El valor ante el misterio en la obra de Rafael Dieste
El pasado d¨ªa 15 de este mes se cumpli¨® el primer aniversario de la muerte del escritor y acad¨¦mico gallego Rafael Dieste quien falleci¨® a los 82 a?os en Santiago de Compostela como consecuencia de una ca¨ªda en su casa de Rianxo (La Coru?a). A pesar de su importante obra dram¨¢tica, narrativa y ensay¨ªstica Rafael Dieste fue tard¨ªamente descubierto y antes en el extranjero que en su propio pa¨ªs. Una de las personas que m¨¢s hizo por dar a conocer su obra, la profesora norteamericana Estelle Irizarry, autora de un estudio de conjunto sobre la obra del escritor gallego, recuerda ahora los motivos que le llevaron a estudiar el significado de uno de los escritores espa?oles m¨¢s injustamente olvidado y de quien admira, sobre todo, "su valor ante el misterio y los enigmas de la vida".
Por la palabra escrita -cartas, libros y art¨ªculos- conoc¨ª a Rafael Dieste y por el mismo medio supe de su inesperada y dolorosa desaparici¨®n. Nunca llegu¨¦ a conocerle personalmente, es decir, cara a cara; pero quien ha le¨ªdo las obras completas de un autor tal vez le conozca m¨¢s que algunos que le han tratado personalmente.La noticia de su fallecimiento me lleg¨® hace un a?o en la forma de un recorte de EL PAIS enviado por una antigua alumna m¨ªa que reside en Espa?a. Poco despu¨¦s me lleg¨® un paquete armado con amor y con dolor por Carmen Mu?oz de Dieste, un paquete como tantos otros que me hab¨ªan tra¨ªdo libros y ensayos del autor, pero que esta vez conten¨ªa el material gr¨¢fico que hab¨ªa aparecido en la Prensa a ra¨ªz de su muerte.
Pero, por alguna coincidencia muy ir¨®nica -y no pude menos de recordar el t¨ªtulo de la farsa de Dieste Curiosa muerte burlada-, unos d¨ªas despu¨¦s de leer las tristes noticias sobre su muerte vino en el correo la magn¨ªfica edici¨®n de sus escritos filos¨®ficos El alma y el espejo, publicada por Alianza Editorial, hecho que parec¨ªa desmentir las comunicaciones anteriores, tan incre¨ªbles para quien acababa de ver nuevas pruebas de su presencia literaria.
Por otra parte, el tomo ven¨ªa primorosamente encuadernado en un color negro ir¨®nicamente prof¨¦tico, dado el momento de su publicaci¨®n. De nuevo se hizo patente para m¨ª la maravilla de la creaci¨®n literaria de Rafael Dieste.
Claro est¨¢, es un lugar com¨²n observar que la palabra escrita trasciende la muerte, pero a veces hay que meditar en la profunda verdad de algunos clich¨¦s. Al sumergirse una vez m¨¢s en estos ensayos que hablan del espacio y el tiempo, a tanta distancia de Galicia aqu¨ª en Washington DC, y a escasas semanas despu¨¦s de la muerte de Dieste, me puse a recordar mis lecturas de sus libros. Otros ten¨ªan la fortuna de haber conversado con el hombre, de haber conocido su voz y su figura; a m¨ª me tocaba, en cambio, recordar los escritos en los que yo hab¨ªa ido en busca de Vida en obra de Rafael Dieste, como titul¨¦ un cap¨ªtulo de mi libro sobre su obra literaria. Ahora volv¨ªa de nuevo a sus obras para consolarme de su muerte.
"Muertes burladas"
Record¨¦ otras "curiosas muertes burladas" en las ficciones diesteanas, como las que ensayaban el ni?o F¨¦lix Muriel y su padre en Este ni?o est¨¢ loco. El peque?o F¨¦lix ve¨ªa que su padre "sab¨ªa... ir a la hond¨ªsima noche antepasada, al seno de que se nace, aunque parece ser tambi¨¦n el de la muerte. Sab¨ªa ir y volver". Su padre no s¨®lo sab¨ªa volver de "la noche profunda de los abuelos y del espejo" de la tenebrosa sala familiar, sino que al salir de ella "tra¨ªa muchas estrellas prendidas en el pecho, y en la barba". Gregorio Prieto pint¨® un retrato del poeta Vicente Aleixandre con estrellas en el pecho y un libro en la mano, y as¨ª tambi¨¦n me imaginaba a Rafael Dieste. Su curioso obsequio p¨®stumo de El alma y el espejo constitu¨ªa la prueba de que ¨¦l, como el padre de F¨¦lix y luego el ni?o mismo, "sab¨ªa ir y volver" gracias a la palabra escrita.
Record¨¦ tambi¨¦n la despedida que tiene lugar al final del Di¨¢logo de Manuel y David, incluido en El alma y el espejo, porque reflejaba mi propio asombro ante la desaparici¨®n del autor: "?De qui¨¦n es esta soledad que de pronto me circunda? ?David, David! ?Estoy seguro de que existes, y con ingenuidad perfecta! ?Di tu ¨²ltima palabra! ?Ad¨®nde has ido? Ya no consigo verte... No contaba con esa niebla que te oculta y me envuelve". Y a continuaci¨®n comenta Manuel que el barco en que se va David "parecer¨ªa un fantasma... si no fuese por su canci¨®n acostumbrada". Seguramente el barco es como el que se llev¨® al legendario conde Arnaldos del romancero, atra¨ªdo por la canci¨®n del misterioso marinero del tr¨¢nsito final.
Hay otra despedida n¨¢utica en un espl¨¦ndido poema de Rojo farol amante, que contempla la aventura vital rumbo al otro lado que es la muerte y su radical misterio: "No me ver¨¢s triste, / sino maravillado. / En barco de nacer / y morir, embarcado. / Quien muere y resucita / se embarca en el milagro. / Mas tiene / doble norte / la ruta de ese barco. / Tambi¨¦n se resucita hacia la muerte / quiz¨¢ para morir del otro lado. / Mas yo no s¨¦ hacia d¨®nde resucito / ni el nombre / de mis astros ni hacia d¨®nde me lleva la nave del milagro. / ?Si vinieras conmigo!".
"Ya no somos los mismos"
Estos versos, tan apretados y perfectos en su concisi¨®n, revelan algunas de las cualidades que yo, como lectora, admiraba en este gran autor gallego: su genuina admiraci¨®n por los enigmas de la vida, la firmeza de su paso por el mundo, su valor ante el misterio, la belleza de su expresi¨®n y, finalmente, la cordial fraternidad que trasluce en todos sus escritos.
Podr¨ªamos repetir todos los que hemos conocido a Rafael Dieste, o personalmente o por medio de la palabra escrita, el comentario de su titiritero Pinturillas en Viaje y fin de Don Front¨¢n: "Ya no somos los mismos".
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