Howard-Pigmali¨®n
En las ¨²ltimas semanas la televisi¨®n ha emitido tres importantes filmes -Pleito de honor, La importancia de llamarse Ernesto y La versi¨®n de Browning- de Anthony Asquith, lo que nos ha permitido conocer lo mejor de la limpia biograf¨ªa profesional de este elegante cineasta ingl¨¦s. Su cuarta gran pel¨ªcula es una versi¨®n realizada en 1938 de la comedia de George Bernard Shaw Pigmali¨®n, que hoy emite TVE.La versi¨®n cinematogr¨¢fica de Pigmali¨®n que veremos esta noche, si bien no es la mejor -ah¨ª est¨¢ My Fair Lady, de George Cukor- s¨ª es la m¨¢s ortodoxa, la que con mayor exactitud se atiene a las reglas de la comedia original, no s¨®lo en cuanto a fidelidad al texto, sino al propio estilo de la interpretaci¨®n y la puesta en escena.
Para ello, Asquith cont¨® con una actriz, Wendy Hiller, muy experta en la comedia, que hab¨ªa tenido una fulgurante carrera teatral en Londres en los primeros a?os treinta; y con un actor, Leslie Howard, que hab¨ªa fracasado en su pa¨ªs y tuvo que emigrar a Nueva York en busca de mejor fortuna. La encontr¨®. Su interpretaci¨®n en El bosque petrificado, de Robert Sherwood, durante la temporada 1933-34, le llev¨® a la cumbre. En cine, su fama procede de la misma ¨¦poca, con tres filmes rodados entre 1931 y 1934: Secretos, de Frank Borzage; La plaza de Berkeley, de Frank Lloyd, y Pimpinela Escarlata, de Harold Young.
Pero su ¨¦xito indiscutible en la pantalla lleg¨® con la versi¨®n, dirigida en 1935 por Archie Mayo, de ese El bosque petrificado que le hab¨ªa encumbrado en un escenario neoyorquino de Broadway. La fuerza del reci¨¦n nacido estrellato de Howard era tal que se permiti¨® imponer a un actor, en el que los estudios no cre¨ªan, para que interpretase a su antagonista -el gangster Duke Mantee- en el drama filmado. Este actor, que no hab¨ªa pasado de papeles de telonero, se llamaba Humphrey Bogart.
El ¨¦xito de El bosque petrificado fue tal, que le llamaron por la puerta grande de su pa¨ªs, y Howard volvi¨® a Londres en 1937, para rodar Pigmali¨®n, despu¨¦s de un segundo interregno californiano, en el que fue contratado por Irving Thalberg, el legendario magnate de la Metro Goldwyn Mayer, para interpretar, junto a Norma Shearer, esposa de aquel, y bajo la direcci¨®n de George Cukor, una versi¨®n de Romeo y Julieta, muy cl¨¢sica.
Howard, en Pigmali¨®n, hizo una de sus mejores creaciones, un trabajo de aut¨¦ntico comediante ingl¨¦s, una peque?a maravilla de iron¨ªa controlada. Hay quien considera que su profesor Higgins es superior al desbordante de Rex Harrison en My Fair Lady, justamente porque el desbordamiento de Howard existe, pero sometido a una disciplina interior que le convert¨ªa en acorde de fondo, dotado de la inteligencia de lo inexpl¨ªcito, en contra del exceso de evidencia de Harrison. En cualquier caso, se trata de dos actuaciones magistrales, que tendremos ocasi¨®n de comparar rec¨ªprocamente en un corto plazo de tiempo.
Volvi¨® Howard inmediatamente a Hollywood para interpretar, contratado por el gran David O'Selznick, el rom¨¢ntico violinista de la segunda versi¨®n de Intermezzo, primera salida a las pantallas de Hollywood de Ingrid Bergman, que ya hab¨ªa actuado en el Intermezzo sueco; y el arist¨®crata sure?o Ashley Wilkes de Lo que el viento se llev¨®. Para entonces la segunda guerra mundial ya hab¨ªa estallado, y Howard volvi¨® a Inglaterra, sacrificando su carrera. Actu¨® en un par de filmes m¨¢s, hasta que una ma?ana de 1943, mientras sobrevolaba el mar Cant¨¢brico, el avi¨®n donde viajaba Howard desapereci¨® para siempre en aguas del golfo de Vizcaya.
Pigmali¨®n se emite hoy a las 21.30 por la segunda cadena
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