La econom¨ªa americana, a la hora del voto
Los MENSAJES que emite la econom¨ªa estadounidense resultan desconcertantes: alza espectacular de las Bolsas de valores junto a una gran debilidad de la actividad econ¨®mica, cuyo indicador m¨¢s dram¨¢tico es una elevada tasa de paro, aproximadamente un 10% de los cien millones de personas que forman su poblaci¨®n activa.La pol¨ªtica econ¨®mica del presidente Reagan se hab¨ªa propuesto combatir la inflaci¨®n, disminuir el intervencionismo del Estado y, mediante una reducci¨®n de los impuestos sobre la renta, estimular el consumo y la inversi¨®n. Este ¨²ltimo mecanismo acabar¨ªa empujando a la actividad y, naturalmente, las bases imponibles crecer¨ªan de tal modo que el d¨¦ficit presupuestario acabar¨ªa reduci¨¦ndose de forma inexorable. La contracci¨®n de algunos gastos p¨²blicos, en especial los relacionados con las prestaciones de Seguridad Social, contribuir¨ªan de manera directa a alcanzar ese objetivo. Sin embargo, para hacer frente a sus compromisos internacionales, servir de ejemplo a sus ricos aliados occidentales y suscitar, a su vez, el desarrollo de las industrias de punta, se contaba con un incremento de los gastos de defensa que ser¨ªa superior al crecimiento de la producci¨®n total de bienes, y servicios.
El mecanismo s¨®lo ha funcionado en parte. Los efectos de la reducci¨®n en el impuesto sobre la renta, junto al incremento de los gastos militares, han provocado un aumento en el d¨¦ficit del sector p¨²blico. Las mayores necesidades de financiaci¨®n se han reducido en una competencia con los particulares en los mercados financieros y ante un riguroso control en el crecimiento de la cantidad de dinero, el embotellamiento de la demanda de cr¨¦dito -privada y p¨²blica- ha provocado un alza elevad¨ªsima de los tipos de inter¨¦s.
Este ha sido uno de los motivos m¨¢s importantes que han contribuido a la fortaleza del d¨®lar y a su apreciaci¨®n frente a las restantes monedas de los pa¨ªses industriales. Pero un d¨®lar apreciado encarece las exportaciones americanas, y si las importaciones no s¨¦ han disparado se ha debido a la baja actividad de la econom¨ªa. Adem¨¢s, unos tipos de inter¨¦s muy altos encarecen el cr¨¦dito, desaniman la inversi¨®n y comprimen el ritmo de crecimiento de la econom¨ªa. Asimismo, los beneficios empresariales se reducen y bajan las expectativas de los inversores burs¨¢tiles, mientras que los ahorradores se inclinan por colocar su dinero en cuentas a plazos o en t¨ªtulos de renta fija, sobre todo si tienen la garant¨ªa del Estado.
Naturalmente, una moneda fuerte abarata las importaciones, al mismo tiempo que la contenci¨®n en la cantidad de dinero y la contracci¨®n de la actividad, en el caso de una econom¨ªa abierta y pompetitiva, acaba por socavar los m¨¢s s¨®lidos cimientos inflacionistas.
El resultado ha sido una mezcla de todo. Pero en el transcurso del proceso las autoridades econ¨®micas han ido corrigiendo, incluso con brusquedad, las medidas elegidas. La pol¨ªtica de reducci¨®n de los impuestos ha sido lanzada por la borda. El mayor descenso en el impuesto sobre la renta en la historia de Estados Unidos ha sido compensado tambi¨¦n por el m.ayor incremento en la historia,de Estados. Unidos de lo! impuestos indirectos que gravan el consumo. El momento clave en la correcci¨®n del instrumental elegido ha tenido lugar este mes de octubre. La cantidad de dinero ven¨ªa creciendo por encima del l¨ªmite superior que se hab¨ªan fijado las autoridades monetarias, mientras que se observaba una pausa o incluso una reducci¨®n en los tipos de inter¨¦s. La pol¨ªtica monetaria parec¨ªa renunciar a su rigor por. un doble motivo: la inflaci¨®n hab¨ªa descendid¨® desde un 11 % a un 5 % de incremento anual, y un nuevo aumento de los tipos de inter¨¦s agravar¨ªa la salud de una econom¨ªa con un alto grado de paro y de capacidad no utilizada (la producci¨®n de autom¨®viles se ha redupido casi en un 50% y la construcci¨®n de viviendas tambi¨¦n ha experimentado una fuerte contracci¨®n).
El anuncio de esta renuncia temporal al control de la cantidad de dinero como demostraci¨®n del ¨¦xito de la pol¨ªtica antiinflacionista ha tenido un efecto contundente ,en las Bolsas de valores. Las cotizaciones han registrado, aumentos r¨¦cord y la tendencia al alza que marca el mercado es un indicio de que las expectativas inflacionistas parecen haber desaparecido.
Pero el ¨¦xito en la reducci¨®n de la inflaci¨®n no va a resultar suficiente para que los ciudadanos americanos, que eligen hoy martes a 435 congresistas, 33 senadores- y 36 gobernadores, olviden las fantas¨ªas y la testarudez de una pol¨ªtica de oferta que ha encarecido el coste del cr¨¦dito y ha contribuido a incrementar el paro y a perpetuar la recesi¨®n. Entre las ganancias de la Bolsa y el incremento del paro, los electores americanos probablemente tendr¨¢n m¨¢s presente a este ¨²ltimo indicador a la hora de depositar sus papeletas.
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