Sistema electoral y democracia
Hay que evitar que el ciudadano se pregunte, ante una nuevas elecciones generales, si su decisi¨®n de voto se ver¨¢ o no distorsionada por el sistema electoral. La actitud del lego en la materia est¨¢ justificada por la importancia que algunas fuerzas pol¨ªticas le dan a la reforma electoral, y por las controversias t¨¦cnicas de los especialistas. Si bien ¨¦stos no siempre arrojan nueva luz sobre la bondad o maldad del sistema electoral, lo que s¨ª logran es concienciar a los futuros votantes de que las leyes electorales lo son todo menos inocuas y de que, a trav¨¦s de una determinada "ingenier¨ªa", pueden modificarse los resultados del proceso de transformaci¨®n de votos en esca?os. Con raz¨®n se ha dicho que, para juzgar en profundidad el grado de democracia de un r¨¦gimen pol¨ªtico, no hay como examinar su ley electoral, pues en ella queda plasmado inequ¨ªvocamente en qu¨¦ grado se respeta la voluntad general.Una reforma parcial
Nuestro sistema electoral vigente, fruto de la correlaci¨®n de fuerzas sociales y pol¨ªticas en la transici¨®n a la democracia, no deja de ser una reforma legal parcial del r¨¦gimen anterior y respond¨ªa en su origen a las decisiones siguientes:
- Permitir la concurrencia formal de todas las fuerzas pol¨ªticas.
- Lograr la superrepresentaci¨®n de las zonas rurales con predominio de fuerzas conservadoras.
- Favorecer la presencia parlamentaria de los grandes partidos e impedir la de los peque?os, excepto los nacionalistas o regionales de una cierta importancia.
- Proseguir la tradici¨®n moderantista del bicameralismo, reforzando la superepresentaci¨®n de los partidos de centro y de derecha mediante e sistema mayoritario y un n¨²mero igual de senadores a elegir por cada provincia.
A partir del respeto a los intereses de quienes conduc¨ªan la transici¨®n a la democracia, se lleg¨® a un pacto o acuerdo relativo que di¨® como fruto la combinaci¨®n del sistema proporcional (Congreso) y del mayoritario (Senado). Se corrigi¨® una proporcionalidad excesiva mediante dos diputados y cuatro senadores fijos por provincia y se establecieron barreras, de ¨¢mbito circunscripcional, que favorec¨ªan la desaparici¨®n de grupos muy minoritarios.
Al ciudadano que, a punto de ejercer su derecho de voto, se pregunte por el real contenido democr¨¢tico del sistema electoral, podemos contestarle que aqu¨¦l es aceptable, dentro de las, especial¨ªsimas circunstancias pol¨ªticas que hemos vivido hasta ahora. Aun cuando pueden imaginarse divisiones m¨¢s peque?as que la provincia, cualquier mapa hipot¨¦tico de distritos hubiere sido dif¨ªcil de consensuar. Parece conveniente que haya una representaci¨®n fija que asegure la presencia de todas las provincias, aunque ser¨ªa m¨¢s justo un diputado por cada una de ellas en vez de dos, pues esta f¨®rmula reducir¨ªa la desproporci¨®n electores/ esca?os y favorecer¨ªa una representaci¨®n m¨¢s equilibrada de las zonas altamente industrializadas y progresistas. La f¨®rmula matem¨¢tica de d'Hondt para la distribuci¨®n de esca?os no es la culpable de las deficiencias de nuestro sistema electoral. Es la combinaci¨®n de circunscripciones con menos de cinco esca?os, la eliminaci¨®n de los peque?os partidos del reparto de ¨¦stos, y la desigual implantaci¨®n territorial de algunos partidos lo que contribuye a que la regla D'Hondt prime, tal vez en demas¨ªa, a los partidos grandes.
Aunque es verdad que todo sistema electoral viene impuesto por quien obstenta el poder en un momento dado, su legitimidad proviene de lo capaz que sea de producir mayor¨ªas s¨®lidas que sustenten gobiernos estables, sin olvidar que tal desideratum no viene dado tanto por el sistema electoral como por el pol¨ªtico global. Por eso ser¨ªa un error pretender manipular, a trav¨¦s de una ley sobre elecciones, la realidad socio-pol¨ªtica. En tal sentido, nos parece grave proponer un sistema mayoritario, ya que los t¨¦cnicos han demostrado claramente que no hay una relaci¨®n lineal entre dicho sistema y un bipartidismo, creador de gobiernos estables. Asimismo, ser¨ªa un error apartar de las Cortes Generales a fuerzas pol¨ªticas de exclusiva implantaci¨®n en las nacionalidades y regiones. Esto supondr¨ªa deshacer. por v¨ªa lateral y escondida, una decisi¨®n de gran trascendencia en la Historia de Espa?a como es el intento de construir su unidad a partir de su diversidad real.
De cara a una futura ley electoral, parece importante que se favorezca la participaci¨®n real del ciudadano y la comunicaci¨®n entre representantes y representados permitiendo que el elector pueda modificar el orden de las listas. Es bueno fomentar la definici¨®n y coherencia del electorado obligando a optar por listas de partido, pero ser¨ªa mejor que los ciudadanos eligieran en primer lugar a quienes les han demostrado ser m¨¢s responsables y que, de ese modo, los partidos se transformaran en aut¨¦nticos canales de comunicaci¨®n.
El gobierno que surja de las pr¨®ximas elecciones deber¨¢ decidir si favorece un sistema que fomente la polarizaci¨®n (mayoritario) u opte por un modelo de democracia que se oriente hacia la cooperaci¨®n y el compromiso. Si bien ambas opciones tienen sus riesgos, resulta m¨¢s peligrosa la que fuerza y encorseta la voluntad democr¨¢tica en unos canales r¨ªgidos y escasos con la excusa de evitar al electorado la trabajosa y lenta pedagog¨ªa de corregir posibles errores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.