El nuevo Gobierno y el discurso de la Corona
La urgente iniciaci¨®n de las consultas reales previas a la propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno remarca la voluntad de la Corona de acortar al m¨¢ximo el periodo de interinidad pol¨ªtica en el que nos encontramos. Ese alto ejemplo no ha sido suficientemente acompa?ado por quienes m¨¢s obligados deber¨ªan estar en abreviar la transici¨®n hacia el cambio. Por lo dem¨¢s, el empecinamiento socialista en situar la investidura de Felipe Gonz¨¢lez despu¨¦s de la apertura solemne de la legislatura impide que el mensaje de don Juan Carlos a las Cortes corone naturalmente el proceso de transmisi¨®n de poderes y apunta hacia un modelo de monarqu¨ªa parlamentaria en el que el contacto del rey con los representantes de la soberan¨ªa popular se reduce a la mera salutaci¨®n.Gregorio Peces-Barba va a ser sin duda sensible a la celeridad impresa por el Monarca a los tr¨¢mites previos y convocar¨¢ para fecha pr¨®xima -probablemente para el d¨ªa 30- la sesi¨®n de investidura. Lo que, en cambio, ya no podr¨¢ hacer Peces-Barba es favorecer que el mensaje de la Corona culmine la etapa de transici¨®n iniciada por los espa?oles el 28 de octubre, al elegir con abrumadora holgura una mayor¨ªa parlamentaria de signo socialista. Con ello se habr¨¢ perdido una oportunidad de impulsar la institucionalizaci¨®n del mensaje del Rey al Parlamento, en l¨ªnea con la mejor tradici¨®n de las monarqu¨ªas democr¨¢ticas, en las que el discurso del Monarca traza, en t¨¦rminos generales, la orientaci¨®n pol¨ªtica de la nueva etapa legislativa, en l¨®gica coincidencia con el programa gubernamental.
Nada impide en nuestro sistema constitucional que la Corona espa?ola se oriente hacia ese modelo. Sin embargo el vicepresidente primero del Congreso, el socialista Leopoldo Torres, actuando como portavoz de la Mesa de la C¨¢mara, marc¨® ayer, en respuesta a la Prensa, las distancias del discurso de la Corona en el Reino Unido con el de nuestro pa¨ªs, en donde se trata, dijo, de "un discurso institucional, no sometido al partido ganador de las elecciones".
En todo caso, sea cual fuere el alcance pol¨ªtico que se quiera dar al discurso del Rey a las Cortes Generales, un elemental sentido del orden pol¨ªtico exig¨ªa que, tras el pronunciamiento del pueblo, la constituci¨®n de las C¨¢maras, la consulta del Rey a los grupos pol¨ªticos y la designaci¨®n del candidato a la Presidencia del Gobierno, se procediera con la mayor rapidez posible a su investidura parlamentaria, y s¨®lo despu¨¦s de estos pasos previos el Rey se dirigiera a los representantes populares para abrir solemnemente la nueva legislatura.
Si el motivo de la inversi¨®n de los tr¨¢mites cronol¨®gicos fuera la dificultad para formar Gobierno, existir¨ªa al menos una explicaci¨®n. Pero desde el d¨ªa siguiente a las elecciones el l¨ªder. socialista ha asegurado que no ten¨ªa problemas de este tipo. En las ¨²ltimas jornadas, Felipe Gonz¨¢lez afirm¨® que ten¨ªa designado el 95% de su Gabinete. ?Por qu¨¦, entonces, no acelerar al m¨¢ximo la investidura, en lugar de anticipar la apertura solemne de las C¨¢maras?
Felipe Gonz¨¢lez justifica la decisi¨®n adoptada en el "respeto constitucional". Pero este argumento no parece apoyarse en ning¨²n precepto de la Constituci¨®n, en la que para hada se habla de la solemne apertura de la legislatura. Adem¨¢s, ya en 1979, la investidura de Adolfo Su¨¢rez, la primera realizada con arreglo a la Constituci¨®n, precedi¨® a la apertura solemne de las Cortes. La ¨²nica referencia a esta sesi¨®n figura en el art¨ªculo 5 del nuevo Reglamento del Congreso. Pero es la sesi¨®n constitutiva, convocada por real decreto, la que inicia la andadura parlamentaria.
Por lo dem¨¢s, la Constituci¨®n es di¨¢fana cuando dice en su art¨ªculo 99 que "despu¨¦s de cada renovaci¨®n del Congreso de los Diputados ( ... ) el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos pol¨ªticos con representaci¨®n parlamentaria, y a trav¨¦s del presidente del Congreso, propondr¨¢ un candidato a la Presidencia del Gobierno". Para que se produzca este primer paso hacia la investidura basta con que exista una C¨¢mara baja renovada y unos l¨ªderes pol¨ªticos parlamentarios aptos para ser consultados.
Lo an¨®malo es que en medio de estos tr¨¢mites se haya colocado la apertura solemne de la legislatura, que necesariamente va a realizarse con un Gobierno en funciones en el banco azul, los grupos pol¨ªticos a medio consultar y la investidura en el horizonte de m¨¢s adelante. Que est¨¦ UCD o el PSOE en el Gobierno efectivo de la Naci¨®n cuando el Rey se dirija a las Cortes no es cuesti¨®n balad¨ª y, desde luego, no puede despacharse, como ha hecho el l¨ªder socialista, afirmando que "el Rey est¨¢ por encima de eso".
El Rey est¨¢ donde constitucionalmente tiene que estar, pero no por encima ni por debajo de nada y, sobre todo, no al margen del entramado constitucional ni de la realidad pol¨ªtica. Y un elemental sentido de la realidad parece exigir que una presencia institucional del Rey en el Parlamento para abrir solemnemente la legislatura se acompa?e por la consumaci¨®n de las principales novedades de la legislatura a inaugurar, es decir, la nueva mayor¨ªa parlamentaria y el nuevo Gobierno, debidamente designado, en posesi¨®n de sus responsabilidades y sentado, con su presidente al frente, en el lugar que le corresponde.
No se trata de meros formalismos, por otra parte importantes en una democracia. Se trata de la necesidad de no desaprovechar la oportunidad de institucionalizar el discurso de la Corona a las Cortes Generales, el acto de m¨¢ximo alcance pol¨ªtico para una Monarqu¨ªa parlamentaria como la que dise?a nuestra Constituci¨®n. Si cada vez que se produzca la renovaci¨®n pol¨ªtica del Parlamento el Rey conecta, a trav¨¦s de su mensaje a los representantes de la soberan¨ªa popular, con la opci¨®n elegida por el pueblo, se habr¨¢ avanzado un paso de gigante en la consagraci¨®n de la alternancia en el poder, esencial a toda democracia, y en el arraigo de la Corona al sistema constitucional al que se debe.
Porque en la enunciaci¨®n de las l¨ªneas pol¨ªticas generales de la legislatura que se abre el Rey no puede ser aut¨®nomo. El art¨ªculo 97 de la Constituci¨®n deja bien claro que es al Gobierno al que corresponde dirigir "la pol¨ªtica interior y exterior, la Administraci¨®n civil y militar y la defensa del Estado", entre otras funciones y competencias. Con un nuevo Gobierno en el ejercicio de sus responsabilidades, el mensaje real podr¨ªa tener un norte y una orientaci¨®n ciertos. Con el Gabinete Calvo-Sotelo sentado en el banco azul, ?qu¨¦ margen para la enunciaci¨®n pol¨ªtica concreta queda al mensaje de la Corona?
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