La familia del naviero vasco Ram¨®n de la Sota recupera su palacio tras pagar una multa impuesta en 1940
Tres bisnietos de Ram¨®n de la Sota y Llano, prototipo del "capit¨¢n de industria" vasco del primer tercio del siglo XX, y cuyas ideas nacionalistas fueron causa de la expropiaci¨®n de sus bienes por el bando vencedor de la guerra civil, tomaron ayer posesi¨®n simb¨®licamente, en presencia de varios periodistas, del antiguo palacete de la familia, a orillas del r¨ªo Nervi¨®n, sede hasta fecha reciente del Gobierno Militar de Vizcaya y devuelto ahora a los Sota tras a?os de litigios diversos y el pago de los 62 millones de pesetas que supuestamente deb¨ªan abonar los herederos para enjugar la multa impuesta a Ram¨®n Sota en 1940. La presencia de una dotaci¨®n de la Polic¨ªa Nacional, que s¨®lo tras una llamada al gobernador autoriz¨® a penetrar en el edificio a los periodistas convocados por los herederos del famoso naviero, fue todo un s¨ªmbolo de las resistencias que ha tenido que vencer la familia para recuperar los bienes que en su d¨ªa fueron incautados en virtud de un decreto de Franco.
El Tribunal Nacional de Responsabilidades Pol¨ªticas conden¨®, en efecto, el 9 de julio de 1940, a Sota y Llano al pago de una multa de cien millones de pesetas por delitos tales como haber sido diputado "con la significaci¨®n nacionalista", en 1918, haber enviado un telegrama de felicitaci¨®n al presidente de Estados Unidos o haber pisoteado una bandera espa?ola en 1893. Pero si sorprendente puede parecer que se considere delictivo el telegrama por el que los diputados vascos hab¨ªan felicitado, en 1918, al presidente Wilson por la iniciativa de sus famosos "puntos para la paz mundial" o la participaci¨®n en un acto, celebrado en Guernica casi cincuenta a?os antes, en el que fueristas y nacionalistas confraternizaron por primera vez y en el transcurso del cual un espont¨¢neo prendi¨® fuego a una bandera, m¨¢s ins¨®lito parece el hecho de que la multa fuera impuesta a un muerto.Ram¨®n de la Sota, nacido en Castro Urdiales en 1857, hab¨ªa fallecido en Las Arenas, el 17 de agosto de 1936, es decir, cuatro a?os antes de ser sancionado por el Tribunal de Responsabilidades Pol¨ªticas. Sus bienes, tras la imposici¨®n de esta multa -con excepci¨®n de los que hab¨ªan pasado a depender del Ej¨¦rcito- ser¨ªan subastados p¨²blicamente en 1950 por un importe total de algo m¨¢s de 37 millones de pesetas. Algunas de las propiedades fueron posteriormente enajenadas por el Ministerio de Hacienda a otros ministerios, como el palacio en el que todav¨ªa hoy tiene su sede la comandancia de Marina de Bilbao. Otras, como la finca Ibaigane (que se convertir¨ªa en sede del Gobierno Militar), devuelta ahora, ser¨ªan simplemente usufructuadas por el Estado.
A ra¨ªz de una ley de 1968 que permit¨ªa, en determinadas condiciones, recuperar ciertos bienes incautados mediante el pago de unas cantidades fijadas por el Ministerio de Hacienda, los herederos legales de Sota reclamaron la devoluci¨®n de las propiedades familiares. Una sentencia del Tribunal Supremo de 1974 fij¨® el importe de la cifra a satisfacer en 62.332.822 pesetas, es decir, justamente la diferencia entre la multa de cien millones impuesta en su d¨ªa y lo que se obtuvo de los bienes subastados en 1950.
Tras la promulgaci¨®n de la ley de amnist¨ªa en 1977, la familia solicit¨® la cancelaci¨®n del conjunto de la multa y por tanto, la devoluci¨®n de los bienes, que segu¨ªan en poder del Estado, sin necesidad de hacer efectiva la suma anterior. La petici¨®n fue denegada en base al argumento de que dicha cifra "responde no a la parte pendiente de pago de la multa impuesta, sino al precio de la cesi¨®n de los inmuebles fijado por la Administraci¨®n frente al derecho de recuperaci¨®n de los herederos".
La familia no admite tal argumentaci¨®n, puesto que no s¨®lo coincide al c¨¦ntimo la cifra fijada por el Estado con la parte pendiente de la multa, sino que s¨®lo la existencia de esta ¨²ltima, fijada expresamente en funci¨®n de la ley de "responsabilidades pol¨ªticas", explica la existencia posterior de un precio de recuperaci¨®n. No obstante, los herederos han decidido pagar los 62 millones, reserv¨¢ndose el derecho a recurrir ante tribunales internacionales.
Un empresario nacionalista
Ram¨®n de la Sota, fundador de Astilleros Euskalduna, creador de la siderurgia de Sagunto y, sobre todo, promotor de la naviera que llevaba su nombre -y que se fusionar¨ªa con la de Aznar-, no s¨®lo fue un poderoso hombre de negocios, sino el primer plut¨®crata vasco que abraz¨® la causa del nacionalismo. Sota y sus seguidores ejercer¨ªan, a partir de 1898, una influencia determinante en el nacionalismo vasco, al que aportar¨ªan dinero, influencia social, capacidad organizativa y un cierto posibilismo pol¨ªtico moderador de la ideolog¨ªa m¨ªstica introducida en el movimiento por Sabino Arana.Sota se convertir¨ªa en propietario de una inmensa fortuna a ra¨ªz de la primera guerra mundial, durante la cual su flota surc¨® los mares al servicio de la Corona brit¨¢nica. En pago a sus servicios, el Gobierno ingl¨¦s le otorg¨® el t¨ªtulo de sir, circunstancia que tambi¨¦n ser¨ªa evocada como prueba de convicci¨®n de su "antiespa?olismo" en algunos de los informes que sobre su conducta elaborar¨ªan, tras su muerte, la jefatura superior de polic¨ªa de Bilbao o el Gobierno Civil de la provincia, para justificar la expropiaci¨®n de sus bienes.
En relaci¨®n con esta actitud del Gobierno de Franco de incautarle sus bienes e imponerle multas despu¨¦s de muerto, Indalecio Prieto comenta con sorna en la silueta dedicada a Sota en su libro de memorias De mi vida, esta originalidad de los tribunales franquistas, avanzando la hip¨®tesis de que quiz¨¢s el objetivo fuera "imponerle un duro correctivo para que se enmendase en la otra vida".
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