Un Pa¨ªs para todos
"Los espa?oles nuevos... han de crear una opini¨®n P¨²blica moderna empezando por crear intereses y necesidades modernas". Esta frase de Joan Maragall, escrita al aire de 1902, bien vale como p¨®rtico de la explicaci¨®n de por qu¨¦ a partir de hoy EL PA?S comienza a publicar una edici¨®n en Barcelona. La contribuci¨®n a la creaci¨®n de una opini¨®n p¨²blica moderna, renovadora de nuestro Estado y de nuestros h¨¢bitos pol¨ªticos, fermentadora de una nueva cr¨ªtica social, ha sido el empe?o fiel del equipo profesional y de la empresa que lo Impulsa y ampara desde el primer d¨ªa de aparici¨®n de nuestro diario. El deseo de hacerlo desde las pautas y exigencias del Estado de las autonom¨ªas, alumbrado por el r¨¦gimen democr¨¢tico, se basa adem¨¢s en el respeto a la idea de una unidad de Espa?a no fundada en la sumisi¨®n de nadie y s¨ª, en cambio, en la solidaridad de todos.Nacemos as¨ª hoy en Catalu?a no con la intenci¨®n de llenar inexistentes huecos ni con, la de distribuir lecciones de disciplinas que desconocemos, sino con el humilde empe?o de ampliar en torno nuestro la opini¨®n que nos apoya y, hacer m¨¢s plural y rico el panorama de la Prensa y medios de comunicaci¨®n catalanes.
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Viene de la primera p¨¢gina
Y con el leg¨ªtimo orgullo de querernos y sabernos uno m¨¢s, el m¨¢s peque?o a¨²n, de entre nuestros colegas de Barcelona, aspiramos a conectar con nuestros lectores catalanes con mayor urgencia y prontitud en la llegada al punto de venta y en mejores condiciones de competitividad empresarial.
Demasiadas veces hemos denunciado la man¨ªa discutible de tantos ambientes pol¨ªticos espa?oles que pretenden descargar sobre la Prensa el peso de una p¨²rpura que no le pertenece. Un peri¨®dico es un peri¨®dico, ni m¨¢s ni menos. Cuando deja de serlo y se convierte en operaci¨®n pol¨ªtica, en motivo de lucro, en ministerio de poderes ajenos, cuando pierde en su horizonte la obligaci¨®n indeclinable del servicio al lector, no hace sino sentar las bases, quiz¨¢ a corto plazo imperceptibles, de su propia destrucci¨®n como diario. Por eso nuestro bautismo en Barcelona no tiene otro inter¨¦s -que ya es bastante a nuestro juicio- que el del propio desaf¨ªo de hacer crecer un medio de informaci¨®n y de opini¨®n independiente, capaz de resistirse a las presiones de todo g¨¦nero y de representar discreta, pero firmemente, la posici¨®n de sus lectores. Posici¨®n, por lo dem¨¢s, que s¨®lo resulta un¨ªvoca o uniforme en lo que tiene de respeto al di¨¢logo, en el rechazo de la violencia, en la defensa beligerante de las. libertades y de la Constituci¨®n que las garantiza.
EL PA?S inicia esta aventura de la mano de un importante esfuerzo tecnol¨®gico y con el bagaje de un equipo humano construido con algunos de los mejores mimbres del periodismo catal¨¢n. Sus tres ediciones -la general, para todo el pa¨ªs, la de Madrid y, desde hoy, la de Barcelona- constituyen el entramado de un ¨²nico peri¨®dico que cada ma?ana trata de ofrecer a sus lectores una informaci¨®n lo m¨¢s completa, honesta y rigurosa sobre los asuntos que a sus propios lectores interesan. Por eso en sus diferentes ediciones merecen desigual tratamiento las cuestiones de inter¨¦s local o aquellas referidas de manera exclusiva a los lectores de una comunidad concreta. No habr¨¢ as¨ª nada de la actualidad catalana que los catalanes necesiten saber que deje de publicarse en EL PA?S. Pero todo aquello que nos es com¨²n a todos, los temas de la vida internacional, la opini¨®n editorial del diario, la pol¨ªtica y la realidad espa?olas, los grandes problemas de la educaci¨®n, la religi¨®n y la ciencia, las l¨ªneas maestras de la cultura, los avatares de la econom¨ªa y aquel deporte no configurado por una hinchada expl¨ªcita o concreta, tiene su tratamiento id¨¦ntico en las p¨¢ginas de EL PA?S de Barcelona como en las de EL PA?S de Madrid. Pues ambos son un ¨²nico diario, con redacci¨®n y direcci¨®n, unidas tambi¨¦n. Cuarenta periodistas radicados en nuestras instalaciones de la zona franca del puerto de la capital catalana contribuir¨¢n lo mismo a la producci¨®n de la edici¨®n barcelonesa que a la creaci¨®n, en el resto de las ediciones del diario, de una visi¨®n mejor calibrada y m¨¢s realista de los valores culturales, pol¨ªticos y sociales de Catalu?a. Pensamos contribuir as¨ª al entendimiento nada dramatizado y absolutamente integrador de la cuesti¨®n de las autonom¨ªas.
Gracias a una tecnolog¨ªa de punta, la de EL PA?S es la primera redacci¨®n en Barcelona en la que los periodistas escriben directamente sobre videoterminales electr¨®nicos, inientras que la experiencia de reproducir planchas de rotativa entre Madrid y Barcelona, a 650 kil¨®metros de distancia, por medio de un rayo l¨¢ser es la primera vez que se realiza en Europa-, hoy nos es posible saludar simult¨¢neamente a los lectores de ambas ediciones. Que este enlace y esta uni¨®n exceda de lo meramente t¨¦cnico y contribuya, desde el papel que corresponde a los medios informativos, a un mayor entendimiento entre los espa?oles y a la creaci¨®n de una conciencia democr¨¢tica generalizada es nuestro m¨¢s ferviente deseo. Para que Espa?a no sea nunca m¨¢s "una serie de dominios superpuestos a sus pueblos y no identificados con ellos", como denunciara otro ilustre catal¨¢n, Pere Bosch-G¨ªmpera, y para que, como ¨¦l mismo quer¨ªa, se construya "una Espa?a en la que todos aquellos pueblos cooperen fraternalmente a una obra com¨²n y sin hegemon¨ªas".
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