El democristiano Helmut Kohl, nuevo presidente del Gobierno de la RFA
El democristiano Helmut Kohl (CDU), de 52 a?os, fue elegido ayer nuevo canciller de la Rep¨²blica Federal de Alemania en una votaci¨®n celebrada en el Parlamento federal (Bundestag) en Bonn. Kohl consigui¨® 256 votos -siete m¨¢s de la mayor¨ªa necesaria-, cuatro diputados se abstuvieron y 235 votaron en contra de la moci¨®n de censura contra el canciller socialdem¨®crata Helmut Schmidt, que ces¨® en su cargo despu¨¦s de m¨¢s de ocho a?os.
Con el cese de Helmut Schmidt, el partido socialdem¨®crata de Alemania Occidental (SPD) deja el Gobierno de la RFA, que ejerci¨® desde el d¨ªa 1 de diciembre de 1966; casi tres a?os en gran coalici¨®n con los democristianos, trece a?os de coalici¨®n con los liberales (FDP) y dos semanas de Gobierno minoritario al romperse la alianza social-liberal el pasado d¨ªa 17 de septiembre.Kohl llega al poder con la hipoteca de haber conseguido una mayor¨ªa en el Bundestag, pero sin contar con una legitimaci¨®n popular expresada en las urnas. Este camino, absolutamente legal seg¨²n la Constituci¨®n alemana, fue fuertemente criticado en el debate parlamentario que precedi¨® a la votaci¨®n sobre la moci¨®n de censura.
El nuevo aliado de los democristianos de Helmut Kohl, los liberales del ex y futuro ministro de Asuntos Exteriores Hans Dietrich Genscher, est¨¢n divididos, como se puso de manifiesto ayer en el Bundestag.
Dos antiguos miembros del Gobierno social-liberal, en t¨¦rminos muy duros y tonos pat¨¦ticos, condenaron moralmente la forma en que el FPD rompi¨® su promesa electoral de hace dos a?os de apoyar una coalici¨®n con el SPD y al canciller Schmidt. En el panorama pol¨ªtico de la RFA se ha abierto ya la pol¨¦mica sobre la celebraci¨®n de nuevas elecciones. Varios oradores emplazaron ayer al nuevo canciller, Kohl, para que respete la promesa de celebrar comicios federales el d¨ªa 6 de marzo.
La noche anterior a la votaci¨®n de censura fue ya un anticipo del tono emocional que marc¨® el fin de la era Schmidt y de la socialdemocracia en el Gobierno de la RFA. En un hecho in¨¦dito durante sus ocho a?os de Gobierno, Schmidt recibi¨® al cuerpo diplom¨¢tico acreditado en Bonn y ley¨® un discurso en el que expuso, en tonos de estadista, los principios de la pol¨ªtica exterior del pa¨ªs y asegur¨® su continuidad.
Al embajador norteamericano, Arthur Burns, se le saltaron las l¨¢grimas al despedirse de Schmidt. Casi a la misma hora, unas 5.000 personas se manifestaban en el centro de Bonn bajo el lema "Contra el giro hacia atr¨¢s. Queremos votar ahora".
Los manifestantes recorrieron la Adenauerallee hasta la sede del partido socialdem¨®crata con antorchas en la mano. All¨ª, Sclidmit se dirigi¨® a ellos y atac¨® a su anterior socio de coalici¨®n, Genscher: "Estad seguros de que nosotros, los social-liberales y los socialdem¨®cratas, volverernos".
Segundos antes de las nueve de la ma?ana se abri¨® la sesi¨®n del Bundestag con un ¨²nico orden del d¨ªa: "Debate y votaci¨®n sobre la moci¨®n de censura., seg¨²n lo contenido en el impreso 9/2004".
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Triunfa la moci¨®n que abre paso
Viene de la primera p¨¢ginaEl propio canciller Schmidt abri¨® el debate con un discurso program¨¢tico de doce puntos, en el que fij¨® sus posiciones en pol¨ªtica exterior (fidelidad a la OTAN y a la Comunidad Europea) y econ¨®mica (v¨ªa intermedia entre la tendencia deflacionista e inflacionista).
El discurso de Schmidt no tuvo la brillantez ret¨®rica de los dos ¨²ltimos, el del estado de la naci¨®n y el del fin de la coalici¨®n social-liberal, pero ¨¦l, en aquellos momentos todav¨ªa canciller, fij¨® unas l¨ªneas maestras que tienen importancia para precisar cara al futuro la estrategia de los socialdem¨®cratas. En el debate intervinieron tambi¨¦n los otros dos miembros de la troika dirigente socialdem¨®crata, el jefe del grupo parlamentario, Herbert Wehner, y el presidente del SPD, Willy Brandt. Wehner puso en duda que el nuevo Gobierno conservador convoque las elecciones en la fecha prometida del d¨ªa 6 de marzo.
Brandt, en su discurso, se mostr¨® conciliador hacia los nuevos movimientos sociales en la RFA (pacifistas e iniciativas ciudadanas), pero mencion¨® las condiciones irrenunciables para la cooperaci¨®n: renuncia a la violencia, sin el menor compromiso, y pertenencia a la Comunidad Europea y la OTAN, "al menos hasta que la situaci¨®n de Europa haga superfluos los bloques militares".
En la oposici¨®n, el SPD tendr¨¢ que afrontar el problema de definir una estrategia entre el centrismo y la apertura hacia la nueva mayor¨ªa verdirroja.
El debate adquiri¨® tonos pat¨¦ticos con la intervenci¨®n del ex ministro del Interior, el liberal Gerhart Baum, y especialmente con la de la ministra de Estado de Asuntos Exteriores, la liberal Hildegard Hamm-Bruecher. Baum critic¨® con dureza el acuerdo para una nueva coalici¨®n entre su partido (FDP) y los dernocristianos (CDU y CSU). Baum dijo que la imagen que ofrece la pol¨ªtica estos d¨ªas aumenta el n¨²mero de los que dan la espalda a los partidos, denunci¨® un retroceso en el Estado de derecho y afirm¨® que la nueva coalici¨®n de Gobierno "carece de legitimaci¨®n pol¨ªtica, aunque tenga la jur¨ªdica".
El discurso de Hildegard Hamm-Bruecher, del ala derecha del FDP, tuvo tonos dram¨¢ticos. Hamm-Bruecher denunci¨® la ruptura de la promesa electoral, la p¨¦rdida de prestigio del Parlamento ante la opini¨®n p¨²blica y dijo que no se puede expresar la censura a un canciller cuando hace pocos meses se vot¨® a su favor una moci¨®n de confianza. Hamm-Bruecher habl¨® de "falta de verg¨¹enza dernocr¨¢tica" y, al concluir su discurso, ya en su esca?o, rompi¨® a llorar.
La intervenci¨®n de la diputada liberal provoc¨® una furibunda res puesta del secretario general democristiano y futuro ministro de Familia, Heiner Geissler, que acus¨® a Hamm-Bruecher de atentar contra la Constituci¨®n. Siguieron intervenciones tiamultuosas, con condenas y acusaciones rec¨ªprocas, y se pas¨® a la votaci¨®n en secreto de la moci¨®n de censura constructiva.
Hacia las tres de la tarde trascendi¨® el resultado del recuento y Kohl entr¨® en la sala de plenos en medio del aplauso del grupo parlamentario democristiano. Curiosamente, en los bancos reservados para la segunda C¨¢mara (Bundesrat) faltaba el presidente de Baviera, Franz Josef Strauss, quien la v¨ªspera misma de la votaci¨®n lanz¨® duros ataques contra sus nuevos aliados, los liberales.
Desde su esca?o, Schmidt, con una enorme palidez y expresi¨®n de agotamiento, felicit¨® a su sucesor
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