Bolivia: el r¨¦gimen militar tir¨® la toalla
El presidente Hernan Siles Zuazo tiene cien d¨ªas para consolidar las fr¨¢gil democracia bolivianaCon m¨¢s golpes de estado que a?os de vida independiente en su atribulada historia, Bolivia registr¨® hace veinte d¨ªas una inusual transici¨®n pac¨ªfica de la dictadura militar a la democracia. Situada en el coraz¨®n de Am¨¦rica Latina, con casi seis millones de habitantes y una situaci¨®n econ¨®mica desastrosa, la Rep¨²blica boliviana ha iniciado un proceso de cambio, lleno de dificultades, que se sigue con id¨¦ntica atenci¨®n, aunque por motivos bien diferentes, en los pa¨ªses democr¨¢ticos de Europa y Am¨¦rica y en las naciones vecinas, desde Brasil a Chile, pasando por Argentina, Uruguay y Paraguay, donde gobiernan reg¨ªmenes autoritarios. Un enviado especial de EL PAIS asisti¨® a la transferencia de poderes en La Paz.
Una "humilde propuesta" para normalizar la vida pol¨ªtica boliviana apareci¨® publicada, a finales del pasado mes de julio, en la secci¨®n de cartas al director del diario Ultima Hora de La Paz. El an¨®nimo comunicante, que firmaba con el seud¨®nimo de Marcial Pedrazas, aseguraba haber encontrado la f¨®rmula m¨¢gica para acabar con el intervencionismo militar y la cadena de golpes de estado en el pa¨ªs andino.Partiendo de la constataci¨®n emp¨ªrica e irrefutable de que en Bolivia "todo militar que ha llegado a coronel o general se cree autom¨¢ticamente presidenciable", argumentaba el lector, "deber¨ªamos separar la Presidencia de la Rep¨²blica de las estructuras de Poder y de Gobierno".
Este nuevo cargo de Presidente, con funciones m¨¢s bien ceremoniales, ser¨ªa entonces otorgado "por el lapso de treinta d¨ªas cada vez, y por orden rigurosamente jer¨¢rquico, a todos los militares que hubiesen llegado al grado de coronel, o su equivalente en el caso de la Marina".
"Los otros oficiales, tanto pre-presidenciales como pos-presidenciales, se dedicar¨ªan finalmente a sus tareas tradicionales, como el patrullaje y vigilancia de nuestras fronteras... As¨ª, satisfechas las ambiciones, se eliminar¨ªa (o controlar¨ªa) esa fiebre presidencialista en nuestras fuerzas armadas y se permitir¨ªa al pa¨ªs empezar una eta pa legal y de trabajo productivo".
Una nueva etapa de legimitidad democr¨¢tica. se abri¨® en Bolivia el pasado diez de octubre, aunque por v¨ªas bien diferentes de las ima ginadas por el sarc¨¢stico lector de Ultima Hora.
Tras una desastrosa gesti¨®n, que acentu¨® los graves problemas econ¨®micos del pa¨ªs y sumi¨® a ¨¦ste en la crisis m¨¢s profunda de su azarosa historia, los herederos del r¨¦gimen militar impuesto a sangre y fuego por el general Luis Garc¨ªa Meza en el golpe de estado del 17 de julio de 1980, entregaban el poder a los civiles y anunciaban su regreso a los cuarteles. Se cerraba as¨ª tambi¨¦n un per¨ªodo de dieciocho a?os de irregularidad constitucional salpicados de golpes de estado.
"Cuando dieron el golpe de julio de 1980 hablaban de un per¨ªodo de veinte a?os de gobierno. Despu¨¦s, cay¨® Garc¨ªa Meza y el general Torrelio habl¨® de una etapa de tres a?os; m¨¢s tarde lleg¨® el general Vildoso, quien ya se conformaba con un lapso de nueve meses, hasta las elecciones que se convocar¨ªan en abril del a?o pr¨®ximo. Tampoco pudo continuar. La presi¨®n popular, la huelga general, le obligaron a dejar el poder a los ochenta d¨ªas y devolv¨¦rselo al Congreso Nacional elegido en 1980 para que ¨¦ste designara al presidente y al vicepresidente de la Rep¨²blica", comenta un diputado de Unidad Democr¨¢tica y Popular (UDP), la coalici¨®n en el poder.
Compa?ero presidente
La gente bail¨® y cant¨® en los barrios populares de La Paz durante la noche del ocho de octubre, cuando Siles Zuazo regres¨® de su exilio de dos a?os en Per¨², para hacerse cargo del poder, y recibi¨® una multitudinaria bienvenida. Los mineros, los campesinos que se hab¨ªan desplazado a La Paz para el acontecimiento, portaban pancartas en las que se le¨ªa "Compa?ero presidente". El esp¨ªritu del cambio estaba presente esa noche en las empinadas calles de la capital boliviana corno lo estar¨ªa dos d¨ªas m¨¢s tarde, durante la ceremon¨ªa de traspaso de poderes. Siles pidi¨® cien d¨ªas de plazo para aliviar la situaci¨®n econ¨®mica y desmantelar la corrupci¨®n, relacionada esencialmente con el tr¨¢fico de coca¨ªna.
Pasada la euforia inicial, el presidente Hern¨¢n Siles Zuazo, de 69 a?os, y el vicepresidente Jaime Paz Zamora, de 43, deber¨¢n enfrentar, desde posiciones escasamente s¨®lidas, importantes desaflos: la crisis econ¨®mica, el hambre, el subdesarrollo, el tr¨¢fico de narc¨®ticos... El pa¨ªs que heredan del r¨¦gimen militar tiene una deuda externa de 3.850 millones de d¨®lares y una inflaci¨®n anual de casi un 800%. Las arcas estatales est¨¢n vac¨ªas y en los mercados, en las pulper¨ªas (almacenes) de las minas, faltan productos de primera necesidad. La fr¨¢gil democracia boliviana tiene sin duda d¨ªas dif¨ªciles ante s¨ª.
"La situaci¨®n es buena en el sentido de que hemos salido de una pesadilla", dice un influyente periodista pace?o. "Pero no hay que olvidar que la c¨²pula militar, los jefes de las fuerzas armadas nombrados por Siles, aun con ser poco sospechosos de golpismo, trabajaron con normalidad durante la dictadura, cuando aqu¨ª se mataba, se torturaba, se traficaba con coca¨ªna desde el Gobierno..."
Sim¨®n Reyes, uno de los l¨ªderes hist¨®ricos del movimiento obrero boliviano, secretario de la Federaci¨®n Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, se muestra optimista: "Creemos que se puede estabilizar esta democracia. Y si hay obst¨¢culos, los combatiremos".
En un sal¨®n del reci¨¦n reabierto Palacio del Congreso, Sim¨®n Reyes, que es diputado por el Partido Comunista de Bolivia y secretario de relaciones exteriores de la poderosa Central Obrera Boliviana (COB), recuerda que la actitud de este sindicato al convocar la huelga general pol¨ªtica fue decisiva para la ca¨ªda de la dictadura militar. "La COB no va a frenar las justas reivindicaciones de los trabajadores, pero tampoco va!a hacer peticiones fuera de la realidad", asegura.
La presi¨®n social en un pa¨ªs que es el segundo m¨¢s pobre de Am¨¦rica Latina, despu¨¦s de Hait¨ª, donde el hambre es una triste realidad cotidiana y donde ganar un sueldo de 250 d¨®lares anuales (unas 28.000 pesetas) es algo com¨²n, cuando no afortunado, puede suponer una amenaza para el reci¨¦n inagurado r¨¦gimen democr¨¢tico. El vicepresidente y l¨ªder del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Jaime Paz Zamora, declar¨® a EL PAIS que su gobierno . no tiene nada que ocultar a los trabajadores" y que, por consiguiente, no teme las reivindicaciones obreras. Para Sim¨®n Reyes, los trabajadores son conscientes y no quieren un aumento de salarios que sea devorado enseguida por la subida de precios.
El Partido Comunista de Bolivia (PCB) forma parte de la coalici¨®n gubernamental UDP y tiene en el nuevo Gobierno dos carteras, las de Trabajo y Miner¨ªa. De l¨ªnea abiertamente prosovi¨¦tica, sin demasiados electores, pero con gran implantaci¨®n entre los mineros, el PCB corre el riesgo de "desgastarse" en su reci¨¦n iniciada gesti¨®n gubernamental. Sim¨®n Reyes no se siente preocupado por este aspecto: 1os trabajadores conocen nuestra historia y saben que formamos parte de un frente pol¨ªtico, saben que hemos luchado para formar Gobierno, y que ahora lo somos. Tambi¨¦n somos conscientes de que enfrentamos una tarea muy dif¨ªcil, pero estamos dispuestos a luchar. ?La amenaza de un golpe militar? Claro que existe, pero esta vez el pueblo no se defender¨¢ s¨®lo desde abajo. Tambi¨¦n lo defenderemos desde el poder".
Salarlo m¨ªnimo vital
En el antiguo edificio de Pati?o Mines Co., hoy sede de: la empresa estatal Corporaci¨®n Minera Boliviana (COMIBOL), Guillermo Dalence, dirigente de la Federaci¨®n Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, se declara optimista tras la ca¨ªda de la dictadura militar: "las cosas van a mejorar y se va a resolver el problema econ¨®mico del pa¨ªs y tambi¨¦n el de los mineros". La reivindicaci¨®n b¨¢sica de los trabajadores de las minas es el salario m¨ªnimo vital con escala m¨®vil, un sueldo que permita vivir dignamente, en condiciones humanas, a una familia media.
"No nos llamamos a enga?o; somos conscientes de que este es un objetivo a largo plazo y que no podemos obtenerlo de una sola vez. Hicimos un estudio a iriediados de a?o en que fij¨¢bamos ese salario m¨ªnimo en unos 12.000 pesos bolivianos mensuales (7.000 pesetas aproximadamente al cambio libre), pero esta cifra se tia quedado peque?a con la inflaci¨®n galopante que sufrimos. Habr¨¢ que revisarla, ajustarla al nuevo coste de la vida", a?ade.
La ayuda econ¨®mica y el respaldo pol¨ªtico internacional ser¨¢n fundamentales ante las graves dificultades que acechan al nuevo Gobierno boliviano. Los primeros indicios fueron alentadores, cuando los presidentes de tres pa¨ªses vecinos, Per¨², Colombia y, Ecuador, todos ellos con democracias apenas reci¨¦n restauradas, asistieron a la toma de posesi¨®n de Hern¨¢n Siles Zuazo. La lluvia cay¨® implacablemente esta tarde del diez de octubre sobre la plaza de Murillo, el coraz¨®n hist¨®rico de la capital boliviana. Ello no impidi¨® que decenas de millares de personas se congregaran all¨ª para vitorear a S lles y Paz Zamora y para expresar, de manera inequ¨ªvoca y ruidosa, su oposici¨®n al ej¨¦rcito. Silbidos, abucheos e insultos irreproducibles acogieron el desfile de las fuerzas que rend¨ªan honores al nuevo presidente frente al hist¨®rico Palacio Quemado, testigo de ¨ªnurnerables golpes de estado.
Estuvieron presentes unas cincuenta delegaciones extranjeras y hubo coincidencia casi generalizada en alabar a la nueva democracia boliviana. El presidente peruano, Fernando Bela¨²nde Terry, llevado quiz¨¢ por su entusiasmo, habl¨® ante el Congreso boliviano m¨¢s tiempo que el propio presidente Siles Zuazo. Hizo una larga exposici¨®n hist¨®rica, en la que se le olvid¨® citar a Espa?a, y sus palabras no gustaron demaisiado a la delegaci¨®n de Ecuador, lo que fue uno de los motivos principales para que no se firmara la anunciada declaraci¨®n de La Paz, un documento ensalzador de la democracia como sistema de gobierno en Am¨¦rica Latina que iba a ser rubricado por los pa¨ªses del Pacto Andino.
Las buenas palabras comenzaron con el representante de la Comunidad Econ¨®mica Europea, que anunci¨® una ayuda inicial y no precisamente generosa de ocho millones de d¨®lares. Demasiado poco para un pa¨ªs que debe ya cerca de 300 millones solamente en intereses y servicios de la deuda externa. Siles Zuazo y Paz Zamora comenzar¨¢n a viajar en los pr¨®ximos d¨ªas
Bolivia: el r¨¦gimen militar tir¨® la toalla
por Europa y Am¨¦rica en busca de aportes m¨¢s sustanciales. Tambi¨¦n presentar¨¢n en las pr¨®ximas fechas un plan econ¨®mico de emergencia -Siles habla de econom¨ªa de guerra- que ser¨¢ la piedra angular de su r¨¦gimen.
Continuar la revoluci¨®n
Hern¨¢n Siles Zuazo, que ya fuera presidente de Bolivia entre 1956 y 1960, tiene experiencia en aplicar planes de estabilizaci¨®n econ¨®mica. Considera esta nueva etapa presidencial como la continuaci¨®n de la revoluci¨®n de 1952 que ¨¦l acaudill¨® y que alcanz¨® tres objetivos b¨¢sicos: la nacionalizaci¨®n de las grandes minas, la reforma agraria y la implantaci¨®n del sufragio universal.
La primera presidencia de Siles estuvo salpicada de conflictos sociales y el presidente lleg¨® incluso a hacer una huelga de hambre contra las demandas de los mineros. Su aliado-adversario hist¨®rico, Juan Lech¨ªn, l¨ªder de la Central Obrera Boliviana, no estuvo presente en su segunda toma de posesi¨®n, aunque fue la COB con su huelga general la que dio en ¨²ltima instancia el sill¨®n presidencial a Siles Zuazo.
"La COB es sin duda alguna la fuerza m¨¢s poderosa del pa¨ªs, pero no es homog¨¦nea. Dentro de ella hay una importante influencia comunista, pero tambi¨¦n hay trotskismo. Creo que, con Sri Lanka (ex Ceil¨¢n), somos el ¨²nico pa¨ªs en el mundo que tenemos trotskistas fuertemente arraigados en el movimiento sindical", afirma el director de un diario vespertino pace?o.
El partido Acci¨®n Democr¨¢tica Nacionalista (ADN), fundado por el ex dictador Hugo Banzer, es una de las principales fuerzas de oposici¨®n desde la derecha al reci¨¦n instaurado Gobierno de Siles Zuazo y Paz Zamora. El secretario ejecutivo de ADN y diputado por La Paz, Guillermo Fort¨²n, asegur¨® a EL PAIS que su partido es un partido democr¨¢tico y est¨¢ dispuesto a permanecer durante cuatro a?os en la oposici¨®n. Cierto que su l¨ªder, Hugo Banzer, tom¨® el poder en 1971 mediante un cruento golpe de estado, pero, argumenta Fort¨²n, "f¨²e un golpe contra otro gobierno de facto que era ca¨®tico".
"Banzer, vuelve", rezan algunas pintadas en las calles de La Paz. El movimiento creado por el ex dictador tiene un relativo car¨¢cter populista y, de creer al diputado Fort¨²n, obtiene su clientela electoral en las zonas m¨¢s pobres de la capital, en el Alto, por ejemplo. "Banzer orden¨® la econom¨ªa nacional. Hizo escuelas, carreteras, instalaciones tur¨ªsticas. Cre¨® riqueza y puestos de trabajo. Cuando dej¨® el poder, en 1978, comenz¨® la crisis pol¨ªtica. Desde entonces han pasado por el Palacio Quemado ocho presidentes, sin contar las Juntas Militares. Esta inestabilidad ha causado la crisis econ¨®mica y no la gesti¨®n de Banzer", dice el secretario de ADN.
Un periodista boliviano, que sufri¨® directamente en varias ocasiones la represi¨®n del r¨¦gimen de Garc¨ªa Meza, opina que un golpe de estado no es viable en Bolivia por lo menos hasta que se recupere la situaci¨®n econ¨®mica. "Los milicos saben que no pueden arreglar la econom¨ªa y que no van a recibir pr¨¦stamos del extranjero."
La falta de una generaci¨®n pol¨ªtica de recambio es uno de los graves problemas de Bolivia, en opini¨®n de este observador. "El partido de Siles, el Movimiento Nacional Revolucionario de Izquierda (MNRI), no tiene una generaci¨®n joven y es el MIR de Paz Zarnora el que llega al poder vali¨¦ndose de un viejo ayatollah como Siles Zuazo". Las condiciones no son, desde luego, las ¨®ptimas para iniciar un despegue democr¨¢tico, concede el periodista pace?o. "Lo ideal ser¨ªa tener a un Siles diez a?os m¨¢s joven y contar con un sector dem¨®crata en el ej¨¦rcito, con una derecha civilizada y con todos los militares implicados en el tr¨¢fico de narc¨®ticos metidos en la c¨¢rcel, en vez de refugiados en Argentina. Pero es la gran ocasi¨®n de organizar de una vez civilizadamente la vida pol¨ªtica de este pa¨ªs".
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