fue anteriormente director del hospital de La Paz seguramente producir¨¢ m¨¢s de un escalofr¨ªo en los responsables del Insalud. Cinco equipos -Burgos, Almer¨ªa, Getafe, Levante y Zamora- han sido descendidos de categor¨ªa por su insolvencia para pagar a los jugadores, medida sancionadora que la denostada AFE logr¨® arrancar de la federaci¨®n hace un a?o. Entre tanto, Pablo Porta, a quien la afici¨®n atribuye justificadamente el desastroso planteamiento del Mundial-82, se ha aferrado a su cargo de presidente de la federaci¨®n con la connivencia de sus pares, los presidentes de los clubes, para quienes la sagacidad de su jefe m¨¢ximo para torpedear a la Asociaci¨®n de Futbolistas Espa?oles y para sacar los cuartos a los contribuyentes prevalece sobre cualquier otra consideraci¨®n.
En este cuadro, asombra que el Gobierno y las entidades p¨²blicas, como Televisi¨®n Espa?ola, contin¨²en regalando fondos del Tesoro al podrido f¨²tbol profesional espa?ol sin exigir las necesarias garant¨ªas de que ese, dinero va a ser administrado con pulcritud, en beneficio del deporte y en favor de los aficionados. A mejor decir, de Televisi¨®n Espa?ola ya no nos asombra casi nada. Y eso de que pague a los clubes por la realizaci¨®n de un programa informativo los domingos, adem¨¢s de un esc¨¢ndalo, es una ingenuidad impropia de quien ha llegado a la direcci¨®n general con la estampilla de ser periodista titulado. La inflaci¨®n de los fichajes y las primas pagadas por algunos clubes poderosos ser¨ªan problemas simplemente morales si se financiaran de forma privada, pero desemboca en un asunto p¨²blico al intervenir el dinero de los contribuyentes. Televisi¨®n Espa?ola, inmersa en el clima electoral que condicionar¨¢ toda la vida espa?ola en los pr¨®ximos dos meses, ha transferido a los forofos de Pablo Porta m¨¢s de quinientos millones de pesetas. No sabemos nada de qu¨¦ pasar¨¢ con la publicidad est¨¢tica en los estadios, tan pomposamente mostrada a veces a los ojos de los telespectadores. Pero las pretensiones de ese gremio de pedig¨¹e?os futbol¨ªsticos no paran y aspiran a incrementar su participaci¨®n en las quinielas, a la condonaci¨®n de sus deudas con la banca p¨²blica y la exoneraci¨®n de parte de los impuestos. Confiemos en que el Gobierno -este Gobierno o el que le suceda- se decida alg¨²n d¨ªa a poner freno a esta enloquecida pol¨ªtica y enderece una situaci¨®n que, con independencia de sus adversos efectos sobre el nivel de calidad de nuestro f¨²tbol, puede desembocar en la quiebra del deporte profesional y en el definitivo hundimiento del balompi¨¦ como espect¨¢culo. Por el momento, a Nasarre le han metido ya un buen gol. Un gol no, quinientos millones.
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