Rescatados 46 cad¨¢veres del avi¨®n DC-10 de Spantax que se estrell¨® ayer en el aeropuerto de M¨¢laga
El n¨²mero de v¨ªctimas mortales del accidente ocurrido ayer en las inmediaciones del aeropuerto de M¨¢laga podr¨ªa ser de sesenta aproximadamente. A la hora de cerrar esta edici¨®n se hab¨ªa conseguido sacar de entre los restos del DC-10 de la compa?¨ªa Spantax, que se hab¨ªa estrellado poco despu¨¦s de mediod¨ªa al no lograr despegar, un total de 46 cad¨¢veres. A otros 31 pasajeros se les daba oficialmente como desaparecidos. Sin embargo, se cree que muchos de ellos pudieron abandonar por su propio pie el avi¨®n y no han sido a¨²n localizados. De los aproximadamente setenta heridos trasladados a la ciudad sanitaria Carlos Haya de M¨¢laga, dos murieron poco despu¨¦s de ingresar, catorce est¨¢n muy graves en la unidad de quemados y otros 45 est¨¢n graves. Adem¨¢s hay veintiuna personas internadas en el Hospital Civil y tres en la cl¨ªnica Santa Elena.
Entre los restos del avi¨®n, seg¨²n inform¨® el m¨¦dico que dirig¨ªa los trabajos de recuperaci¨®n de los cuerpos, no quedan ya cad¨¢veres enteros, sino algunos restos. La mayor¨ªa de los cad¨¢veres estaban agolpados en la parte trasera del avi¨®n, junto a las puertas que no se abrieron porque sus sistemas autom¨¢ticos se estropearon como consecuencia del impacto final. Entre estos cad¨¢veres de la cola del avi¨®n se hall¨® el de un ni?o de unos cuatro a?os de edad.El DC-10 de Spantax, fletado en un vuelo charter por varias agencias de viajes, hab¨ªa salida por la ma?ana de Madrid para hacer una escala en M¨¢laga, donde recogi¨® a numerosos turistas que hab¨ªan finalizado sus vacaciones en la Costa del Sol, y rendir viaje en Nueva York. Los pasajeros eran 380 y trece los tripulantes, diez de los cuales se encuentran a salvo. No han sido localizadas tres azafatas, que viajaban en la parte trasera del avi¨®n y que puede que est¨¦n entre las v¨ªctimas. Seg¨²n la Embajada de Estados Unidos en Madrid, 210 pasajeros eran norteamericanos y hab¨ªa tambi¨¦n alg¨²n canadiense; 85, espa?oles que viven en Estados Unidos, y ochenta, espa?oles que se dirig¨ªan a aquel pa¨ªs por diferentes motivos.
El comandante del avi¨®n, Juan P¨¦rez, not¨® una vibraci¨®n muy fuerte cuando el aparato estaba en situaci¨®n V-1, es decir, cuando estaba a punto de despegar con sus motores a la m¨¢xima potencia, seg¨²n inform¨® un portavoz de Spantax. El piloto, ante los problemas que notaba, decidi¨® abortar el despegue y consigui¨® controlar el avi¨®n y evitar su choque contra dos construcciones que hay en la zona del siniestro. Sin embargo, no pudo frenar del todo el aparato ni conseguir que se saliera del per¨ªmetro del aeropuerto.
Algunos de los supervivientes contaron que ellos ve¨ªan c¨®mo se acababa la pista. "De pronto hubo un golpe, quiz¨¢ producido al caer a tierra la parte delantera del avi¨®n, que se hab¨ªa levantado un poco, y vimos c¨®mo el aparato se precipitaba contra la malla met¨¢lica que separa los terrenos del aeropuerto de la carretera. Despu¨¦s de varios golpes, el avi¨®n se detuvo. Todo parec¨ªa normal, pero en seguida vimos que aparec¨ªa humo por el techo. Este fue el momento en que todos los pasajeros iniciamos la escapada hacia las puertas".
El avi¨®n, despu¨¦s de romper la malla met¨¢lica, cruz¨® la carretera nacional 340 C¨¢diz-Barcelona, que tiene dos v¨ªas de circulaci¨®n en cada sentido a su paso por M¨¢laga, y arroll¨® una furgoneta y varios coches, antes de detenerse a unos cuarenta metros de la v¨ªa, sobre unos viveros de ICONA.
Se desconocen las causas por las que el avi¨®n no pudo despegar. La pista del aeropuerto malague?o tiene 3.500 metros longitud, m¨¢s que suficiente para posibilitar un despegue normal. Seg¨²n dijo el ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones, Luis G¨¢mir, en una conferencia de Prensa celebrada a las 20.30 horas de ayer, el aeropuerto de M¨¢laga es uno de los m¨¢s seguros de Espa?a. Por lo dem¨¢s, las condiciones atmosf¨¦ri cas eran ¨®ptimas. A la hora de cerrar esta edici¨®n no se hab¨ªa intentado a¨²n sacar de entre los restos del avi¨®n la llamada caja negra y la cinta que graba las conversaciones entre los pilotos y la torre de control.
Los primeros servicios de socorro llegaron r¨¢pidamente a la zona del siniestro y se movilizaron de inmediato todos los hospitales de M¨¢laga, Guardia Civil, Polic¨ªa Nacional, Cruz Roja, bomberos y ambulancias. Algunos efectivos de socorro tardaron, sin embargo, alg¨²n tiempo en llegar al lugar de la cat¨¢strofe, a causa del enorme tap¨®n de tr¨¢fico que se form¨® en la carretera.
"Sal¨ªan llamas del ala izquierda"
La mayor¨ªa de los supervivientes sali¨® por sus propios medios del aparato. Tal fue el caso del s¨²bdito suizo Hans Rudolf Jauslin, fisico que trabaja en la Universidad de Ginebra, de veintisiete a?os, que iba a Nueva York a ver a su novia. El cont¨® as¨ª el accidente a EL PAIS: "El avi¨®n aumentaba progresivamente su velocidad. De repente hubo un fuerte frenazo. Pens¨¦ que el piloto podr¨ªa detener el aparato antes de llegar a la garretera. Yo estaba a mitad del avi¨®n, cerca del ala izquierda de cuyo extremo sal¨ªan algunas llamas. Una azafata abri¨® una de las puertas centrales y solt¨® el tobog¨¢n de socorro, pero, por desgracia, ¨¦ste ca¨ªa sobre el fuego que ya se hab¨ªa formado en tierra. As¨ª que anduve sobre el ala y salt¨¦ al suelo. Me levant¨¦ y ech¨¦ a correr por el campo. Yo sal¨ª de los primeros. ?Que qu¨¦ siento ahora? Es algo extra?o. Oyes hablar de accidentes y piensas que nunca te va a tocar a ti. Un ingeniero aeron¨¢utico amigo m¨ªo me estuvo explicando anoche precisamente por qu¨¦ vuela un avi¨®n y esas cosas. Recuerdo que me dijo que el despegue es el momento m¨¢s peligroso. Llevaba raz¨®n".
Javier Chapa Villalba, un valenciano de veinticinco a?os que se dirig¨ªa a Nueva York, donde est¨¢ haciendo un master de Bellas Artes y que estaba situado al final del avi¨®n, narra la tr¨¢gica aventura vivida de la siguiente forma: "Despu¨¦s de que el avi¨®n se detuvo, intent¨¦ dirigirme a la puerta trasera que estaba muy cerca. Vi que all¨ª hab¨ªa fuego, por lo que decid¨ª ir hacia adelante. Recuerdo que hab¨ªa una se?ora muy gorda en el suelo y le ayud¨¦ ¨¢ levantarse. Los paneles del techo se ca¨ªan. Llegu¨¦ a una de las puertas, tir¨¦ de todas las palancas y de todos los cables que ve¨ªa y consegu¨ª abrirla. Me tir¨¦ y corr¨ª por el campo. Pero pens¨¦ que mi ayuda podr¨ªa ser ¨²til y regres¨¦ al avi¨®n. Con una azafata logr¨¦ sacar a algunas personas. La escena era terrible. La gente lloraba y gritaba, y unos americanos, muy excitados, llegaron a golpear al comandante. Yo lo vi. Otra persona, en ingl¨¦s, gritaba: '?Para qu¨¦ construyen estos aparatos?' ?Para matarnos a todos? Era algo terrible".
"He estado todo el d¨ªa buscando a mi amigo el periodista"
Enrique Jes¨²s Enciso Encinas es un madrile?o de diecisiete a?os a punto de comenzar COU que viajaba por vez primera en avi¨®n: "Yo iba a Nueva York invitado por unos t¨ªos que viven all¨ª y estaba muy ilusionado. Bueno, era mi primer viaje, pero mi segundo despegue, pues sal¨ª de Barajas. Todo muy bonito. Yo iba mirando por la ventanilla y observ¨¦ que la pista se acababa. Iba sentado junto a un periodista de la agencia Efe, Manuel de Dompablo, al que conoc¨ª en Barajas, que iba a Nueva York a trabajar, seg¨²n me dijo, en la delegaci¨®n de la agencia. Justo en el momento del accidente ¨ªbamos hablando de lo bonito que ser¨ªa vivir una aventura, pero no pens¨¢bamos que ser¨ªa una aventura as¨ª. All¨ª cerca iba un se?or de raza negra que lo grababa todo en un magnetof¨®n. Ve¨ªa una palmera y dec¨ªa: palmera, y cosas as¨ª. Algo muy raro. Pens¨¦ que si lleg¨¢bamos a la carretera alg¨²n automovilista iba a pasarlo mal. Luego vino el choque, y cuandose detuvo el aparato observ¨¦ que todos los asientos estaban abatidos y que hab¨ªa como un pasillo de salvaci¨®n ante m¨ª. Avanc¨¦ por ¨¦l y llegu¨¦ a una puerta que estaba cerrada. Alguien -despu¨¦s supe que era Javier Chapa- abri¨® la puerta. y yo pens¨¦ que me abr¨ªa la puerta del
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cielo. Me tir¨¦ sin pensarlo y alguien cay¨® sobre m¨ª. Este Javier se ha portado muy bien. Y otro chico con barbas, que consigui¨® sacar a dos ni?os de una se?ora que estaban cerca de nosotros. He estado todo el d¨ªa buscando a mi amigo el periodista y no lo he encontrado. Estoy muy disgustado".
Max Montalvo, de veinte a?os, ciudadano norteamericano de padre estadounidense y madre espa?ola, estudiante en Estados Unidos, no pudo quitarse al principio el cintur¨®n de seguridad. "Cuando lo consegu¨ª trat¨¦ de avanzar hacia una puerta, pero ca¨ªan paneles del techo. Detuve con los brazos uno grande para que no golpeara a los heridos que hab¨ªa en el suelo y as¨ª estuve un momento mientras pasaban bajo ¨¦l algunos pasajeros. No era f¨¢cil pensar, pero decid¨ª que no pod¨ªa quedarme all¨ª. Cuando llegu¨¦ a la puerta saltamos varias personas a la vez y ca¨ªmos confundidos. EI avi¨®n estaba ardiendo y hab¨ªa bomberos y enfermeros y guardias y mucho humo".
Colaboraci¨®n ciudadana
Por la tarde lleg¨® al aeropuerto de M¨¢laga el ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones, Luis G¨¢mir, que junto con el gobernador civil Jos¨¦ Est¨¦vez M¨¦ndez, que desde un principio hab¨ªa dirigido los trabajos de salvamento y rescate, se traslad¨® al lugar del siniestro. Posteriormente, desde Sevilla lleg¨® el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Rafael Escuredo, y poco despu¨¦s el presidente del Gobierno, Calvo Sotelo. Despu¨¦s de visitar el lugar donde cay¨® el avi¨®n se trasladaron a M¨¢laga para visitar a los viajeros internados en los hospitales. Igualmente visit¨® a los heridos norteamericanos el embajador de EE UU en Espa?a, Todman, quien recibi¨® del alcalde de la ciudad, Pedro Aparicio, el ofrecimiento de cuanto fuera necesario para atender a los pasajeros del avi¨®n siniestrado.
Tan pronto como se conoci¨® la
noticia del accidente en M¨¢laga, se form¨® un gran ambiente de colaboraci¨®n ciudadana. Unos 1.500 malague?os acudieron al centro de donaci¨®n de sangre. Todo el personal sanitario que se encontraba de baja o de vacaciones se incorpor¨® a sus puestos, al igual que los bomberos, las fuerzas de orden p¨²blico, etc¨¦tera. Este clima de colaboraci¨®n ciudadana fue reconocido y elogiado por las autoridades.
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