Portugal entra de Heno en una nueva fase de su vida institucional
La entrada en vigor ayer de la nueva Constituci¨®n portuguesa coincidi¨® con el fin del Consejo de la Revoluci¨®n, con la aprobaci¨®n parlamentaria de las leyes de Defensa y del Tribunal Constitucional y con la toma de posesi¨®n del Consejo de Estado, encargado de asistir al presidente de la Rep¨²blica en las decisiones importantes.
Para los partidos de la coalici¨®n gubernamental, Alianza Democr¨¢tica, y para el Partido Socialista, que se empe?aron en el "acuerdo de r¨¦gimen" que permiti¨® el cierre institucional de la "transici¨®n portuguesa hacia la democracia plena", el momento es solemne.Con distintas palabras, socialdem¨®cratas, socialistas y democristianos han saludado la coronaci¨®n de sus esfuerzos para hacer de Portugal una "democracia de tipo occidental", un pa¨ªs "europeo como los dem¨¢s miembros de la Comunidad en que espera integrarse el pr¨®ximo a?o".
A partir de este punto, sin embargo, la coalici¨®n gubernamental y el principal partido de la oposici¨®n defienden posiciones diametralmente opuestas. Los socialistas entienden que, completada la labor constituyente, urgen soluciones para los problemas concretos, pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales del pa¨ªs, y estas soluciones no pueden ser dadas por la coalici¨®n de centro derecha actualmente en el poder. En consecuencia, el jefe del Estado debe dimitir el Gobierno, disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones.
Los actuales detentores del poder se consideran, al contrario, merecedores de una confianza redoblada, ya que llevaron a cabo la tarea primordial de su campa?a electoral: la revisi¨®n de la Constituci¨®n, el alejamiento de los militares del poder.
No obstante, la tesis oficial de Alianza Democr¨¢tica ha sufrido algunos importantes retoques en los ¨²ltimos d¨ªas. Ya es evidente que los democristianos est¨¢n decididos a presentarse a las pr¨®ximas elecciones generales en solitario, sean ¨¦stas anticipadas o no, y aunque para ello tengan que romper con la coalici¨®n.
El optimismo no es compartid por los militares que compon¨ªan el Consejo de la Revoluci¨®n, y que dejaron impreso, en su mensaje de despedida, un aviso bastante severo.
El largo documento le¨ªdo e presencia del presidente de la Rep¨²blica, general Ramalho Eanes, y de los periodistas, que asist¨ªan por primera vez a una reuni¨®n del "¨®rgano pol¨ªtico militar" que acompa?¨® los ocho primeros a?os de la democracia portuguesa, denuncia las "preocupaciones y temores" de los militares constitucionalistas frente a la crisis que amenaza con "arrastrar toda la sociedad portuguesa hacia una situaci¨®n de un gravedad sin precedentes en t¨¦rminos pol¨ªticos, sociales y econ¨®micos".
Para el ex Consejo de la Revoluci¨®n, "el clima social de frustraci¨®n, desencanto y hasta de des¨¢nimo que se instala poco a poco entre los portugueses los lleva, muchas veces, a dudar peligrosamente del funcionamiento de las instituciones democr¨¢ticas", y la ra¨ªz del mal est¨¢ en la utilizaci¨®n, por parte de los partidos pol¨ªticos, de "m¨¦todos de lucha que los desacreditan", y entre los, cuales cita la falta de realismo y seriedad, actitudes maniobreras y corrupci¨®n.
Al mismo tiempo, y dirigi¨¦ndose en mensaje separado a Ios militares portugueses, los exhorta a respetar las instituciones escogidas por el pueblo y el proceso democr¨¢tico y a considerar que "el valor m¨¢ximo de la ¨¦tica militar es la preservaci¨®n de la libertad y de la soberan¨ªa del pueblo".
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