El ciudadano

Es una l¨¢stima que un peri¨®dico tan serio en casi todas las ¨¢reas como el suyo haga gala de una desorientaci¨®n tan notoria en lo que se refiere a los temas m¨¦dicos. S¨®lo as¨ª se entiende que puedan publicar algo tan irresponsable, sensacionalista y acr¨ªtico como el relato sobre el Ciudadano J del domingo 21 de noviembre. Cualquier asesor experto en esos temas hubiera ahorrado a ustedes y a sus fieles lectores, entre los que nos encontramos, el penoso espect¨¢culo de dicho reportaje.El Ciudadano J empieza por automedicarse irresponsablemente y por acudir a una cl¨ªnica privada donde con toda probabilidad contrae su enfermedad. El primer punto que hab¨ªa que preguntar al reportero es por qu¨¦ carga sus iras contra la Segruridad Social en lugar de dirigirlas hacia los responsables directos del desaguisado. En la misma l¨ªnea cabr¨ªa interrogarse sobre por qu¨¦ tiene que ser pagado con el dinero de todos los espa?oles algo directamente achacable al propio se?or J. y a su famosa cl¨ªnica. En todo caso, el periodista debiera saber (o haber intentado averiguar) que los distintos tratamieritos que se apuntan, adem¨¢s de estar hoy por hoy en fase experimental y ser de una eficacia muy cludosa, pueden ser aplicados en cualquier centro especializado del pa¨ªs. Por el contrario, el reportaje es una clara incitaci¨®n al cobayismo, tan criticado desde esas mismas p¨¢ginas. ?Se imagina lo que supone animar a los enfermos a estudiar publicaciones m¨¦dicas especializadas y a pedir tratamientos experimentales fuera del pa¨ªs?

Finalmente, debe destacarse por inadmisible la afirmaci¨®n de que "un enfermo de la Seguridad Social nunca, vuelve a ser un mis-

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mo hombre", frase ret¨®rica, imprecisa y falsa, propia de los apologetas del desencanto, y digna de figurar en una antolog¨ªa de los m¨¢s ac¨¦rrimos defensores de la medicina privada./ y veinte firmas m¨¢s de m¨¦dicos, todos del Hospital Cl¨ªnico de San Carlos, de la facultad de Medicina.