Los comunistas y el programa FACA
El Consejo de Ministros celebrado el pasado d¨ªa 12 acord¨® autorizar la firma del precontrato del avi¨®n F-18A; la firma de esta carta de intenciones, implicar¨¢ el pago de ocho millones de d¨®lares como entrega a cuenta y condicionada a la firma del contrato definitivo. Si el nuevo Gobierno socialista decidiese revocar esta decisi¨®n, el Estado espa?ol perder¨ªa aproximadamente los 850 millones de pesetas que se entreguen en concepto de se?al.Los comunistas hemos mantenido sobre este tema una actitud meridianamente clara y concisa, que se sintetiza en los siguientes puntos:
1. El denominado programa FACA surgi¨® a principios de 1978, partiendo del objetivo de fuerza fijado en el Plan Estrat¨¦gico Conjunto ante la necesidad de sustituir en la d¨¦cada de los ochenta los aviones F-4C Phanton y F-5A/B, que concluyen su ciclo de vida en 1983 y 1982, respectivamente.
Las especificaciones fijadas en el programa eran las siguientes: que tuviera car¨¢cter disuasorio como misi¨®n fundamental, dando mayor ¨¦nfasis a las misiones de ataque a objetivos de superficie dentro de la polivalencia, puesto que el futuro avi¨®n tambi¨¦n deb¨ªa tener capacidad para realizar efectivamente misiones de defensa a¨¦rea; que el tiempo m¨ªnimo de servicio en activo fuese de veinte a?os; y qu¨¦ selecci¨®n no deb¨ªa estar condicionada al ingreso de Espa?a en la OTAN.
El PCE asumi¨® la necesidad del programa y la descripci¨®n de los objetivos fijados, porque respond¨ªan a la misi¨®n constitucional de las FAS, prevista en el art¨ªculo octavo: "garantizar la soberan¨ªa e independencia de Espa?a, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional", definici¨®n de marcado car¨¢cter defensivo.
2. En la primavera de 1979, el Grupo Parlamentario Comunista formul¨® una interpelaci¨®n al entonces ministro de Defensa, se?or Rodr¨ªguez Sahag¨²n, sacando a la luz p¨²blica la preocupaci¨®n de nuestro partido sobre la posible desviaci¨®n de los requisitos formulados en el programa FACA, derivados de la posible adquisici¨®n de los aviones F-16. El motivo principal de las objeciones resid¨ªa en la escasa fiabilidad que representaba dicho aparato al no haber pasado un per¨ªodo razonable de horas de vuelo y al hecho de que las propias autoridades militares norteamericanas ordenasen en varias ocasiones la suspensi¨®n de vuelos debido a numerosos defectos en los motores F-100 de la Pratt and Whitney.
Ya en anteriores ocasiones, las razones de lucro de empresas privadas hab¨ªan prevalecido sobre criterios de seguridad, como es el caso de los tristemente c¨¦lebres F-104 Starfichter, m¨¢s conocidos como ata¨²des volantes, vendidos a las Fuerzas A¨¦reas de la Rep¨²blica Federal de Alemania.
3. La elecci¨®n del modelo F-18A Hornet, de la McDonell Douglas norteamericana, puede estimarse t¨¦cnicamente correcta, pues sus dos motores le permiten una mayor seguridad pasiva y menor envejecimiento, adem¨¢s de la mayor envergadura de fuselaje, dato muy a tener en cuenta para futuras adaptaciones de armamento. Para una naci¨®n como Espa?a, con mucha costa e islas que proteger, un bimotor siempre es m¨¢s adecuado que un monomotor. Razones similares fueron las que decidieron a la Marina de Estados Unidos, Canad¨¢ y Australia, a optar por el F-18 en lugar del F-16, aunque ahora trate de obtener un precio m¨¢s ventajoso bajo amenaza de cancelar el pedido. Poco que objetar, pues, a la elecci¨®n del modelo, por ser el m¨¢s id¨®neo para las misiones de combate a¨¦reo.
4. Sin embargo, el F-18, como todos los modelos de la competencia, inclu¨ªdo el Tornado anglo-italo-alem¨¢n y los Mirage franceses, no son aviones polivalentes, por m¨¢s que se diga lo contrario. En consecuencia, hay un n¨²mero de misiones b¨¢sicas propias del Mando A¨¦reo T¨¢ctico (Matac), que no se cubren adecuadamente con ninguno de los modelos mencionados.
Estas misiones, absolutamente necesarias para la defensa de un pa¨ªs como el nuestro, exigen un tipo de avi¨®n subs¨¢nico, con armamento adecuado a la misma y con gran capacidad de carga exterior, id¨®neo para el ataque a objetivos terrestres.
Naturalmente, este tipo de avi¨®n, inexcusable para la defensa de Espa?a en funci¨®n de sus potenciales enemigos, no coincide con la estrategia de la OTAN para el sur de Europa, orientada obviamente hacia el Pacto de Varsovia y no hacia el norte de Africa. Supondr¨ªa un segundo escal¨®n de la defensa a¨¦rea del Mediterr¨¢neo (no se olvide que la VI Flota de EE UU equipar¨¢, entre otros, este mismo modelo).
5. Los defectos que se han apuntado anteriormente son consecuencia directa de la absurda actitud del Gobierno de hurtar la discusi¨®n del programa FACA al debate parlamentario, como parte integrante del objetivo de fuerza, cuya discusi¨®n por el Congreso de los Diputados era y es inexcusable, as¨ª como todo programa de inversiones militares a corto, medio o largo plazo.
Las objeciones comunistas a los presupuestos de Defensa no cuestionan, en principio, cu¨¢nto dinero se va a invertir en las FAS, sino el c¨®mo y para qu¨¦. Exigimos transparencia informativa, no del Plan Estrat¨¦gico Conjunto, que l¨®gicamente debe ser secreto, sino del objetivo de fuerza conjunto, que debe ser debatido y fiscalizado por el Parlamento. No se olvide que Hacienda somos todos.
6. La adquisici¨®n de 84 aviones del modelo F-18A, agravar¨ªa todav¨ªa m¨¢s la desproporci¨®n que existe entre las fuerzas del Macon y Matac, con una relaci¨®n de 2 a 1, a favor de la primera, cuando en otros pa¨ªses de nuestra ¨¢rea la relaci¨®n es equilibrada, e incluso superior en sentido inverso, pareciendo la aviaci¨®n t¨¢ctica insuficiente para las misiones de apoyo a las fuerzas terrestres de nuestro Ej¨¦rcito.
7. Ello plantea la ineludible necesidad de cubrir el vac¨ªo existente con un avi¨®n de las caracter¨ªsticas antes apuntadas: este avi¨®n podr¨ªa ser de producci¨®n ¨ªntegramente nacional, lo que conllevar¨ªa la creaci¨®n de miles de puestos de trabajo, evitar¨ªa la dependencia pol¨ªtica y tecnol¨®gica extranjera y tendr¨ªa, presumiblemente, un amplio mercado exterior.
Naturalmente, ello exige la creaci¨®n inmediata de un programa de inversiones y desarrollo del futuro avi¨®n t¨¢ctico avanzado espa?ol, que no ser¨ªa en ning¨²n caso operativo antes de 1990, soluci¨®n que contar¨ªa con nuestro respaldo absoluto, pues supondr¨ªa unos de los pilares b¨¢sicos de una pol¨ªtica de neutralidad armada para Espa?a.
Industria militar propia
Los comunistas apoyamos los programas de inversiones militares en Espa?a, siempre que se adapten a las necesidades reales de la defensa, y no resulten sobredimensionadas para los objetivos que tiene se?alados o se destinen a misiones extra?as a la estricta defensa de los objetivos que se?ala la Constituci¨®n, en funci¨®n de estrategias militares dictadas desde el extranjero.Las inversiones militares deben dar preferencia a todo tipo de material militar que pueda ser fabricado en Espa?a, lo que supondr¨ªa el desarrollo de una industria militar propia, la creaci¨®n de puestos de trabajo, directos o inducidos, en las empresas, suministrados o auxiliares, ello exige una adecuada pol¨ªtica de investigaci¨®n que evite la dependencia tecnol¨®gica y pol¨ªtica del extranjero en la medida de lo posible.
8. Nuestro programa electoral dedic¨® especial relevancia al programa FACA, propugnando su revisi¨®n en funci¨®n de las necesidades de la defensa nacional, previo debate parlamentario, que deber¨ªa celebrarse inexcusablemente antes del 31 de diciembre de este a?o.
Nuestra propuesta en el marco de ese debate se centrar¨ªa en tres aspectos relevantes:
a) Reducir el n¨²mero de aparatos F-18A a adquirir, de 84 a 40, siempre y cuando no se alteren los precios actuales, en cuyo caso habr¨ªa que cancelarse el pedido.
b) Invertir los fondos que restan del programa en la adquisici¨®n de 80 a 100 aparatos t¨¢cticos avanzados del tipo Jaguar, francobrit¨¢nicos, de costo incomparablemente menor que los anteriores, y apto para las misiones del Mando T¨¢ctico.
c) Sentar las bases del programa de investigaci¨®n y desarrollo de un avi¨®n t¨¢ctico avanzado totalmente nacional, para la d¨¦cada de los noventa.
9. Un recient¨ªsimo informe de la Marina norteamericana, confirma punto por punto las objecciones t¨¦cnicas que reiteradamente ha venido denunciando en solitario el partido comunista: tras cinco meses de evaluaci¨®n operacional, los pilotos de pruebas informaron que no es adecuado como bombardero o como avi¨®n de ataque, recomendando su desaprobaci¨®n tras haber efectuado diversos tipos de misiones y descubrir que presentaba deficiencias en todas ellas. Sin embargo, recibi¨® el visto bueno para misiones de caza como sustituto de los F-4.
Si se consigue retrasar la firma de la carta de intenciones un solo mes, tiempo suficiente para llevar a cabo el debate parlamentario, estaremos a¨²n a tiempo de evitar este desaguisado, fruto de una pol¨ªtica, esperamos ya caduca, de hurtar los temas de la defensa nacional al debate parlamentario.
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