Mar¨ªa del Mar Bonet canta al Mediterr¨¢neo en Madrid
La int¨¦rprete balear act¨²a junto al grupo Al Tall
El ¨²ltimo verano ha sido para ella especialmente duro, surtido de recitales -con sus canciones, los unos, y junto a Al Tall, los otros-, y este doblete nos la deposita en Madrid agotada, ojerosa y con la voz -esa voz que parece tener raices, piernas propias- debilitada en los registros ligeros. Mar¨ªa del Mar Bonet, con todo, puede dar mucho hasta cuando le queda poco, hasta cuando se deja caer sobre la silla, en la informalidad de los ensayos, previamente molida a entrevistas. Se queja, respira hondo, arropa su garganta en la toquilla y eleva una copia alta.
La suya es una copla cristalina, sobre cierta mujer que, en Par¨ªs, ejerc¨ªa de barbera y era m¨¢s bella que el cielo claro. Y t¨² te quedas sin aliento porque sabes que lo ha hecho s¨®lo para probar micro, para ayudar al ajuste de tanto instrumento como suena. Y ha sonado en Madrid durante dos d¨ªas, el 15 y 16 de octubre, en el teatro Espa?ol.Nunca se hab¨ªa presentado Mar¨ªa del Mar en Madrid con tanta gente en escena. Son seis los m¨²sicos del grupo valenciano Al Tall que comparten con ella el espect¨¢culo Can?ons de la nostra Mediterrania, cuyo origen es un disco grabado en com¨²n, y est¨¢n adem¨¢s sus tres acompa?antes habituales: Lautaro Rosas, Xavier Mas y Jordi Serraute. No hay, pr¨¢cticamente, en el escenario, espacio para que quepa un alfiler, sembrado como est¨¢ de m¨²sicos, la¨²des, cuatros, bandurrias, casta?uelas y otros artilugios, am¨¦n de instrumentos musicales m¨¢s comunes y de unos cuantos t¨¦cnicos que surcan las tablas armados de cables e instrucciones.
"Dios m¨ªo de mi vida", repite una y otra vez Mar¨ªa del Mar, que tiene un estilo de lamento asaz teresiano. "Qu¨¦ jaleo". Tiene fr¨ªo -"no contaba con estos vientos helados madrile?os, vengo de una Barcelona c¨¢lida"-, y pide a los m¨²sicos que no le tomen el pelo -que se lo toman- cuando se le rompe la voz. "La tengo hecha un trapo". As¨ª y todo, se la ve contenta, satisfecha de esta experiencia: "Al Tall y yo tenemos muchos puntos en com¨²n, nuestro trabajo sobre la m¨²sica popular es muy similar. Llev¨¢bamos como cuatro a?os d¨¢ndole vueltas a hacer algo juntos, hasta que, finalmente, grabamos el disco y emprendimos recitales durante todo el verano. Pensamos tambi¨¦n que nuestra colaboraci¨®n puede ir mucho m¨¢s lejos, siempre investigando en nuestro folklore, no s¨®lo el del Pa¨ªs Valenciano, el Principado y las Islas, como es en este caso, sino de toda el ¨¢rea de influencia mediterr¨¢nea, incluido el norte de Africa, Grecia, Sicilia...".
Una buena edad
Mar¨ªa del Mar -cuyo nombre, en estos recitales, parece una redundancia de sus canciones- lleva alrededor de diecis¨¦is a?os en esta profesi¨®n. "No, no estoy cansada. Me he ido enquistando en este trabajo y me siento bien. Me sigue gustando mucho cantar en p¨²blico y tambi¨¦n grabar discos. Lo que ocurre es que preferir¨ªa actuar una sola vez al a?o, durante un mes, en un teatro, dando todo lo que pudiera. Porque los cantantes estamos haciendo una cosa que a m¨ª me parece mal, que es actuar en todas las ferias, en todos los festejos, en sitios en donde, s¨ª, la gente te hace caso, pero no es derpasiado tu ambiente... Yo pienso que los cantautores, sobre todo, tendr¨ªamos que hacer cosas y llevarlas a la gente cuando nos sinti¨¦ramos maduros para hacerlo, en teatros adecuados. Teatros que, por otra parte, no existen -en Barcelona, la mayor¨ªa se han convertido en bancos o cines- o est¨¢n ocupados por compa?¨ªas teatrales".
Tiene ahora 35 a?os. "Me parece una buena edad. En realidad, me encanta cumplir a?os, remansarme. Y estoy en un buen momento, en lo particular, aunque yo no conf¨ªo en nada, porque la vida te ense?a a no fiarte de lo que tienes. Como cantautora, he procurado ir trabajando a mi manera, porque ¨¦sta es una profesi¨®n que yo amo y respeto mucho. Y no creo que sea prodig¨¢ndose como uno llega a m¨¢s gente, sino en la autenticidad y la reducci¨®n a lo que uno quiere hacer".
La Bonet ataca ahora, flanqueada por la impresionante masa coral de sus compa?eros, que se cierran en torno a su voz como un cepo, uno de los temas que, por la noche, alcanzar¨¢n mayor ¨¦xito: La ploma de perdiu, cantada a pelo, entusi¨¢sticamente. "Me oigo en lata", dice. "Probernos con la Habanera", indican los de sonido. Y Mar¨ªa del Mar, brazos en arco, manos firmemente apoyadas en los flancos, ataca el aire marino cediendo a un leve balanceo. "Esto no ajusta". "Sigo oy¨¦ndome en bote". A sus pies, junto a la guitarra, una bolsa de caramelos, que la cantante reparte peri¨®dicamente entre sus compa?eros. Cherna Conesa se acerca para retratarla y ella se lamenta: "Deber¨ªas fotografiarme esta noche, cuando est¨¦ arreglada y pintada. Y, adem¨¢s, ?c¨®mo voy a salir en EL PAIS comiendo un caramelo?".
Todo ajusta por la noche, y un p¨²blico fiel, joven, de trenka y barba, de falda larga y meler¨ªa al viento, renueva una vez m¨¢s la historia de amor que Mar¨ªa del Mar est¨¢ desarrollando con Madrid desde sus comienzos. Una brisa de vitalidad levantina barre la platea, los de Al Tall debutan aqu¨ª y est¨¢n exultantes, repletos de deseos de comunicaci¨®n que alcanzan su m¨¢xima expresi¨®n cuando atacan las jotas valencianas o cuando cuentan las heroicidades de los maulets frente a los invasores de Felipe V. "Cantar con Mar¨ªa del Mar", explicar¨¢ m¨¢s tarde Manolo Miralles, l¨ªder del grupo, "nos da marcha, por decirlo de alguna manera. Y nos ayuda a darnos a conocer m¨¢s all¨¢ de Catalu?a, las Islas y el Pa¨ªs Valenciano".
Mar¨ªa del Mar ha, salido a escena, la noche de su estreno madrile?o -la ¨²ltima vez que estuvo aqu¨ª fue cuando los Isidros, en abril, en el Palacio de los Deportes-, vestida de cantante folk de los a?os sesenta: un vestido largo, color naranja, y sobrefalda de encaje blanco. Lleva una margarita en el escote y tiene un aire entre Joan B¨¢ez y La casa de la pradera. Cuando debe explicar la letra de alguna canci¨®n ligeramente picante se corta y dice, bueno, esto y lo otro, aturull¨¢ndose un poco. Y el p¨²blico se r¨ªe, como si le estuviera haciendo confidencias la hermana menor, un tanto p¨²dica. Porque, seguramente, aparte de cantar muy bien y de realizar una labor meritoria en la investigaci¨®n del folklore, Mar¨ªa del Mar Bonet sigue ofreciendo esa cualidad limpia y tranquila de la chica que triunf¨® y que podr¨ªa ser de la familia.
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