Las clases medias
Cada vez que se abre el libro de nuestra Historia, al azar, aparecen las clases medias para llenar la Carrera de San Jer¨®nimo, para amotinarse contra Esquilache, para proclamar la democracia asamblearia contra Tejero Molina. Somos un pa¨ªs, como ya viera el maestro La¨ªn, de clases medias. Alberto Moravia -"jud¨ªo, cojo y triste"- lo dijo no hace tanto tiempo y yo lo he recordado:-La dictadura del proletariado da el comunismo y la dictadura de la clase media da el fascismo.
Lo que ha hecho Felipe Gonz¨¢lez, pacientemente, desde su despacho cutre de abogado laboralista en Sevilla a su testimonialidad de pana y Parlamento, es reconducir las clases medias espa?olas desde el fasciofranquismo de cuarenta a?os al progresismo democr¨¢tico y psocialista que la otra noche, entre chicas bailonas y trescientos fot¨®grafos extranjeros, le proclamaba "presidente" a gritos. Mercedes Formica ha iniciado unas memorias en trilog¨ªa contando los a?os treinta y la guerra civil con fina caligraf¨ªa femenina, desde la derecha, desde su derecha, sin gesticular la Historia ni coserse a mano una biograf¨ªa falsa y progresista. Sin perseguir el negocio ni el travestismo. Eran los a?os en que las clases medias de toda Europa, y de Espa?a, ca¨ªan en la exasperaci¨®n fascista. Vivida aquella experiencia, nuestras clases medias vuelven a llenar la calle principal de la pol¨ªtica espa?ola para reclamar a un hombre de clase media. Baja clase media de Pablo Iglesias (el pablismo), burgues¨ªa media de Aza?a, mocedades rockeras de Felipe. Esta es nuestra cartografia humana y, todo lo dem¨¢s, pompa y circunstancia para disimular/desviar la verdad espa?ola.
Clases medias a quienes he visto ir a votar psocialismo con un foulard al cuello ilustrado por Cuixart. (Aunque mi querido Vilallonga explica que el flaulard est¨¢ out desde hace veinte a?os). Clases medias que dudan entre Teresita Gonz¨¢lez Quevedo (por beatificar: quiz¨¢ ahora, con el Papa Wojtyla) y Le Monde del d¨ªa anterior, de venta en Cibeles. Clases medias progredientes que, como Laura Cabarrocas, han pasado de los Beatles del cuarenta?ismo a los Rollings. (Tambi¨¦n en pol¨ªtica). Clases medias del porro (intuidas por Carrillo) y de Martita Cort¨¦s, que lo que quiere es una beca para seguir investigando cuando termine la carrera. (Felipe os la va a dar, Martita). Mi querido y admirado Salvador P¨¢niker habla del margen que la estatalizaci¨®n Este/ Oeste reserva a¨²n al peatonal para rehacer su privacidad. En Espa?a, ese margen lo ocupan, como la cola del autob¨²s, las inmensas clases medias. Me anuncian un homenaje a don Juan de Borb¨®n, conde de Barcelona, organizado por Vicente Aleixandre, Areliza, Severo Ochoa, Samaranch, Juli¨¢n Mar¨ªas, Azcona, Uss¨ªa y otros. Don Juan nunca quiso ser un Borb¨®n borboneante ni un rey/hinchable de Franco, y por eso se merece el gran homenaje de las clases medias intelectuales espa?olas. Como el ni?o de Guti¨¦rrez-Arag¨®n, en su ¨²ltimo filme, tiene dos madres, la Bel¨¦n y la Molina, nuestro Monarca Don Juan Carlos I tuvo dos padres: el suyo, o sea Don Juan, y ese padre pol¨ªtico e inducido que fue Franco. Ya hemos visto que supo elegir, porque padre no hay m¨¢s que uno. Por otra parte, desde La Zarzuela se ve Europa, subi¨¦ndose al tejado con unos prism¨¢ticos, y el Rey ha visto que los m¨¢s vigentes monarcas europeos son los pr¨ªncipes de una clase media democr¨¢tica y socializante. La revoluci¨®n no prendi¨® en Espa?a, pa¨ªs agr¨ªcola, porque los campesinos son "los ausentes de la Historia", y estaba pensada para pa¨ªses industriales. Entre las clases medias sufri¨® la perversi¨®n fascista de los treinta. Ayer hemos hablado aqu¨ª del regeneracionismo de los gobernantes. En cuanto a los gobernados, jam¨¢s se les ha dejado hacer su revoluci¨®n tranquila de clase media. Ahora parece que les toca.
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