El frustrado testamento de Fassbinder
El festival de San Sebasti¨¢n inaugur¨® su secci¨®n competitiva con dos pel¨ªculas que pueden tener alg¨²n punto en com¨²n, aunque aparentemente se distancien en f¨®rmulas y conceptos: Querelle, de Fassbinder, y Cangrejo, de Rom¨¢n Chalbaud.Al margen de cualquier otro adjetivo, Fassbinder fue un cineasta que propuso el disgusto que le originaba la sociedad que conoci¨® en el primer plano de su est¨¦tica. Fue el suyo un cine a la contra que, parad¨®jicamente, triunf¨® en los ambientes relativamente minoritarios del cine de arte y ensayo en todo el mundo. Para Querelle se inspir¨®, adem¨¢s, en otro de los grandes marginados de la literatura contempor¨¢nea, Jean Genet, de quien aspir¨® su defensa por los mundos marginales, su sentido del placer y el paneg¨ªrico de cuanto la burgues¨ªa considera pecado. Bien es cierto que Fassbinder no lleg¨® en la versi¨®n cinematogr¨¢fica de esta novela a una altura -o decadencia, seg¨²n se mire- similar a la del escritor franc¨¦s. La fantas¨ªa de colores con que el realizador ilustraba sus ¨²ltimas pel¨ªculas y el af¨¢n de hacerlas interpretar por actores de renombre universal han convertido su Querelle en una muestra m¨¢s del cierto mal gusto que a veces le caracteriz¨®. Mal gusto que nada tuvo que ver con la rabia escondida de las descaradas novelas de Genet.
Querelle, como definitivo t¨ªtulo de la f¨ªlmograf¨ªa del desaparecido cineasta alem¨¢n, se ve ahora con ojos ¨¢vidos de conocer los secretos que le llevaron a la muerte. Pero la pel¨ªcula no responde a ellos; entre otras cosas, porque probablemente no fuera Fassbinder quien concluyera el montaje final de su trabajo. Hay un clasicismo en la ordenaci¨®n de los planos que no corresponde a su habitual estructuraci¨®n narrativa. M¨¢s a¨²n: se puede confirmar esta sospecha revisando los documentales que otros filinadores principiantes realizaron durante el rodaje de Querelle. Se ve en ellos c¨®mo Fassbinder compon¨ªa planos y secuencias que quedan luego, en la versi¨®n definitiva de su largometraje, violentamente interrumpidos, sesgados por una mentalidad distinta a la de quien la film¨®.
Son conjeturas que tratan de defender la irregularidad de su pel¨ªcula, donde s¨®lo un p¨²blico apto, para la sorpresa f¨¢cil puede sentirse escandalizado por las secuencias de sodomizaci¨®n o el decorado que encabezan gigantescos falos. En el vocabulario de los int¨¦rpretes pueden encontrarse igualmente algunos momentos escandalosos, no siempre respetados por los subt¨ªtulos. El conjunto de esas secuencias no refleja, sin embargo, el ardiente amor por la vida y el sexo que Genet volcaba en sus trabajos.
El parecido con el venezolano Rom¨¢n Chalbaud, citado al principio de esta cr¨®nica, puede parecer descabellado a quienes vieran en San Sebasti¨¢n su pel¨ªcula Cangrejo. Sin embargo, tambi¨¦n Chalbaud es un hombre con capacidad para realizar un cine a la contra que obtenga del p¨²blico burgu¨¦s su sensibilidad para el esc¨¢ndalo, pero nunca su aplauso c¨®mplice. Chalbaud, con un talento cinematogr¨¢fico muy sorprendente para quienes no conocen su trayectoria, trata de penetrar en cada una de sus pel¨ªculas (o en los textos teatrales que tambi¨¦n escribe) en una parcela oculta de la realidad de su pa¨ªs. Sus aciertos no son homog¨¦neos y, concretamente, en Cangrejo no ha alcanzado la dimensi¨®n de otros t¨ªtulos suyos. Aunque eso no le ha impedido obtener el rechazo de los hombres de orden de su pa¨ªs, que no toleran la denuncia de la corrupci¨®n policial que la pel¨ªcula narra.
Inspir¨¢ndose en el libro publicado por un agente del servicio de investigaci¨®n cuyos m¨¦todos de trabajo no coincid¨ªan con los intereses serviles de sus propios jefes, m¨¢s atentos al posible poder econ¨®mico de los denunciados que a la clarificaci¨®n de los cr¨ªmenes que deb¨ªan investigar, Chalbaud denuncia la red que quiere ocultar el secuestro y posterior asesinato de un muchacho de doce a?os, cuyo rescate se destina a la compra de droga dura que necesitan los hijos de altos magnates venezolanos. Dirigi¨¦ndose a un p¨²blico que solicita del cine planteamientos muy elementales, la pel¨ªcula remacha con insistencia el contenido de su mensaje; por tanto, entre espectadores de festival, Cangrejo puede parecer en ciertos momentos de una obviedad mon¨®tona.
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