El Tribunal Supremo revisa la sentencia de Ignacio Ordu?a, 'el asesino de Lesseps'
La sentencia que conden¨® a 86 a?os de prisi¨®n a Ignacio Ordu?a Mayo, m¨¢s conocido como el asesino de Lesseps, ha sido recurrida ante la sala segunda del Tribunal Supremo. La resoluci¨®n judicial contra Ordu?a Mayo hab¨ªa sido dictada el pasado mes de enero, por la secci¨®n segunda de lo penal de la Audiencia Provincial de Barcelona. La defensa fue del penalista Jos¨¦ Mar¨ªa C¨¢novas.
El caso judicial de Ignacio Ordu?a se abri¨® en febrero de 1979, cuando un polic¨ªa municipal de Barcelona, despu¨¦s de una loca carrera, detuvo a un joven que hab¨ªa intentado abusar de una ni?a. Trasladado a la comisar¨ªa, el detenido confes¨® haber causado la muerte de tres ancianas.No recordaba la fecha con precisi¨®n, pero consigui¨® explicar que una ma?ana de jueves descubri¨® a una anciana mientras caminaba por una de las estrechas aceras de la calle Salmer¨®n, en Gr¨¤cia. Durante unos minutos fij¨® su mirada en la barra del pan que sobresal¨ªa del cesto y as¨ª, durante un tiempo, camin¨® detr¨¢s de ella. Despu¨¦s, cuando Serafina D¨ªaz de Zulueta entr¨® en el oscuro portal de la plaza de Lesseps, ¨¦l esper¨® durante unos instantes, para ascender m¨¢s tarde por la escalera. La polic¨ªa encontr¨® el cuerpo de Serafina, semidesnudo, tendido encima de la cama. Mas all¨¢, en la misma vivienda, permanec¨ªa, tambi¨¦n sin vida, el cuerpo de Mar¨ªa Angeles D¨ªaz de Zulueta, su hermana. Acababa de cometerse el asesinato de Lesseps.
El detenido continuaba sin recordar la fecha con precisi¨®n, pero consigui¨® explicar que descubri¨® el rostro de la tercera v¨ªctima, Pilar Odena S¨¢nchez, entre los zapatos de un escaparate. Estuvo mir¨¢ndola durante unos instantes, y despu¨¦s la sigui¨® por las estrechas callejuelas, hasta el portal oscuro. Esper¨® que entrara en su casa. Luego subi¨®, llam¨® a la puerta y dijo que era el empleado de la electricidad y que ven¨ªa a leer el contador. La encontraron tambi¨¦n muerta.
S¨®lo mataba los jueves
Cuando acab¨® su declaraci¨®n, la polic¨ªa comprob¨® que los delitos de Ordu?a Mayo se hab¨ªan cometido siempre en jueves: el d¨ªa de la semana que libraba en la tienda de ¨®ptica y fotograf¨ªa de la calle Pelayo, en la que trabajaba. Comprob¨® tambi¨¦n la polic¨ªa que sus agresiones las hab¨ªa dirigido siempre a mujeres ancianas, y que despu¨¦s en su casa se solazaba mirando y manoseando las joyas que les hab¨ªa robado y que guardaba celosamente en el interior de un viejo petate del Ej¨¦rcito.Mas all¨¢ de todos estos hechos, la polic¨ªa descubri¨® que Ignacio Ordu?a era el hijo de un emigrado andaluz que en la d¨¦cada de los sesenta se hab¨ªa establecido en la Zona Franca de Barcelona, entrando posteriormente a trabajar en la factor¨ªa Seat. Descubri¨® tambi¨¦n que Ignacio Ordu?a, desde hac¨ªa algunos meses, viv¨ªa con una mujer, viuda, mucho mayor que ¨¦l, que trabajaba como costurera.
Todos estos elementos vitales del acusado fueron diseccionados por los peritos psiquiatras y por los jueces, hasta llegar al acuerdo de que deb¨ªa atenu¨¢rsele la sentencia y aplicarle la eximente incompleta de enfermedad mental. Aun as¨ª, Ignacio Ordu?a fue condenado a 86 a?os de c¨¢rcel y a indemnizar a sus v¨ªctimas con cinco millones de pesetas en total.
El recurso planteado ayer por el abogado C¨¢novas hace hincapi¨¦ en que deben retirarse las agravantes de abuso de superioridad en los delitos de homicidio y violaci¨®n, por considerar que estas agravantes quedaban incluidas en la misma naturaleza del delito.
Pide tambi¨¦n el letrado defensor la retirada de la agravante de desprecio de morada, contemplado a ra¨ªz de una de las agresiones perpetradas contra una anciana.
El recurso de la sentencia dictada contra Ordu?a Mayo se cerr¨® ayer con las palabras del representante del ministerio fiscal, que se reafirm¨® en cada uno de los considerandos de la sentencia de Barcelona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.