300 falangistas y soldados de Haddad asesinaron, bajo vigilancia israel¨ª, a los refugiados palestinos
El Ej¨¦rcito liban¨¦s y los servicios de protecci¨®n civil siguieron enterrando ayer, por tercer d¨ªa consecutivo, cad¨¢veres de las v¨ªctimas, mayoritariamente palestinas, en la que puede ser la mayor matanza de la historia de L¨ªbano, que empez¨® a perpetrarse hace hoy una semana en los campamentos de refugiados de Sabra y Chatila, situados al sur de Beirut, por las milicias cristianas de diversas procedencias, a tan s¨®lo unos centenares de metros de las posiciones del Ej¨¦rcito de Israel.
Cinco d¨ªas despu¨¦s de que los periodistas descubriesen la matanza ha quedado pr¨¢cticamente establecido, en base a las descripciones de los uniformes proporcionadas por militares libaneses, enfermeras europeas y parientes de las v¨ªctimas, que los atacantes pertenec¨ªan a la milicia falangista cristiana (Kataeb), concretamente a la polic¨ªa militar de este grupo; a la facci¨®n armada capitaneada por el comandante liban¨¦s Saad Haddad, aliado de Israel; y hasta al diminuto movimiento chi¨ªta de los M¨¢rtires de Kerbala, que tambi¨¦n colabora en el sur del pa¨ªs con el Ej¨¦rcito israel¨ª.Aunque la mayor¨ªa de los uniformes de los milicianos fuese identificable por la insignia del tradicional cedro liban¨¦s cosida en el pecho o en el brazo a la altura del hombro, y otros por el brazalete de la polic¨ªa militar Kataeb, muchos no llevaban ning¨²n emblema que permitiese reconocerles.
En el exterior de los campamentos un extra?o juego de pistas con pintadas frescas de flechas precedidas por las iniciales MP de la polic¨ªa militar de la Kataeb, dirigida por Dib Anastase -que tambi¨¦n mand¨® la secci¨®n falangista de la localidad de Damour- conduce hasta un edificio de la ONU, situado en la entrada sur de Chatila, donde el personal hospitalario de Acca fue interrogado sobre sus relaciones con los palestinos.
En el interior, inscripciones en ¨¢rabe pertenecen a la fraseolog¨ªa falangista, pero tambi¨¦n a la de Saad Haddad, que controla desde 1978 una franja de territorio fronterizo con Israel.
El acento del ¨¢rabe hablado por los agresores era, en algunos casos, el de los chi¨ªtas del sur de L¨ªbano, reclutados por Saad Haddad, y en otros, el de los cristianos de la monta?a, adscritos en este caso a los kataeb y, adem¨¢s, frecuentemente franc¨®fonos, como pudieron comprobarlo las enfermeras interrogadas en el edificio de las Naciones Unidas.
300 atacantes
La milicia mixta de aproximadamente trescientos atacantes empez¨® a actuar el jueves 16 de septiembre a las cinco de la tarde, y acab¨® su trabajo el s¨¢bado 18, a las siete de la ma?ana, dando muerte durante esas 36 horas, seg¨²n la Cruz Roja Internacional, a unos mil hombres, mujeres y ni?os, inclu¨ªdos varios reci¨¦n nacidos, entre los que figuran, seg¨²n la Prensa local, entre cien y doscientos libaneses, casi todos de confesi¨®n chi¨ªta.
Las autoridades israel¨ªes han cambiado varias veces de versi¨®n sobre el desarrollo de la tragedia, contradici¨¦ndose a s¨ª mismas, pero imputando sistem¨¢ticamente a los milicianos la responsabilidad de lo ocurrido, mientras exim¨ªan a Saad Haddad de toda culpa.
El primero en disculpar a Israel fue, el domingo, el ministro de Asuntos Exteriores, Yitzhak Shamir, seguido, con algunos matices en sus explicaciones, por el jefe de Estado Mayor, general Rafael Eytan. El responsable de la diplomacia israel¨ª afirm¨®: "Nuestro Ej¨¦rcito no est¨¢ en todas partes de Beirut".
El Ej¨¦rcito israel¨ª, que hab¨ªa reforzado el martes por la tarde, horas antes de que fuese anunciada la muerte del presidente electo Bechir Gemayel, su dispositivo militar en tomo a Beirut oeste, ex feudo de las fuerzas palestinas, inici¨® su avance el mi¨¦rcoles empujando pac¨ªficamente hacia el norte al Ej¨¦rcito liban¨¦s y, el jueves, d¨ªa en que empez¨® la matanza, rodeaba por completo los campamentos de refugiados de Sabra y Chatila.
Ninguna fuerza militar que le fuese ajena pod¨ªa moverse por la zona sin su consentimiento y una eventual infiltraci¨®n de milicianos cristianos a trav¨¦s de sus l¨ªneas est¨¢ descartada ya que ha quedado demostrado que los atacantes de los campamentos se concentraron muy cerca de sus unidades antes de pasar al ataque, coordinado desde el edificio de la ONU, situado en la llamada plaza de la Embajada de Kuwait, enfrente de un dependencia castrense israel¨ª.
A la luz de las bengalas
Las milicias penetraron en los campamentos bajo la mirada de los hombres del Ej¨¦rcito israel¨ª el jueves d¨ªa 16 a las 17.00 horas, pero efectuaron su siniestra labor en gran parte de la noche a la luz de las bengalas disparadas todas las noches sobre el sur de Beirut por el Ej¨¦rcito israel¨ª.
Es m¨¢s, a tan s¨®lo 300 metros de la entrada meridional de Chatila, el Ej¨¦rcito israel¨ª ha instalado desde el 3 de septiembre un puesto de observaci¨®n avanzado en el tejado de un edificio alto de apartamentos de oficiales libaneses, desde el que los hombres all¨ª apostados pudieron asistir en primera fila a la matanza, oyendo disparos y gritos de terror y viendo incluso de noche lo que suced¨ªa all¨ª abajo gracias a la luz de las bengalas. Por si fuera poco, mujeres de Chatila que consiguieron escaparse del campamento el viernes de madrugada corrieron hasta las unidades israel¨ªes estacionadas en las cercan¨ªas para solicitar en vano su intervenci¨®n para que detuvieran la matanza.
Para evitar probablemente cualquier contacto prolongado con la Prensa, las unidades israel¨ªes estacionadas en la zona, y que pod¨ªan acaso testimoniar de la pasividad del Ej¨¦rcito israel¨ª, fueron r¨¢pidamente relevadas por tropas procedentes de la llanura libanesa de la Bekaa.
El lunes un portavoz militar israel¨ª, citado en despachos fechados en Jerusal¨¦n por varias agencias internacionales, reconoci¨®, por fin, que el Ej¨¦rcito israel¨ª sab¨ªa de antemano que las fuerzas libanesas -milicias cristianas unificadas predominantemente falangistas- se dispon¨ªan el jueves a entrar en los campamentos en busca de los famosos 2.000 terroristas palestinos que seg¨²n el ministro israel¨ª de Defensa, Ariel Sharon, se encontraban a¨²n en Beirut.
Coordinaci¨®n israel¨ª
La Radio Nacional de Israel afirm¨® incluso, citando a un oficial de alto rango, que la operaci¨®n hab¨ªa sido realizada "en coordinaci¨®n con el Ej¨¦rcito israel¨ª". Con o sin coordinaci¨®n del Ej¨¦rcito israel¨ª, la escasa resistencia opuesta por los habitantes del campamento demuestra la inexistencia de los supuestos elementos armados palestinos denunciados por Sharon.
Tanto la Falange como el grupo acaudillado por Saad Haddad desmiente cualquier participaci¨®n en lo ocurrido en los campamentos. Mientras los responsables de la Falange reconocen ahora en privado que algunos de sus hombres han podido actuar por cuenta ajena pero sin llegar a nombrar a Israel, los milicianos de Haddad circulan tranquilamente por Beirut vestidos de paisano y amenazando a los civiles palestinos.
Ning¨²n observador entiende, sin embargo, en Beirut que inter¨¦s pod¨ªa tener el Gobierno israel¨ª, o por lo menos una facci¨®n de ¨¦l, en permitir que se llevase a cabo la matanza, e incluso aquellos que carecen de simpat¨ªas por la pol¨ªtica de Israel se resisten a creer que Tel Aviv haya dejado perpetrar la matanza, para reactivar en v¨ªsperas de la elecci¨®n presidencial del cristiano maronita Amin Gemayel, las tradicionales rivalidades el L¨ªbano entre cristianos y musulmanes, para poder as¨ª imponer mejor su ley sobre este pa¨ªs.
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